Cicatrizando heridas
Todo comienza con un
fundido en negro y unas voces de fondo que inundan la pantalla. Son las
grabaciones de las llamadas a los servicios de emergencia durante el 11-S, el
día en que todo cambió. Una patria cuyo orgullo se vio aplastado, pisoteado. Lo
sobrecogedor de este momento son las voces, es esto lo que sacude al
espectador. Pero su tratamiento, ese fundido en negro, es de una frialdad
remarcable, manteniendo una distancia emocional con lo que se oye.
Así podría resumirse,
en pocas palabras, lo que provoca el visionado de “Zero Dark Thirty”. Una cinta
contundente pero sólo por lo que en ella se muestra, no por cómo se muestra. La
película relata, con un ojo clínico, casi documental, los diez años que duró la
cacería de Osama Bin Laden con el mismo rigor que el mejor de los periodistas
documentalistas.
No hay juicios morales
ni un posicionamiento claro. La historia habla por sí sola, y la dirección de
Kathryn Bigelow es sobria, calculada y precisa, incluso políticamente correcta
dirían algunos. Los mismos a los que su desarrollo distante y mecánico puede
resultarles incómodo. Su estructura episódica remite más a un gigantesco manual
de instrucciones, y quienes esperen un drama hollywoodiense saldrán, en este
sentido, defraudados. Pero los que la entiendan como un thriller, sin más, se
sentirán bien satisfechos. Un thriller que, amén de un tramo final que pierde
algo de gas, consigue mantener el interés y la tensión durante los 150 minutos
de su metraje, pero que tiene la misma fecha de caducidad que el “Fahrenheit
9/11” de Michael Moore. Y solamente alguien como Bigelow podía abordar esta
historia sin caer en sentimentalismos patrióticos baratos y sin que el conjunto
pierda un ápice de emoción.
Ni siquiera importa si
el gran hombre está vivo o muerto, ni si finalmente a quien capturan es Bin
Laden o no. Queda a la libre elección del espectador creer en teorías de la
conspiración, creer o no lo que en ella se cuenta. El film se mantiene en un
margen constantemente, de manera ambigua. Lo importante aquí es el proceso y
cómo la cacería se convierte en algo personal, en una obsesión que trae de
cabeza a su dura protagonista. Jessica Chastain está pletórica como esa especie
de Claire Danes cinematográfica de la televisiva “Homeland”. Un personaje
comedido y tenaz, aparentemente carente de emociones, pero de mirada frágil y a
la vez desafiante, que solamente puede permitirse soltar una lágrima cuando obsesión
que da sentido a su vida acaba.
“En tierra hostil”, muy
inferior a la que nos ocupa, sirvió solamente para que Bigelow se hiciera un
hueco en Hollywood. Ésta es SU PELÍCULA. Y si aquella retrataba a un auténtico
yonqui de la guerra, “Zero Dark Thirty” nos sirve a un personaje obsesionado
por un ideal, un ego malherido que es en realidad el de todo un país. Una
brecha que se abre más y más con cada día que pasa sin capturar al objetivo
número uno, y que solamente se cerrará el día que alguien diga que dicho
objetivo ha caído. Aunque ello implique levantar ampollas plasmando las
torturas de la CIA mientras en la televisión Obama dice que América no aprueba
estos métodos para obtener información, ni lo hará nunca. Al final, lo que prima
es cicatrizar heridas, cueste lo que cueste.
A
favor: su extremo rigor, Jessica Chastain y lo bien que
funciona como thriller
En
contra: su desarrollo mecánico y que tiene fecha de
caducidad
Calificación: ****1/2
2 comentarios:
'La noche más oscura' me ha dejado desconcertado. La peli se ve bien pero tras todo lo escuchado resulta decepcionante, dubitativa, irreal? Bigelow nos pretende convencer de un acontecimiento, basado en una gran mentira, de primera con una historia de tercer orden. Van a intentar borrar 'la gran mentira americana', con una mera demostración de fe sobre una cuestión de suerte, de meras estadísticas? Un saludo!
Yo la he entendido más como un thriller que como un film que pretende ser fiel a los hechos. De hecho su gestación comenzó poco después de The Hurt Locker, el anterior film de Bigelow, dos años antes de que se diera supuesta caza a Bin Laden. Por eso, lo trato como un thriller de suspense en el que queda a la imaginación del espectador decidir qué es cierto y qué no, y de hecho el film no se posiciona al respecto. En ese sentido, bravo. Lo demás, si es una gran mentira o no, me es indiferente, al menos a mí. No creo que la película intente vendernos gato por liebre, o de ser así se habría posicionado más rotundamente.
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