Found
footage
para el cadalso
A veces cabría
preguntarse quién es el responsable de los enormes partos de ideas en el cine
de terror moderno, cómo se nos venden filmes por todo lo alto que acaban
resultando auténticas decepciones para el espectador. Jason Blum podría ser una
de esas mentes, un señor capaz de vendernos en muchas ocasiones basura como si
fuera oro. Ahí están “La purga”, “Ouija” o “Insidious: Capítulo 3” para
demostrarlo.
“La horca” es otro
producto marca Blum. Es decir, comprado por el productor a sus creadores, lo
que le permite abaratar costes, y exhibido en grandes salas tras bombardearnos
con una campaña promocional tan atractiva que el hype puede alcanzar niveles estratosféricos. Pero además, es una de
esas producciones suyas para el olvido, de esas que se quedan en lo que
prometían más que en lo que finalmente dan.
Pocas veces un título
se ha convertido en una acertada metáfora de lo que es una película. La cinta
de Travis Cluff y Chris Lofing es una soga repleta de nudos mal atados, un
trabajo que acaba ahorcándose a sí mismo por culpa de su nefasto reparto, que
más que actores parecen adolescentes tratando de ser intérpretes, y de una
realización que hace un mal uso del found
footage como mecanismo para generar un desconcierto inconsciente en el
espectador. No son pocas las veces que cuesta seguir el rastro de sus
personajes y en qué lugar se encuentran, y a esto no ayuda nada el hecho de
usar dos cámaras y mostrar lo que ocurre en dos localizaciones distintas.
Sin embargo, lo peor de
“La horca” es su horroroso guión. No es más que un compendio de lugares comunes
e ideas ya transitadas por otras propuestas de terror. No inventa nada nuevo,
ni sabe aprovechar sus muchas fuentes. Están los típicos jóvenes sobreactuados y
protagonistas de actos ilógicos, el asesino de turno que nace de una
historia que se remonta veinte años atrás en el tiempo, momentos de silencio y
otros forzados, y alguna que otra escena bien conseguida. Pero sin gracia ni
chispa, y culminando en un acto final también manido y absurdo que busca dar inicio a una
posible franquicia y que recuerda bastante a la saga “Paranormal Activity” en
lo que a repetición de esquemas se refiere.
Lo que queda es un vano intento de teatro dentro del cine cuyos ochenta
minutos de duración se hacen eternos. No es capaz ni de generar tensión, y su
historia, incomprensiblemente, se alarga hasta el aburrimiento cuando no debió
pasar de la media hora de metraje. Es
apta, eso sí, para espectadores con poca memoria y bagaje cinéfilo, y para
todos aquellos que no se cuestionan si lo que ven es un refrito bien hilado o
no. Los demás acabarán pagando su
entrada y se darán cuenta demasiado tarde de que han sido engañados. Todos sus
responsables deberían ser enviados al cadalso.
A
favor: algún momento bien conseguido
En
contra: los actores, el guión y la realización, todo un
refrito de viejos esquemas mal hilados
Calificación *
Ni se moleste
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