jueves, 31 de diciembre de 2009

La película del mes

Los fantasmas atacan al jefe ****
(Scrooged)

Un cuento "anti-Navidad" distinto



Durante la década de los 80 se estilaba el emitir cada Nochebuena el clásico de Charles Dickens “Cuento de Navidad” en televisión. Este medio no escatimaba en medios a la hora de llevar la obra de Dickens a escena mediante suntuosos decorados, grandes rostros conocidos de la pequeña pantalla, una cuidadísima ambientación y una emisión en directo en la que todo debía salir perfectamente. Se convertía así en una tradición estival como aquí lo fueron los especiales de Nochevieja de Martes y 13.


Con esta premisa y haciendo una lectura metalingüística del poder y la relevancia de la televisión en nuestras vidas a la Paramount se le ocurrió realizar algo diferente, una comedia anti-navideña pensada expresamente para ser vista en Navidad, una comedia corrosiva que reventara las taquillas en esas fechas después de años sin un taquillazo navideño y que resultara una adaptación libre del relato de Dickens. Por ello recurrieron primero a dos guionistas surgidos de la pequeña pantalla y que en aquel momento se encontraban en auge. Michael O’ Donoghue y Mitch Glazer venían de un programa tan emblemático en aquella década como era el Saturday Night Live, de cuyo espíritu quería el estudio impregnar la nueva adaptación.


Como querían romper moldes esa temporada, la Paramount no escatimó en dinero ni esfuerzos para llevar adelante el proyecto. Y para asegurarse el éxito contrataron a todo un artesano que les proporcionara la solvencia y rapidez necesarias para realizar la película en unos pocos meses. En otras palabras, no querían a un gran director caprichoso que retrasara el rodaje con sus excentricidades. Un nombre vino a la mente de los directivos sobre la marcha: Richard Donner.


Hagamos un paréntesis para expresar mi respeto hacia este director. No estamos ante un cineasta de estilo particular, ni ante un director que se mire al ombligo e intente dar obras maestras. Donner no es un maestro, pero sin duda es un artesano que siempre ha dirigido con solvencia y corrección películas que resulten entretenidas para el público. Es lo que podríamos llamar un director de encargo, pero tan solvente que por eso incluso a sus 79 años ya cumplidos sigue dirigiendo alguna que otra cinta entretenimiento como “16 calles”. Y expongo mi respeto porque un hombre que ha dirigido “La profecía”, “Superman” –y se rumorea que también su secuela, aunque en los créditos figura Richard Lester-, “Los Goonies” y la saga de “Arma Letal” y que ha participado en la producción y realización de series míticas como “The Twilight Zone” o “Historias de la cripta” bien merece que nos postremos a sus pies. Por eso no se extrañen si en algún momento elogio su carrera, su persona o incluso su dirección. Lo peor es que siempre ha sido menospreciado por algunos sesudos críticos, mientras que otros no le han tenido en cuenta. Donner fue llamado para dirigir una comedia anti-navideña cuando se encontraba recién salido del éxito de “Arma letal”. De hecho, la dirigió en un hueco entre ambas entregas de la célebre saga.

Continuando con la que nos ocupa, y como decía antes, el estudio no escatimó en medio. A cargo de la producción estuvieron el mismísimo Donner junto a una leyenda, Art Linson, el mismo que un año antes triunfara con “Los intocables de Elliot Ness” y posteriormente produjera clásicos como “Dick Tracy”, “Heat” o “El club de la lucha”, entre otras, y el mismo en cuya imagen y libro se basara “What just happened? (Algo pasa en Hollywood)”, la última película de otro artesano olvidado, Barry Levinson.

