Saw VII 3D *1/2
El capítulo ¿final?
Que “Saw”, pese a las virtudes de su secuela más inmediata, jamás debió pasar de la tramposa pero sorprendente primera entrega, es un hecho. Que Kevin Greutert ha dirigido los dos episodios más telefílmicos de la franquicia, es otro hecho. Y que “Saw VII”, pese a contar con el (falso) reclamo del 3D, ofrece más de lo mismo sin mayor sorpresa que comprobar si saldrá Tobin Bell o no –tranquilos, que sí hace un cameo-, es un hecho incuestionable.
Agotada la fórmula, lo que Kevin Greutert intenta en este presumible epílogo –debería usar comillas para referirme a epílogo, pues en vista de su previsible final, que no desvelaré, bien podrían seguir estirando el chicle de manera interminable- es encajar todas las piezas del puzle que dejaban entregas anteriores. Y no hay más. Lo demás es repetitivo, vacío. Las trampas ofrecen nuevamente una muestra de charcutería barata, no apta para todos los estómagos, mientras la trama principal cojea, al igual que el ausente guión. Pero en ese sentido, la saga se mantiene fiel a sí misma. Cada vez parece más una mala película de sobremesa, pero sigue alimentando el morbo por el gore de su ingente cantidad de seguidores.
Lo más llamativo de este ¿final? es el comienzo, que por supuesto nada tiene que ver con lo que se desarrolla después, la historia carente de interés de un tipo avaricioso que ha amasado fortuna inventando que ha sido superviviente de Jigsaw y por ello sufrirá un castigo que recibiría por parte de los espectadores si de ellos dependiera. Dos hombres encadenados a una mesa deben decidir si sacrificar sus vidas o la de la mujer que les gusta y que ha jugado a dos bandas con ambos ante la atónita mirada de un público que asiste en directo a la carnicería como si de un escaparate de bricolaje se tratara y que, por supuesto, no puede dejar de mirar. Un ejemplo del morbo que busca la película llevado al extremo y hecho público –hasta ahora los únicos espectadores de las masacres eran el asesino y sus víctimas-, en parte inverosímil y exagerado en su presentación pero eficaz en su discurso de lo voyeurs que podemos llegar a ser.
Dicen que es la peor entrega de toda la saga y que el 3D es inexistente aparte de como reclamo para amasar dinero. Y tienen razón. Para ser el final de esta pesadilla no se luce nada. Las trampas empiezan a parecer cutres y la estructura es la misma de siempre: dos tramas paralelas, una de ellas para desviar la atención, una de las cuales se ejecuta como un macabro juego de supervivencia por parte de un pobre desgraciado que debe aprender la lección de su vida. Al menos podemos decir por fin eso de “Se acabó el juego”. Espero.
A favor: que supuestamente es la última de la saga, y el morbo de la propuesta llevado al extremo en su comienzo
En contra: la fórmula no está solamente agotada, sino que directamente no existe
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