Shutter Island ***1/2
Viaje alucinógeno al fondo de la mente
En su disección kafkiana de la mente humana como paranoico laberinto donde conviven los miedos contemporáneos y los ancestrales, Dennis Lehane compuso en “Shutter Island”, escrita tras esa otra gran obra maestra acerca de cómo nos influyen nuestras experiencias juveniles en un entorno marcadamente suburbial que fue “Mystic River”, todo un críptico psicoterapéutico capaz de enganchar y sacudir a partes iguales al lector con sus giros argumentales, pistas falsas y su prosa esquiva, casi psicótica, como escrita por un demente en pleno estado psicotrópico.
En su traslación a la gran pantalla Martin Scorsese, demostrando que está en el lugar del cine en el que está por algo, traduce la narración literaria de Lehane en un lenguaje cinematográfico más cercano a “El cabo del miedo”, aunque con mayor clasicismo en la puesta en escena, que al resto de su filmografía. Con este estilo narrativo Scorsese justifica, de manera modélica y convincente, cuál es su visión de la obra original, poseedora de no pocas conexiones con la novela gráfica en la que la obra de Lehane encontrara otra forma de expresarse.
Y es que el “Shutter Island” según el director de “Taxi Driver” es un juego de pasillos interminables, escaleras de caracol que parecen tocar el cielo de un faro símbolo de la paranoia propia de la Guerra Fría, tramas conspiranoicas con la aún reciente Segunda Guerra Mundial de fondo y en general una trama que a ratos puede sonar rocambolesca, sin por ello ser menos plausible, con aires al cine negro anterior a la propia década en la que se ambienta.
Logra así el director entretener con este divertimento de espionaje a gran escala con unos actores entregados a la función, un montaje y una banda sonora desasosegantes y un ritmo que, como ocurría en la novela original, no decaía en ningún momento. Y todo con su maestría para la puesta en escena habitual, donde incluso sus habituales errores de continuidad están justificados dentro de una historia que juega en todo rato al despiste, a fundir convincentemente realidad y ficción hasta el punto de que el espectador llegue a dudar de la cordura de su protagonista.
Pero Scorsese no logra en dos horas de metraje, a la que puede que le sobren minutos en su excesivamente esclarecedor tramo final, exactamente lo mismo que Lehane en sus absorbentes páginas. “Shutter Island”, la película, no consigue el mismo grado de adicción y desconcierto que su homónima compañera, e incluso se vuelve previsible cuando la novela jugaba tan bien sus cartas que tenías varias opciones por las que podía ir la historia pero siempre acababa por sorprenderte con el resultado. No estamos ante un traspiés de su realizador, ni mucho menos. Pero de alguien como Scorsese un servidor siempre espera más, y se ha encontrado con un producto entretenido en su desarrollo, inteligente en su puesta en escena y su ambientación, pero predecible en su ejecución. Aún así, digna de ser vista.
A favor: la buena mano de Scorsese, como siempre, y el uso del montaje y la banda sonora
En contra: se vuelve previsible, y no está a la altura de la novela original
1 comentario:
Totalmente de acuerdo. Lo que hace de esta película, una buena película, es la forma de rodar de Scorsese, porque es simplemente magistral.
Si no fuera por él esta película sería del montón porque desde pasados 20 minutos ya empieza uno a olerse lo que va a ocurrir.
Saludoss
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