Secuestrados ****1/2
Te puede pasar a ti
Una brutal ejecución en primer plano, cortada bruscamente por una canción más propia de un happy end que de una trágica crónica de sucesos. Éste es el contraste que mejor define el juego perverso al que nos somete Miguel Ángel Vivas en su segundo largometraje.
“Secuestrados” comienza de una manera modélica, con un dominio absoluto de la planificación cinematográfica, en una secuencia que, al igual que el resto del film, es mejor no desvelar. Ya entonces se sientan las bases de lo que serán sus escasos ochenta minutos posteriores. Todo planos secuencia, violencia nada gratuita, e hiperrealismo. Y sobre todo, violencia visualmente justificada, pues lo que relata podría pasarle a cualquiera de nosotros, y la realidad, aunque siempre supere a la ficción, no dista mucho de lo que se nos presenta.
Vivas juega con el espectador como el Michael Haneke de “Funny Games”, dándole un halo de esperanza constante, cuando sus víctimas consiguen (temporalmente) escapar, para luego asestarle un duro e imborrable golpe. Incluso se permite el lujo de jugar con la división de la imagen para que no perdamos detalle, para que estemos atentos de dos acciones que ocurren simultáneamente y que acaban por unirse en todo un prodigio del montaje.
Por el camino se atisban también momentos propios de “La habitación del pánico” –el secuestrador compasivo y el salvaje al que no vemos la cara - o “Los extraños” –la mala suerte de los que se encontraban en casa o pasaban por allí, a los que también les tocará sufrir lo suyo-, pero el cineasta lo convierte todo en suyo propio y aprovecha la ocasión para brindarnos algo totalmente distinto. Una experiencia que te atrapa en la butaca desde el primer minuto y no te suelta hasta el último, de la que es testigo un espectador tenso e impotente por las circunstancias. A esto contribuye su acertadísimo reparto, que desde la espléndida Manuela Vellés hasta Martijn Kuiper, pasando por dos grandes del cine español como Ana Wagener y Fernando Cayo, ensalzan el realismo que persigue y consigue la película.
No estamos ante una película para todo tipo de público. “Secuestrados” es la propuesta de nuestro cine más original de los últimos tiempos, honor que comparte con otros títulos como “Celda 211” o “Buried (Enterrado)”, y posee la violencia más realista mostrada en pantalla de los últimos años, tanto que en algunos planos es incluso imposible mantener la mirada. Pero con esto juega sabiamente su director, pues como voyeurs que somos nos costará a la vez dejar de mirar. Los hay que incluso sueltan alguna risilla burlona, a veces histérica, ante algunas situaciones, conscientes de que lo que están viendo es pura ficción. Pero, no lo olvidemos, una ficción que se puede hacer muy real.
A favor: su brutal realismo y el formato de la propuestaEn contra: que haya quien se ría de lo que ve en pantalla confiando en que es pura ficción
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