Fue
una figura patriarcal de la nueva generación del cine español, profesor en la
Escuela de Cine de Directores de talentos como Iván Zulueta, José Luis Cuerda o
Juan Antonio Bayona, que han mostrado sus condolencias ante su pérdida.
Apasionado por el séptimo arte, José Luis Borau comenzó en los años 50 a
publicar artículos sobre cine y críticas en el periódico "El Heraldo de
Aragón". Y pronto comprendió que, para hacer una película, necesitaba
sacarle adelante él solo. Así que en 1967 fundó su propia productora.
"No creo
que haya un oficio mejor que el de hacer una película". Esta enorme pasión
la demostró en sus posteriores trabajos como cineasta. También excepcional
guionista de muchos de sus trabajos, nos trajo "Furtivos", "La
Sabina", "Tata mía", "Niño nadie" y "Leo",
que le valió el Goya a mejor director en 2001. Una carrera corta, de tan sólo
diez filmes, con largos periodos de tiempo entre película y película, pues como
él mismo aseguraba, necesitaba producir varios trabajos de otros para
recuperarse de su último trabajo y poder producir el siguiente.
Una carrera que
muchos se aventuraron durante años a tachar de irregular, pero que con los años
ha pasado a ocupar el lugar que merece. Una filmografía innovadora para su
época, muy preocupada por los personajes, los diálogos, el montaje, la
escenografía visual sorprendente... Fue, además, académico de la RAE, ocupando
el puesto de otro grande, Fernando Fernán Gómez.
José Luis Borau nos ha dejado a la edad de 83 años con el respeto de
varias generaciones posteriores a las que sirvió de maestro. Nos abandona el
que quizá haya sido el mejor presente de la Academia de nuestro cine. Aquel que
alzaba las manos blancas en los Goya criticando el terrorismo y pronunciado
unas emotivas palabras: "Ningún hombre puede matar a otro". Yo aún
sigo emocionándome cuando lo veo. Gracias, maestro, y descanse en paz.
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