martes, 22 de diciembre de 2015

LA CRÍTICA. Carlitos y Snoopy: La película de Peanuts

La importancia de volar una cometa
Todos aquellos que vimos en nuestra niñez los especiales televisivos que emitía la 2 de TVE a finales de los 80 y principios de los 90 –sí, esa con doblaje latino, no la redoblada de años después- basados en la tira cómica creada por Charles M. Schulz no podemos sentir más que cariño y amor por todos y cada uno de los personajes salidos de la mente del ingenioso historietista estadounidense. Disfrutábamos escuchando las dudas existenciales de Charlie Brown y su eterno debate sobre su lugar en el mundo, de los intentos de Lucy por desprestigiarle y ridiculizarle, de ese confidente llamado Linus y su inseparable mantita, de las ansias melómanas de Schroeder, de esos adultos cascarrabias a los que nunca veíamos ni entendíamos, y por supuesto de la imaginación de Snoopy, el amigo perfecto y la figura que canalizaba hacia la positividad todos los conflictos internos del resto de personajes.

Asistir a una película como “Carlitos y Snoopy: La película de Peanuts”, que parte de la idea del hijo y del nieto del autor –también coautores del guión- de llevar a la gran pantalla la obra original, supone todo un ejercicio de nostalgia para quienes descubrimos a esta pandilla siendo aún unos niños. Y este sentimiento de añoranza inunda todo el film de Steve Martino, que realiza no sólo la más entrañable cinta de su filmografía, sino también de toda la historia de Blue Sky Studios.


Estamos ante un producto totalmente fiel y respetuoso con el material de partida, capaz de fundir el estilo narrativo de las viñetas y de todos los seriales surgidos hasta la fecha con esa animación tridimensional tan en boga en nuestros tiempos. Carlitos y Snoopy se actualizan, pero por el camino no pierden ni un ápice de su esencia, protagonizando una absoluta delicia que satisfará la vena melancólica de los más adultos, pero que también divertirá a los más pequeños de la casa, a la vez que les acercará a uno de las tiras más influyentes e importantes del siglo XX.


Habrá quien le achaque cierta falta de ambición en su desarrollo por no despegarse del original prácticamente en ningún momento, por no tomarse licencias que lo acerquen aún más al estilo de animación al que estamos acostumbrados hoy en día. Particularmente, quien esto escribe prefiere el mimo que desprende este producto antes que la adaptación a los cánones del cine actual, antes que caer en lo que Hollywood hizo hace unos años con Garfield. Porque en los pequeños detalles está el encanto. Y si no que se lo pregunten a Charlie Brown, que sabe perfectamente dónde radica la importancia de volar una simple cometa. Así sea en invierno.

A favor: el mimo y fidelidad al producto original
En contra: habrá quien prefiera la ambición antes que la fidelidad

Calificación ****
No se la pierda

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