La
comedia terapéutica buenrollera
Para
quienes piensen que David O.Russell se vendió en 2009 con “The Fighter” a los
hermanos Weinstein, “Silver Linings Playbook” viene a demostrar que su
intención era asentar su marciana manera de concebir el cine en la gran
industria, gestar productos con grandes nombres para llegar a grandes masas,
pero siguiendo con sus ansias melómanas, sus personajes a medio camino entre la
bipolaridad y el abismo existencial, y su frenético y a veces excesivo sentido
del montaje, algo que puede hacer que la propuesta se agote a sí misma, y la
puesta en escena.
“Silver
Linings Playbook” viene a ser algo así como la más O.Russell dentro de su nueva
etapa. Un film capaz de aunar las excentricidades del autor de “Extrañas
coincidencias” con la madurez narrativa de premios de su anterior película. Y
es, a la vez, la constatación definitiva, por si a alguien le quedaba alguna
duda, de que el cineasta es un excelso guionista, capaz de poner auténticas
perlas en las cuerdas vocales de sus protagonistas, de hacer pasar sus abultadas
dos horas de metraje en un suspiro a golpe de afilados diálogos.
Lo
que pretende ahora el director es, con acierto, subvertir la comedia romántica
de toda la vida y fusionarla con la tragicomedia, de hacer un film positivo que
habla de las relaciones paterno filiales y de la incomunicación entre iguales,
todo a través de unos personajes al borde de la psicosis encarnados por unos
actores con una química de lo más extraña. Aquí es donde descubrimos al O.
Russell director de actores, pues todos están soberbios en sus papeles, desde los
alocados y magníficos Jennifer Lawrence y Bradley Cooper hasta el recuperado
Robert De Niro, que por fin abandona sus molestos tics de filmes recientes y
nos brinda una interpretación de peso, muy a la altura de lo que es su propia
leyenda.
Pero
si tienes un guión perfecto, haces gala de un sentido del ritmo esquizofrénico
y dinámico, si posees actores de primera fila, ¿qué puede fallar en una
película así? Pues que, inevitablemente, en su media hora final sucumbe a los
convencionalismos del género y exhibe una amalgama de buenas intenciones y un
buen rollo que no están a la altura de la excelente y enajenada comedia
familiar psicopática y terapéutica que esgrime durante el resto del metraje. Es
el precio que debe de pagar su creador para entrar en la liga de los grandes.
Y, pese a esto, su concepto de comedia romántica es muy superior a la media
habitual de lo que nos llega del otro lado del charco.
A favor:
su reparto al completo y su agudo guión
En contra:
que finalmente se rinde ante los convencionalismos de la comedia romántica y
las buenas intenciones
Calificación:
****
2 comentarios:
Muy de acuerdo contigo: en la parte final la trama hace algunas chapuzas para encajar en el happy ending hollywoodiense, algo que dista mucho de los deliciosos momentos que regala la pareja protagonista. Cooper y Lawrence chorrean química por los costados.
Pat: "And he does, he does, he survives the war after getting blown up. He survives it and he escapes to Switzerland with Catherine. You think he ends it there? No! She dies, dad! I mean, the world's hard enough as it is, guys. Can't someone say, hey let's be positive? Let's have a good ending to the story?
Creo que esta línea explica sobremanera la decisión que tomo O'Russell para desarrollar los últimos 30 minutos. Fue un 'error' intencional de O'Russell que como bien dices es un terrible maestro del guión y pronto estará en la lista de los grandes directores.
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