lunes, 16 de diciembre de 2013

En paz descansen... Peter O'Toole (1932-2013) y Joan Fontaine (1917-2013)

Domingo negro para el séptimo arte. Nos han dejado dos estrellas clásicas, dos intérpretes excelentes. Mrs. De Winter y Mr. Chips. La ninfa constante y El león del invierno. Meg Lawrence y Lawrence de Arabia. Ayer fallecían Peter O’Toole y Joan Fontaine a los 81 y 96 años de edad, dejando un legado de casi un centenar de trabajos en la pequeña y la gran pantalla.

Mientras los orígenes de Fontaine son claros, como hija de la también actriz Lillian Fontaine y un abogado que trabajaba en ese momento en Japón, lugar donde nació la actriz, los de O’Toole siempre han generado controversia, incluso en su autobiografía. Existen certificados de nacimientos expedidos en dos fechas distintas y dos lugares distintos de Irlanda e Inglaterra.

Y pese a sus orígenes y comienzos distintos –los dos, eso sí, eran de origen británico-, los dos confesaron desde muy jóvenes que sentían una enorme vocación por la interpretación. Y hasta en eso, hubo diferencias. Peter O’Toole se forjó en la Academia Real de Arte Dramático, junto a otros actorazos como Alan Bates o Albert Finney. Joan Fontaine, por su parte, comenzó en la interpretación siguiendo los pasos de su hermana Olivia de Havilland, con la que existió siempre una rivalidad manifiesta.

Los dos hicieron sus pinitos en los escenarios antes de debutar ante la pantalla, O’Toole en televisión y Fontaine en el film “No más mujeres”.  Fontaine trabajó a las órdenes de directores como George Stevens (“Olivia”, “Señorita en desgracia”) y George Cukor (“Mujeres”) en una docena de filmes antes de saltar a la fama, mientras que O’Toole apenas sumaba cinco títulos a las órdenes de Nicholas Ray (“Los dientes del diablo”) y John Guillermin (“El robo al banco de Inglaterra”) cuando le llegó el papel que lanzaría su carrera al estrellato.

La primera lo consiguió a las órdenes de Hitchcock en una obra maestra, “Rebeca”, por la que no obtuvo el Oscar que sí arrebataría a su propia hermana justo un año después a las órdenes también de Hitchcock en “Sospecha”, lo que acrecentaría la enemistad entre las hermanas. O’Toole, en cambio, jamás llegó a ganar la estatuilla, pero sí estuvo nominado en 8 ocasiones, la primera por el papel que le dio la fama, el de T.E. Lawrence, más conocido como “Lawrence de Arabia”.

La carrera de Joan Fontaine continuó en ascenso durante toda la década de los 40, apareciendo en películas como “La ninfa constante”, “Alma rebelde”, “El vals del emperador”, “Nacida para el mal” o “Ivanhoe”. Sin embargo, su carrera a partir de los años 50 se fue apagando y se refugió en la televisión y el teatro. En el primer campo apareció en “Vacaciones en el mar”, “La hora de Alfred Hitchcock”, “Hotel” o “Vidas cruzadas”, y en teatro volvió a triunfar junto a Anthony Perkins en “Tea and Sympathy” y “El león en invierno”, papel que O’Toole interpretó en la gran pantalla. Su última película fue “Las brujas” en 1966, y su última aparición en la pequeña pantalla en 1994.

Tras “Lawrence de Arabia”, O’Toole consiguió no dejar de trabajar ni en sus últimos días. Trabajó en “Jord Jim”, “¿Qué tal, Pussycat?”, “La Biblia”, “La noche de los generales”, “Adiós, Mr. Chips”, “Amanecer Zulú”, “Calígula”, “El último emperador” y “El hotel de los fantasmas”. Durante los 90 se prodigó poco en el cine y volvió a la televisión y el teatro, hasta que en 2004 vivió su renacer cinematográfico gracias a “Troya”, a la que siguieron “Venus” –su última nominación al Oscar-, “Ratatouille” o “Stardust”. Tenía un proyecto ya completado y otro anunciado para 2014, a pesar de su anunciado retiro en 2012, y se hizo en toda su carrera con tres Globos de Oro, un Oscar honorífico, un Emmy, un BAFTA y 4 David di Donatello.

Los dos usaron nombres artísticos, uno suponía la meticulosidad y la interiorización en la preparación e sus personajes, la otra era puro magnetismo natural ante la cámara, una mirada cautivadora a la que la fotografía de la época ayudaba a ser aún más atractiva. Uno era un lord, la otra una auténtica dama. Ella ya triunfaba cuando él era solamente un niño. Los dos nos dejan por causas naturales, y encarnaban el clasicismo de un tipo de cine que ya no volverá. Dos maestros. Descansen en paz.

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