El amor no es para siempre
El amor duele. Comienza
como una ilusión, con un desbordante optimismo, pero acaba con carencias de
afecto y comprensión por parte de ambas partes. Quién le iba a decir a Cindy y
Dean que aquel amor a primera vista que parecía que iba a durar para siempre,
que se sobrepuso a un embarazo no deseado y a las iras de un ex, se tornaría
cada vez más amargo conforme fueran pasando los años, cuando el paso del tiempo
pusiera las cosas en su sitio.
Parece acertado hablar
en San Valentín de un film como este, pero como reza su título, debe hacerse
desde una desoladora tristeza. Porque el motivo es que, con dos años de
rechazo, por fin llega a la cartelera española, aunque sea de manera
minoritaria. Y como suele ocurrir con las cintas que tardan en estrenarse en
nuestro país, o que directamente no llegan a hacerlo, estamos ante una de las
joyas de los últimos años.
Es imposible no
reconocerse en la pareja protagonista de “Blue Valentine”. Su retrato del amor,
del inexorable paso del tiempo y de su caducidad, es sincero, brutal y directo.
Sin sucumbir al melodrama, sin abusos artísticos y estilísticos, con un marcado
e inconfundible tono indie. Su
realizador, el documentalista Derek Cianfrance, sólo necesita montar la
historia intercalando el presente y el pasado. En una habitación del futuro,
ayudado de un portentoso guión, el director echa un vistazo al feliz pasado,
cuando todo comenzó con optimismo, para arrojar luz acerca de cómo se ha
acabado en un presente tan triste y frío, donde imperan los tonos azulados. Cada
acto feliz del entonces choca con un pasaje infeliz del ahora, y viceversa, en
la crónica de la muerte anunciada de una relación que tiene el mejor reflejo
del futuro en los padres de la protagonista femenina.
Y, por supuesto, se
vale de dos soberbios actores como Michelle Williams y Ryan Gosling, entregados
a sus personajes -físicamente, su cambio es espectacular- y dotados de una química salvaje que casi traspasa la
pantalla. Suyo es buena parte del mérito de que esta película perdure en la
memoria tras su visionado, de que no pare de hablarse de ella después de más de
dos años desde su estreno, incluso antes de ser nominada al Oscar a mejor
actriz protagonista. Suyo y de un director y guionista que ha hecho uno de los
retratos más realistas, románticos y a la vez crudos del amor y sus distintas
fases, de lo fácil que se puede transformar en desprecio, repulsión y odio. Una
propuesta para degustar en este día tan señalado. Con dos años de retraso o
cuando se tercie. Nada es para siempre, salvo esta gran película.
A
favor: su montaje, su guión, sus dos actores
protagonistas y su crudo retrato sobre el amor
En
contra: ¿dos años en llegar a nuestras salas?
Calificación: ****
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