Comienza
la cuenta atrás a los Oscar, que se estregan el domingo de madrugada, o ya
lunes, si prefieren. Y para amenizar la espera, aquí va el análisis de las
principales categorías. Quién tiene más posibilidades, quién falta, quién sobra…
Es mi valoración personal, y de aquí sale mi quiniela. Para quien no le
convenza, recuerden que aún se puede votar a sus favoritos en el siguiente
enlace. Que gane el mejor. El mejor para la Academia, claro está.
MEJOR ACTOR DE REPARTO: Duelo de
titanes
Es de las pocas
categorías interpretativas de este año en las que hay claro favorito. Y todo
desde que la Academia tuvo la inteligente idea de ignorar a Albert Brooks, el
actor que iba a la cabeza en la carrera de premios. No es que su interpretación
en Drive sea de esas que crean escuela, pero supuso un cambio de registro tan
brutal con respecto a sus trabajos anteriores que sorprendió a propios y
extraños.
Poco a poco, un icono
del celuloide fue ganando terreno, y la ausencia de Brooks le ha hecho
postularse como gran favorito en esta categoría. Hablo, cómo no, de Christopher
Plummer, que con casi 200 títulos en su extensa filmografía, se encuentra ante
su segunda nominación al Oscar tras la de 2010 por “La última estación”. De
dárselo, la Academia ajustaría las cuentas con uno de los grandes actores
clásicos vivos. Se ha hecho con el Globo de Oro, el BAFTA y la máxima eminencia
en cuanto a premios de interpretación se refiere, el del Sindicato de Actores,
una de las más fiables antesalas de los Oscar. Y, encima, una quincena de
premios de la crítica por su papel de padre que revela en su vejez su
homosexualidad y su cáncer terminal a su hijo en "Beginners".
Pero no lo tiene todo
tan fácil. El único que puede hacerle frente es otro veterano de peso.
Precisamente por su importancia para el cine, y por su práctica total ausencia
durante la carrera a los Oscar, no podríamos asegurar que Max Von Sydow no
tenga opciones, por mucho que “Tan fuerte, tan cerca” haya sido insertada con
calzador en las nominaciones este año. Mucho relleno, sí, pero en el caso de
este gigantesco actor sueco, el relleno pocas veces ha tenido tanta relevancia.
Y es que con Plummer le une el hecho de tener en su haber el mismo número de
nominaciones al Oscar, y ninguna estatuilla. La última fue como actor en 1989
por “Pelle, el conquistador”, así que con él también se haría justicia.
No es el único titán en
este duelo. Nick Nolte ha entrado contra todo pronóstico por “Warrior”, y pese
a contar con mayor número de nominaciones –tres con la actual, contando mejor
actor por “El príncipe de las mareas” y “Aflicción”-, tampoco tiene un Oscar,
posiblemente debido a su mala imagen pública y su turbulenta vida de arrestos y
alcohol. También ha estado bastante ausente durante la carrera a los Oscar,
pero sí que se ha llevado un premio de la crítica por su interpretación.
En medio de tanto titán
aparece Kenneth Branagh, quien no obstante ha estado más presente en la carrera
de premios, si bien no ha ganado ningún galardón por recrear al también titán
sir Laurence Olivier en “Mi semana con Marilyn”. No tiene ningún Oscar, pero es
de los presentes el más prolífico, pues ha sido nominado no sólo como actor con
anterioridad, sino también como director y guionista. Y es que su encarnación
del mítico actor del método es prácticamente perfecta, y esto le haría digno
merecedor de la estatuilla. Sería justo que se lo llevara, especialmente si
tenemos en cuenta que con los años ha ganado en madurez interpretativa (véase
la estupenda serie “Wallander”).
Por último, un actor
que antes era un titán, por sus dimensiones, pero que ahora sorprende por su
pérdida de peso. Jonah Hill se estrena en los Oscar con un papel con el que no
se luce demasiado. Sinceramente, su nominación por “Moneyball” no se la cree ni él mismo, y de llevárselo
entraría a formar parte de la lista de menciones injustas de la historia. Por
el bien de todos, y especialmente de los académicos, que lo gane el mejor. Y todos sabemos que no es Jonah Hill.
