Para
todos aquellos que hayan tenido el placer de disfrutarla, "Westworld"
-en España titulada "Almas de metal"- es todo un clásico de culto, un
producto que trataba un tema por aquel entonces, hacia comienzos de los años
70, no tan manido como lo está hoy en día: la consciencia de las máquinas. El
gran problema que tenía la creación del siempre interesante e imaginativo
Michael Crichton era que se quedaba en la idea y se veía incapaz de sacarle
todo el jugo a ese enorme parque de atracciones con infinidad de historias y
posibilidades temáticas y argumentales. Y es ahí donde este remake televisivo
la supera.
"Westworld", la serie, explota de manera
elocuente y acertadísima la base de la original, pero también la lleva más allá
y la expande para hablar de la naturaleza propia del ser humano como ente cruel
y carente de emociones, autoconsciente de una falsa superioridad que se hace
añicos en cuanto descubre que otros manejan sus hilos.
Y también del poder de contar historias. Porque en
"Westworld" hay infinidad de relatos paralelos, tejidos no en forma
de pirámide hacia la búsqueda de la memoria, la improvisación y el autointerés
como motores de la consciencia, sino como un enorme laberinto cuyo centro
parece imposible de encontrar. Un entramado obra de ese genial constructor de
laberintos mentales que es Jonathan Nolan -sí, el hermanísimo, ese sin el que
Christopher sería más bien poco-, que desafía al espectador en cada episodio,
le engaña continuamente, pero sin que éste se sienta timado en ningún momento.
Un excelente artesano al que sólo le falla lo mismo de siempre, su empeño en
sobre explicarlo todo, en abrumar al respetable con más información de la que
puede soportar el intelecto humano.
Pero por lo demás, estamos ante la serie del año.
Una muestra de que hay remakes que sí merecen la pena. No sólo por su trama,
sino por la banda sonora de Ramin Djawadi y esos covers musicales de Amy Winehouse, Nirvana o The Rolling Stones, la
ambientación, los efectos especiales, la fotografía y un reparto en estado de
gracia, en el que destacan Thandie Newton, Evan Rachel Wood y Jeffrey Wright.
Magistrales los tres.
Ahora, tras un desenlace de lo más inesperado y
explosivo, habrá que esperar hasta 2018 para ver qué nuevas historias nos cuentan.
Una espera larga pero no tediosa. Porque las grandes series se hacen esperar. Y
“Westworld”, con tan sólo una temporada, ya lo es. Su universo es enorme,
infinito. Un mundo libre, donde realizar tus sueños. Un mundo con posibilidades
ilimitadas.
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