sábado, 7 de octubre de 2017

LA CRÍTICA. Blade Runner 2049

Ángeles en el paraíso
“Blade Runner” siempre ha sido lo que el tiempo ha hecho de ella. De su leyenda más que del film en sí mismo. Una indiscutible joya, por supuesto, pero beneficiada por el paso de los años, por las múltiples relecturas y versiones, por los oníricos unicornios capaces de cambiar todo su significado, y porque por aquella época no se había visto nada igual. Bien contada, pero con una trama de lo más simple.

Su esperada secuela no puede beneficiarse de ese factor temporal. Muchas lágrimas bajo la lluvia se han derramado desde el estreno de su predecesora, demasiadas odiseas científico-tecnológicas hemos disfrutado –o padecido-, muchas de ellas deudoras de la obra maestra de Ridley Scott. La nueva entrega no puede aspirar a sorprender en ese sentido, y aún tiene mucho camino que recorrer para ganarse el título de clásico del séptimo arte.

Sin embargo, “Blade Runner 2049” logra algo que es casi imposible. Consigue durante su abultado metraje –quizá demasiado abultado, todo hay que decirlo- no caer en el ridículo, no palidecer frente a su referente, lo cual era su mayor desafío. Porque esta película no es más que una expansión del universo creado por Philip K. Dick e inmortalizado por el talento de sus adaptadores cinematográficos, una propuesta en un proceso evolutivo tan claro y lógico como el de sus replicantes, o como el de la evocadora banda sonora de Hans Zimmer y Benjamin Wallfisch, una extensión del score de Vangelis.


Lo demás, pues una trama de lo más sencilla servida con aparente complejidad, estética cyberpunk tuneada por la mano maestra de Roger Deakins, y el saber hacer de un cineasta con tanto pulso narrativo como Denis Villeneuve, que hace primar el ritmo pausado sobre el espectáculo, pero con el suficiente nervio como para no caer en el hastío. Un Villeneuve pasado por el filtro comercial –su guión tan masticado es quizá el precio que ha tenido que pagar en el salto-, que no imita esquemas, haciendo suyo este vasto universo creativo.


Y es que no se puede replicar una joya. Sería un tremendo error. Pese a las facilonas decisiones e inevitables huecos argumentales, “Blade Runner” es un entidad propia capaz de sobrevivir por sí misma, independiente de sus progenitores, y una nueva ocasión para explorar lo que nos hace humanos, que no es más que la capacidad de decidir. De manera extendida, expandida, en pleno proceso evolutivo. Un nuevo ángel en el paraíso con el que deleitarnos.

A favor: Villeneuve haciendo suyo el universo “Blade Runner”, la fotografía y su capacidad para evolucionar y tener entidad propia
En contra: su exceso de metraje y el filtro comercial de su director

Calificación ****
No se la pierda

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