El formato maldito
Paco Plaza lo sabía, y
lo dejó bien claro en la excelente “[·REC]3”:
el found footage, usado tanto como
excusa argumental como excusa formal, cansa, da ya síntomas de cansancio. Tanto
es así que la tercera entrega de una franquicia que hizo del “grábalo todo, por
tu puta madre” su grito de guerra, acabó dándole una patada –literalmente- a la
cámara y abrazando inteligentemente el cine convencional. Porque la grabación
casera cámara en mano, buque insignia de innumerables propuestas de terror y
ciencia-ficción desde que la bruja de Blair atemorizara a medio mundo, es ya
más un reclamo comercial sobreexplotado que una virtud artística.
Me gustaría decir que “V/H/S”
viene a contradecir esta apreciación personal, pero no es así. Cuando un guión
es tan endeble que necesita constantemente justificar la grabación casera con
una o varias cámaras en los momentos fundamentales, el conjunto pierde
credibilidad. Y, cómo no, cuando la realización mediante este formato obliga a
los ya molestos y excesivos movimientos eclécticos de la cámara, ya se pasa de
la falta de credibilidad a la ausencia de originalidad, a una peligrosa
sensación de déjà vu que no te
abandona si tienes reparos ante el mockumentary
casero.
Afortunadamente, la
novedad en este caso, y esto es un acierto, es el formato doméstico elegido
para la propuesta. El VHS está presente durante toda la cinta, y sus
responsables consiguen que, en plena era digital, a uno se le despierte cierta
nostalgia ante la falta de resolución, de brillo y color, ante el tracking,
ante los saltos de aquellas viejas grabaciones caseras a las que el tiempo
acababa por pasar factura. El formato
consigue suplir, en parte, todos los inconvenientes que presenta el dichoso found footage.
Pero incluso este
acierto puede desbarrar en malas manos, y es lo que ocurre en “V/H/S”. La
película es un homenaje al fantástico, a los cuentos de fantasmas, casas
encantadas, vampiros, muertos vivientes, al slasher
campestre y demás clichés y criaturas de Halloween, pero un homenaje que se
queda en intento. Todo por culpa de su condición de pretenciosa antología del
terror, compuesta por cinco historias más una que sirve de hilo argumental, a cada
cual más rocambolesca e inverosímil.
Y es que el gran
problema de manejar varios cortos al estilo “Creepshow” o “Historias de la
cripta” es que se corre el riesgo de que no todos tengan el mismo poderío, y
desgraciadamente en esta ocasión ninguno pasa del notable. Por comparación, eso
sí, merece la pena destacar la primera, por su formidable criatura y su buen
manejo de la tensión, y la última, un divertimento con unos excelentes efectos
especiales. ¿Las demás? De poco interés pese a sus buenas ideas, muy mal
aprovechadas, repletas de agujeros de guión y buscando más bien la sorpresa
final. Por suerte, todas ellas duran poco, así que ninguna llegará a
atragantárseles del todo.
A
favor: el formato VHS en sí, y la primera y última
historia
En
contra: el found
footage ya empieza a cansar, y no todas las historias tienen el mismo
potencial
Calificación: **1/2
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