miércoles, 9 de enero de 2013

LA CRÍTICA: Django Desencadenado

El Tarantino-western
“Malditos bastardos” contaba cuatro segmentos presentados por extensos diálogos que culminaban en una oda a la violencia más sanguinaria. Cuando el diálogo no funciona, lo único que queda son las armas, parecía decir Tarantino. Si en aquella el director se permitía el lujo de reescribir la Segunda Guerra Mundial convirtiendo el cine en una poderosa arma en la que las palabras no siempre son efectivas, en “Django Desencadenado” critica sin tapujos la esclavitud y el racismo a través de un guión en el que el diálogo puede tener el mismo efecto disuasorio de un revólver. Y si entonces se valía del género bélico, aquí es el western el escogido para su discurso, un género muy americano que no ha dejado de sobrevolar su filmografía.

Su nueva película no pertenece en sí a un género concreto, aunque sus créditos iniciales, precedidos del añejo logo de la Columbia, sean toda una declaración aparente de principios. Lo que Tarantino nos sirve es una mezcla de spaghetti, con Sergio Corbucci y Leone a la cabeza, de western clásico estadounidense, giallo, blaxploitation, cine de yakuzas y samuráis, thriller, cine negro, de acción… Con ella, el cineasta no hace un western al uso, sino que nos vuelve a brindar una propuesta de género única, repleta de referentes sabiamente mezclados, de un repertorio musical –desde Ennio Morricone hasta James Brown, pasando por el R&B de John Legend o el rap de Rick Ross y 2Pac- que en otras manos se antojaría anti climático, de situaciones absurdas y diálogos alargados hasta lo imposible pero amenos y agudos, que junto a su enérgico montaje hacen que los 165 minutos que dura se pasen en un suspiro.


Todo unido a un reparto histriónico entregado a la fiesta, con los cameos habituales –brillante el de Franco Nero, el Django original, pero innecesario el del director, y fugaz y desaprovechado el de Bruce Dern-, y unos secundarios como Christoph Waltz y Leonardo DiCaprio carismáticos y pasados de rosca que se comen crudo al correcto Jamie Foxx. Una fiesta que, salvo momentos puntuales, se desarrolla en un cruce de balas dialéctico que termina estallando en otro más sanguinolento y quizá algo abusivo en el uso de la cámara lenta.


Y, cómo no, bañada de un sentido del humor que, conforme avanza el metraje, puede hacerse un tanto molesto. Con ella, más de uno sentirá que Tarantino frivoliza la esclavitud con su excesivo empleo de la palabra “negro” como término peyorativo, con su imposible y explosiva mezcla de géneros, con sus crudas imágenes de una violencia explícita o con la presencia de algún personaje tan contradictorio e incómodo como el de Samuel L. Jackson. Pero lo que realmente subyace en este nuevo relato de venganza es el alegato antirracial de un tipo que hace el cine que le da la gana y como le da la gana, un hombre que ha creado un enorme rancho cuya máxima es “si no te gusta, no es mi problema”. Que se abstengan los que no comulguen con esta ley. Bienvenidos al Tarantino-western.


A favor: Tarantino sin cadenas, de nuevo haciendo lo que le da la gana
En contra: que habrá quien sólo vea un envoltorio frívolo en el tratamiento de la esclavitud

Calificación: ****1/2

2 comentarios:

Lupa Sívori dijo...

¡Hola! ¡Excelente nota! A mi la historia no me convenció tanto. La duración de la película (casi 3 horas) es su mayor defecto, hay escenas muy estiradas donde se pierde el ritmo de la historia. Esto lleva a un desbalance en el ritmo, que no se mantiene adecuado durante toda la cinta.

Lo mejor para mi es el rol de Leo Di Caprio. Su papel de villano está maravilloso, y uno llega a amar odiarlo (el hecho que no lo hayan nominado por esta actuación es una gran decepción).

Escribí mi crítica completo de la película, te invito a que te des una vuelta para comentarla y opinar.

Link: http://on.fb.me/SQ0lVS



Un saludo grande

Luciano // https://www.facebook.com/sivoriluciano

manipulador de alimentos dijo...

Una decepción, no me esperaba un clásico pero sí una película más divertida. Apenas aparecen esos diálogos crujientes marca de la casa, y como siempre, qué pena que sus pelis estén tan vacías. ¿Cuándo encontrará messieur Tarantino algo para lo que tan bien sabe hacer: contar? Un saludo!

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