¡Aardman al abordaje!
En un año en que la
técnica de animación stop motion parece
resurgir de sus cenizas, algo que jamás deja de hacer realmente, los estudios
Aardman se lanzan al abordaje de la cartelera para recordarnos, como si
pudiéramos olvidarlo, que ellos son los amos del cotarro, que sus filmes están
al mismo nivel que los de Pixar en la animación por ordenador. Y eso que aún
quedan por llegar Tim Burton y los chicos de Laika Entertainment para reclamar
su sitio.
“¡Piratas!” no
solamente supone la vuelta de los estudios por la puerta grande después de
algún que otro coqueteo innecesario con la animación por ordenador, sino que
supone el regreso también de un viejo bucanero, Peter Lord, uno de sus
fundadores, que saquea todo lo que pilla a su paso.
Porque puede que estos
corsarios sucumban en ocasiones a un humor quizá algo más infantil que otros
trabajos de la factoría, y que su nivel de genialidad y madurez no alcance a
los de “Chicken Run” y, sobre todo, a esa obra maestra que fue “Wallace &
Gromit: la maldición de las verduras”, pero sí que muestra un sentido del humor
a medio camino entre el cachondeo british
de los Monty Python y la mala leche de Ricky Gervais. A Lord y su
tripulación no les tiembla el pulso a la hora de asaltar, y ridiculizar a golpe
de ironía inglesa de paso, a las costumbres locales y a figuras históricas y monárquicas, todas ellas monos ante las tropelías de estos lobos de mar en
busca de la fama. Con “¡Piratas!”, además, la Aardman pega un salto de gigante
en la factura técnica, algo que en realidad nunca les hizo falta, y se codea de
algunas cuerdas vocales imponentes y acertadísimas como las de Hugh
Grant y Martin Freeman.
Aventura trepidante y
divertidísima para toda la familia, con gags recurrentes para todas las edades,
y que vale mucho más que algunos animalitos digitales que pueblan las pantallas
en nuestros días, desborda inteligencia y sabiduría en cada fotograma. Puede
que no esté a la altura de otros trabajos de la compañía, y que a ratos el
ritmo baje un poco –se nota la ausencia de Nick Park en el producto-, pero poco
importa. Estamos ante la vuelta de uno de los buques insignia de la animación
británica. Ya sólo por eso, bien merece el pago de una entrada de cine.
A
favor: que Aardman esté de vuelta, así de simple
En
contra: algunas concesiones infantiles
Calificación: ***1/2
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