Hace
unos días me enteré de que una compañera de instituto –ya voy rozando la
treintena, así que imaginen cuánto ha llovido-, Maraya Medina Roque, ha
realizado un corto documental, un homenaje a la danza oriental y a Shokry
Mohamed, primer profesor de danza oriental en España. Absolutamente
multidisciplinar, Maraya ha trasladado su pasión por el baile –practicó ballet
clásico y danza contemporánea- a esta pequeña pieza en la que recoge
testimonios de profesionales, profesores y alumnos, en un trabajo que ha sido
presentado en el programa Cámara Abierta 2.0 de TVE. Gracias a ella podemos
disfrutar ahora de esta pequeña joya, y quienes estén interesados en saber más
tienen su cuenta de Twitter y este enlace, en el
que recoge en forma de pequeño artículo el proceso de creación del
cortometraje. A continuación del corto, una mini-crítica.
CRÍTICA
La
danza universal
Win Wenders conseguía
con la reciente “Pina” transmitir mediante un tributo estético y hermoso el
arte de la coreógrafa alemana, produciendo fascinación ante su obra y su
legado. Pero, más importante aún, lograba convertir la danza en una forma de
lenguaje universal, en una disciplina artística asequible a todos aquellos que,
como un servidor, somos auténticos ignorantes en la materia.
Con “Raks Sharky”,
Maraya Medina Roque parece seguir los pasos de Wenders, aunque sin sucumbir a
la tridimensionalidad en el intento, con medios más artesanales a su alcance.
En sus poco más de veinte minutos, el cortometraje se propone a contagiar el
espíritu que encierra y la fascinación que despierta la danza oriental, centrando
su estudio en la figura de Shokry Mohamed, el primer profesor de danza oriental
en España, llenando el documental de los testimonios y enseñanzas de quienes se
han visto influenciados por el maestro de origen egipcio. Coreógrafos,
bailarines, alumnos,… todos aportan su grano de arena en un fresco que muestra
acertadamente, y sin efectismos, la mezcla de expresión corporal que implica la
danza con los simbolismos de la cultura oriental.

“Raks Sharky”, además,
apuesta por realizar ya no sólo un homenaje a la disciplina en sí, sino que su
mira está puesta también en romper barreras culturales y en retratarla como una
herramienta de búsqueda de la identidad personal. Y es una lástima que no dure
más, que se vea encorsetada por su propia condición de corto y por sus
limitaciones técnicas. Porque en ella hay potencial, y su moraleja es tan
universal que lo que sorprende de ella es que haya sido de ser tan elocuente
con tan poco. Y con poco me refiero al metraje.
A
favor: que consiga despertar el interés por la danza
oriental en tan poco tiempo
En
contra: que no dure más