Ya en el comienzo de “Scrooged” se intuye el gran trabajo en cada campo de la producción. Los acordes musicales que oímos en su empezar son fácilmente reconocibles por cualquier aficionado al cine. Danny Elfman compuso una genial banda sonora que se apoyaba en coros musicales para dar cierto toque navideño, mientras que el compositor daba el toque macabro necesario a la propuesta. A continuación nos adentramos en la montaña nevada de la Paramount hasta llegar a un paraje helado típicamente navideño. Ya entonces vemos parte del generoso diseño de producción de J. Michael Riva y que irá en aumento a medida que avanza la trama. Suyos son los increíbles decorados de la funeraria o las oficinas de la IBC. Tras esta presentación asistimos a un arranque que deja claro que estamos ante una historia cómica anti-navideña: Papá Noel y sus enanos son atacados por un grupo de terroristas que quieren chafar la Navidad, y su única ayuda es Lee Majors, que aparece arma en mano en la escena. No es más que uno de los muchos eventos programados por el canal IBC -¿les recuerda a alguna que exista en la realidad?-, la cadena de televisión estrella donde trabaja el alto ejecutivo Frank Cross y cuyos spots estivales le enseñan sus trabajadores.




El título hace referencia, como el resto de la película, a la inmortal obra de Dickens. “Scrooged” se tituló, aunque en España, temerosos de que el original no tuviera el tirón necesario para atraer al público a las salas, se llamó “Los fantasmas atacan al jefe”. Aún así, y no sólo en el título original, el film sigue los esquemas del clásico literario. El personaje de Frank Cross, interpretado por Bill Murray, no es más que una actualización del Ebenezer Scrooge del original. Cross es huraño, déspota, avaricioso, egoísta, desconsiderado, casi inhumano, y por supuesto odia la Navidad. Tanto que sus empleados le muestran los spots con cierto miedo. Como no podía ser de otra manera, y tras ver el anuncio de lo que será el “Cuento de Navidad” que su cadena prepara para esas fechas, Cross responde con un sarcástico “¡Oh cielo santo, es una porquería!”. Es entonces cuando Donner deja clara la personalidad del protagonista en el momento en que enseña a sus empleados lo que realmente quiere emitir, un anuncio televisivo que reza:

"Lluvia radiactiva. Drogadicción. Terrorismo internacional. Asesinos en las autopistas. Ahora más que nunca, debemos recordar el verdadero significado de la Navidad. No se pierdan la inmortal obra de Charles Dickens "Cuento de Navidad". Su vida puede depender de ello."


Y todo mientras vemos el rostro de Murray iluminado en rojo cual Satanás. Un anuncio que, por cierto, causa la muerte de una anciana según la prensa, algo que el protagonista ve como una magnífica publicidad. Es uno de sus muchos rasgos despreciables, unidos a la salvaje idea de grapar las astas de reno a un ratón o el empeño en que se vean los pezones a una de las bailarinas del espectáculo.



Pero como en el inmortal de Dickens, Cross recibe una visita muy especial. En este caso se trata de su antiguo y difunto ex jefe, interpretado por el Blake Carrington de la serie “Dinastía”, John Forsythe, que totalmente demacrado por la putrefacción –le sale hasta un ratón del cráneo- le avisa de que va a recibir la visita de tres fantasmas. Aquí apreciamos otro de los grandes trabajos de la película, el maquillaje, y que luego nos sorprenderá de nuevo con El fantasma de las Navidades Futuras. Obra de Thomas R. Burman y Bari Dreiband-Burman, los grandes logros conseguidos en este campo se vieron recompensados con una nominación al Oscar al Mejor Maquillaje.






Sin duda, si hubiera que destacar una de las tres visitas es la del Fantasma de las Navidades Pasadas, encarnado por otro habitual del Saturday Night Live, David Johansen. En ella vemos la infancia de Frank Cross, cuando su padre –Bryan Doyle Murray, hermano de Bill Murray- regala a su hijo carne por Navidad, y además asistimos al comienzo de la relación con el amor de su vida, Claire –guapísima y radiante Karen Allen, que desde “En busca del Arca Perdida” no encontraba papeles a su medida- y a su posterior declive, cuando antepuso su carrera a estar con ella, siendo capaz de arrastrarse como el perro Frisbee ante su futuro jefe, literalmente, en un programa de televisión para niños. Pero no debemos desmerecer los pasajes de las navidades presentes, con una divertidísima, y con cierta tendencia sadomasoquista, hada encarnada por Carol Kane y de las navidades futuras, con la figura de La Muerte como protagonista, todo un prodigio del maquillaje. Es tras la visión de su propia muerte, cuando ya es consumido por las llamas en el interior de su ataúd, cuando Cross cambia su manera de ver la Navidad. Todo deriva hacia un final que es una oda a estas fiestas, un canto a la felicidad y los buenos sentimientos y en el cual todos cantan “Put a little love in your heart”, en una excelente nueva versión de Annie Lennox y Al Green.

