Hace
un tiempo leí en algún sitio, o alguien me comentó, que Jesús Franco era algo
así como el Roger Corman patrio, un cineasta situado a las afueras del sistema,
al margen de los grandes títulos de serie A, que hizo lo que le dio la gana
cuando le dio la gana. Y no les faltaba razón, muchas son las semejanzas entre
ambos, a excepción de que en España no existe un concepto fuerte de industria
cinematográfica como tal, y de que la serie B española está mucho más denostada
que la americana, aunque casi al mismo nivel que la serie A española.
¿Se puede resumir la
carrera de Jess Franco? Sería imposible, pues en poco más de medio siglo rodó
más de dos centenares de filmes, a razón de más de una película por año desde
1957. Fue escritor de novelas policiacas, director de fotografía, actor, se
licenció en Derecho, estudió piano y fue compositor de cine, trabajó como
ayudante de dirección de cineastas como Juan Antonio Bardem o Luis García
Berlanga, pero no debutó en el cine hasta finales de los 50, alcanzando su
primer gran éxito en 1962 con “Gritos en la noche”, y a nivel internacional con
la aclamada “Necronomicón” en 1967.
Trabajó a las órdenes
de Orson Welles, tanto en “Campanadas a medianoche” como en sus proyectos
inacabados en nuestro país, dirigió a actores como Christopher Lee, Klaus Kinski,
Fernando Fernán Gómez, Santiago Segura o Lina Romay. No obstante, pese a su
triunfo puntual a nivel internacional en diversas ocasiones, la crítica y el
público rechazaron su trabajo, por lo que se refugió en el cine de bajísimo
presupuesto, llegando a lanzar hasta siete títulos por año, la mayoría de ellos
bajo pseudónimos para evitar saturar el mercado cinematográfico.
Cultivó todos los
géneros habidos y por haber, incluso coqueteó con el cine X, calificación que
recibieron muchos de sus trabajos a nivel internacional, y fue un abanderado
del fantaterror español durante generaciones. A mediados de los 90 volvió a
entrar por la puerta grande con “Killer Barbys”, a partir de la cual se
reivindicó su obra, ya por entonces en claro declive, llegando a recibir un
homenaje en Nueva York, donde recibió premios de la mano del mismísimo Roger
Corman. Aún así, el año pasado realizó cuatro cintas, demostrando que aún le quedaba
cuerda para rato en esto del cine entretenimiento de bajo presupuesto.
En 2009, la Academia de
Cine Española le concedió el Goya de Honor a toda su filmografía, algo ante lo
que se mostró agradecido y estupefacto. Tío Jess nos ha dejado a los 82 años de
edad, tras haber sido encontrado su cuerpo en Málaga esta misma mañana. Ahora,
más que nunca, su espectacular carrera merece una revisión, aunque para ello
haya que invertir miles de minutos en ver pelis. Descanse en paz, maestro.
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