MEJOR ACTRIZ DE REPARTO: La criada
contra las señoras
Aquí no hay tanto titán
disputándose el galardón, y una actriz acapara todas las miradas. Pero antes
nos convendría descartar a las demás, y antes incluso necesito mencionar a las
olvidadas. Porque en la lista se echa de menos más actrices de peso, como
Vanessa Redgrave, Carey Mulligan o, sobre todo, Shailene Woodley, que ha visto
cómo su portentoso trabajo en “Los descendientes” se ha quedado
inexplicablemente fuera de la disputa por el Oscar.
Hasta hace poco quedaba
la duda de si Bérénice Bejo merecía más figurar como secundaria o como
protagonista. Finalmente ha sido como lo primero, y razones no le faltan para
ello. La Bejo, que debuta en los Oscar, irradia alegría y desparpajo en “The
Artist”, enamorando al espectador desde su primera aparición, tanto que ha
ganado dos premios de la crítica. Pero tiene un gran hándicap, y se llama Jean
Dujardin. El alma de la película muda de la temporada es este enorme actor
francés que fagocita a sus compañeros de reparto, incluida la Bejo. Dujardin la
eclipsa pese a los méritos que hace la actriz, y de ganarlo sería una auténtica
sorpresa. Agradable, pero sorprendente.
A Melissa McCarthy le
ocurre un poco como a Jonah Hill. Su nominación por “La boda de mi mejor amiga”
no se la cree ni ella, y le han dado una publicidad que jamás alcanzaré a
entender. Es una de las mujeres del momento, y no lo entiendo, pues el alma de
la película es Kristen Wiig, que ha sabido combinar comedia y drama con una
versatilidad que ya desearan para sí algunas de las más sobrevaloradas actrices
de Hollywood. Pero no está nominada, y McCarthy no es la mejor representante de
la película, aunque haya ganado cuatro premios de la crítica.
A Janet McTeer le ha
llegado el momento de ser reconocida como merece. Poco más de 25 años de carrera
en televisión y cine como secundaria se han visto recompensados con su
nominación al Oscar por interpretar a una convincente mujer que finge ser un
hombre en “Albert Nobbs”. Resulta tan convincente su caracterización que
incluso eclipsa a la protagonista, Glenn Close. Pero pese a sus dos premios de
la crítica, le falta la fuerza que sí tienen las dos compañeras que nos quedan,
todo unido a una infructuosa nominación en el año 2000 por “Tumbleweeds”.
Porque nadie puede
discutir que 2011 ha sido el año de esa fabulosa actriz llamada Jessica
Chastain. Ha estrenado tantas películas que en la mayoría de premios de la
crítica han tenido que concedérselo por varios de sus trabajos. “Take Shelter”,
“Coriolanus”, “El árbol de la vida” o “La deuda” son algunos buenos ejemplos de
su magnetismo frente a la cámara, pero ha sido por “Criadas y señoras” por la
que finalmente ha resultado nominada al Oscar. Y es que debía estar nominada
tanto como George Clooney en la categoría de actor o como Scorsese como director.
En total ha ganado más que ninguna de sus compañeras de categoría, casi más de
30 premios, pero ahí radica su principal inconveniente. Sus interpretaciones y
méritos han quedado tan repartidos que la Academia puede dudar si dárselo por
el film de Tate Taylor o no, pues al fin y al cabo lo merece por cualquiera de
las cintas que estrenó en 2011.
Llegados a este punto,
la que más fuerza tiene es, indudablemente, Octavia Spencer. “Criadas y
señoras” es una película de actrices, y sobre todas sus compañeras de reparto,
es la Spencer la que se lleva el gato al agua, la que perdura en la memoria. Y
aunque ha tenido que compartir algunos de los premios de la crítica con la
Chastain, suyos y sólo suyos son el BAFTA, el Globo de Oro y el ansiado premio
del Sindicato de Actores, la antesala perfecta de los Oscar. Es su primera
nominación al Oscar, pero tiene más opciones que ninguna.
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