Acompañan en el reparto a Murray rostros conocidos como los de John Glover -famoso estos últimos años gracias a la serie “Smallville”-, Alfre Woodard –“Corazones y almas”, “Grand Canyon”-, el cómico Bobcat Goldthwait –Zed en la saga “Loca academia de policía” y ahora reconvertido a director independiente bastante alabado- y Michael J. Pollard –“Dick Tracy”-, así como su hermano, John Murray, que interpreta a su vez a su hermano en la ficción. Y coronando el reparto la aparición estelar de Robert Mitchum. Pero la estrella indiscutible de la función, como no podía ser de otra manera, es Bill Murray. El cómico fue escogido de inmediato como reclamo para el público. La Paramount quería dotar del espíritu del Saturday Night Live al conjunto, y eso no podía conseguirlo solamente con dos buenos guionistas del programa y alguna cara eventual del mismo. Necesitaban una estrella, y el nombre de Murray salió a relucir. El actor no había interpretado un papel protagonista desde el exitazo que supuso en 1984 “Los Cazafantasmas”, la película que le lanzó al estrellato. Además, de nuevo se vería rodeado de espectros, rasgo con el que el espectador podía identificarle. Aquí, rompo una lanza a favor de este gran cómico en su interpretación en este filme. Muchos dicen que está sobreactuado, pero yo le encuentro bastante comedido en su actuación. Es cierto que en ocasiones da rienda suelta a su faceta sarcástica y humorística, pero en la mayor parte del metraje no exagera sus tics habituales. Ahora bien, no se puede negar que está concebida como un auténtico vehículo de lucimiento hacia su persona. Al final nos reserva incluso un último gag, cuando se sacude de su ropa el título de la película.


Donner consigue no abusar de los efectos especiales ni del maquillaje, así como tampoco de la puesta en escena, y ofrece un divertimento falsamente anti-navideño, pues su objetivo es precisamente el contrario, aunando eficientemente humor macabro con buenas intenciones. Realiza además una inteligente crítica hacia el efecto de la televisión en nuestras vidas, capaz de encumbrar a una persona o llevarla a la ruina, y en la que lo que priman son los índices de audiencia. Los escasos 90 minutos que dura se pasan en un suspiro, y la transición entre secuencias, los saltos temporales y demás recursos narrativos los maneja de manera destacable, sin que el ritmo decaiga ni se rompa la estructura del relato. Tal es así que el estudio cumplió su misión de amasar dinero en taquilla, además de que convenció a la crítica especializada. Sin embargo, era un producto demasiado efímero, destinado a unas fechas en concreto, por lo que tuvo que conformarse con recaudar 60M$, bastante menos de lo esperado. Con todo, se erigió como una de las más taquilleras del año por delante de otros éxitos como “Willow” y justo detrás de “Un pez llamado Wanda”, en el puesto número 13, en un año sin grandes recaudaciones. La lista completa pueden consultarla aquí.

¿Por qué es “Los fantasmas atacan al jefe” la película de este mes, más allá de la época del año en la que nos encontramos? Pues aparte de por sus muchos momentos memorables y sus grandes aciertos, lo es porque supuso una de las películas clave en mi infancia por estas fechas, porque le vino a ocurrir, al menos en España, como le ocurría al cuento de Dickens en la televisión americana en los 80. Cada año, al menos durante principios de los 90, se programaba en televisión, y no había un año que no la viera. Dejaron de hacerlo, desgraciadamente, pero 22 años después este clásico de la comedia ochentera, y por qué no, del cine navideño, sigue con fuerza tanto como entonces. La he vuelto a ver hace unos días y el efecto ha sido prácticamente el mismo, salvo por el hecho de que ya me la sabía de memoria.


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