Esta
noche es Nochebuena, y mañana es Navidad. Pero antes de recibir a Papá Noel,
toca celebrarlo. En el blog lo hacemos por todo lo alto, proponiendo un
banquete de lo más suculento, con los mejores especialistas gastronómicos del
séptimo arte. Pasen, pónganse cómodos y, sobre todo, preparen los estómagos.
Calentando el estómago
Antes de
comenzar con el banquete, mejor nos tomamos unas copichuelas. Si es de la mano
de Peter Sellers, mucho mejor. Pero cuidado, no dejen a su personaje de
"El guateque" campar a sus anchas por la fiesta, o llegarán a ver a
un elefante en plena celebración. Eso sí, si la cosa se va de las manos como en
el film de Blake Edwards, repetimos.
Para todos
aquellos que no quieran beber en exceso con el estómago vacío, lo mejor para ir
abriendo boca es un buen gazpacho. Frío, tradicional, de esos que te abren el
apetito. Y si es al estilo Almodóvar, de esos que te borran del rostro la
típica dureza esa de las vírgenes como a Rossy de Palma en "Mujeres al
borde de un ataque de nervios", pues bienvenido sea.
A comer
Llegó el momento
de la cena, y qué mejor que darnos un atracón. Podemos empezar poniendo una
mesa al estilo Hogwarts, pero prescindiendo de las golosinas sabor vómito.
Aunque cuidemos que no pulule por ahí el Sin Cara de "El viaje de
Chihiro", o nos quedaremos hasta sin postre.
Ahora bien,
debemos procurar no pasarnos con la comida. Los Monty Python ya lanzaban un
mensaje sobre la gula en forma de risotada macabra con ese comensal que comía
hasta reventar en "El sentido de la vida". ¿Quién querría acabar así?
Lo dicho, a comer con moderación.
La comida basura
No, no hablamos
de la comida rápida de las grandes cadenas tipo McDonald’s, sino de los
polvorones, los dulces y demás productos típicos navideños. Porque nos gusta
atiborrarnos de ellos, y no pueden faltar en ninguna cena de Nochebuena. Los
niños son los verdaderos amantes de este tipo de comida, y para todos ellos, la
fábrica de Willy Wonka sería el paraíso.
Pero cuidado,
que nuestros excesos pueden volverse en nuestra contra, y acabar vengándose en
forma de ensoñación mortal tipo "El secreto de la pirámide", o peor, haciéndonos
engullir chocolate sin parar por obra de esa malvada maestra de "Matilda". A
vigilar lo que comen nuestros hijos.
El plato... ¿final?
Y justo cuando
ya no podemos comer más, nuestro anfitrión trae el postre. En el blog
proponemos los sesos, ya sea en la variante "Hannibal" o en forma de
sorbete de sesos de mono de "Indiana Jones y el Templo Maldito".
Apetitoso.
Y si alguno
prefiere comer la clásica tarta, que la inspeccione detenidamente. Podría tener
agujeros sospechosos...
El desmadre
Ya hemos comido. Somos felices. Y no hemos parado de beber. Ya sea en familia o entre amigos,
el alcohol acaba subiendo, y nuestras defensas y decencia bajando. A partir de
aquí todo es posible, y el guateque de Edwards se torna un juego de niños. Cada
cual que elija su fiesta preferida: "Resacón en Las Vegas",
"Despedida de soltero", "Desmadre a la americana", "La
mujer explosiva"... Aquí nos quedamos con algo más tranquilo, pero que
encierra un terrible secreto que pondrá en jaque la estabilidad familiar: la
confesión final de esa obra maestra de Thomas Vinterberg que es
"Celebración". Desgraciadamente, no hay vídeos disponibles de dicha escena, y para evitar spoilers, allá va otra celebración en la que cualquiera querría estar. Y mucho ojo, que aún queda la Nochevieja. Pero ésa ya es otra historia.
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