Número 9 ***1/2
(9)
Estreno en España: 1 de Enero de 2010
Ecos (in)animados de una humanidad extinta
El mundo que Shane Acker presenta en “9” podría haber salido de las páginas de “La máquina diferencial” de William Gibson -o en general de cualquier obra anclada al luddismo-, como una realidad alternativa a su propio argumento, que en sí misma era una realidad alternativa a la nuestra, en la que las máquinas hubieran tomado conciencia de sí mismas, fundiendo la historia con la dominación final de la tecnología sobre el hombre que ya se mostrara en “Matrix” o en “Terminator”. Los primeros minutos de este apocalíptico cuento pueden recordar mucho al mundo real del filme de los Wachoswki o al futuro de James Cameron.
Ya en los bien aprovechados diez minutos del corto que en su momento inspirara la idea de esta película Acker resumía lo que nos encontraremos en su adaptación al largo. No es por tanto esta una continuación de su trabajo, sino una versión ampliada, y bastante distinta, de su carta de presentación, en la que sólo coinciden aspectos básicos de la trama y el desenlace. Y aunque ese comienzo pueda sonar a ya visto, su director tiene la suficiente imaginación para que cualquier parecido sea mera coincidencia, haciendo propias cualquier posible referencia. Lleva la premisa de su cortometraje más allá, explorando de una manera sublime todas las posibilidades de su universo creativo y sacrificando necesariamente en pos de la comercialidad algunos aspectos que engrandecían a aquel –por ejemplo, ahora los personajes sí hablan.
“9” no es grandiosa, ni tampoco es maravillosa. En realidad no existe un adjetivo que le haga justicia a este derroche de ingenio, a este lacónico relato de muñecos de trapo con alma, últimos vestigios de una humanidad extinta y subyugada hace tiempo por el dominio de las máquinas. Un futuro sombrío, aterrador, mecánico, que su realizador es capaz de plasmar sin que se adviertan reminiscencias –puede que 8 recuerde a Mr. Oogie Boggie, pero poco más- de su productor, Tim Burton. Logra quitarse así la espina que no alcanzara Henry Selick hasta que presentó “Los mundos de Coraline”, con la que posiblemente “9” tenga que compartir el podio de mejor película de animación de 2009.
Cuento tenebroso nada complaciente con el público infantil, algo de lo que deberían estar advertidos los padres antes de llevar a sus hijos al cine, “9” no pestañea en tratar a la platea como adulta, mostrando la muerte, el peligro y la desolación sin titubeos. Es su apariencia excesivamente gélida, su ajustado metraje que va directo al grano, su trato distante con el espectador lo que menos la favorece, pero a la vez es necesario. De hecho, resulta fuera de tono la única secuencia alegre de toda la película, aquella en que los muñecos tienen un instante de paz escuchando “Somewhere over the rainbow” en un tocadiscos. Se recibe con los brazos abiertos este paréntesis como los pocos momentos de optimismo de una novela de Cormac McCarthy.
No ayuda a la ya de por sí fría –pero insisto, totalmente justificada- puesta en escena un doblaje poco apropiado. Elijah Wood, Jennifer Conelly o Martin Landau, entre otros, resultan demasiado inexpresivos en sus respectivos papeles, con entonaciones monótonas, casi robóticas. Incluso con esto, esta deslumbrante ópera prima repleta de sublecturas constituye una de las cintas de animación de la década, y Shane Acker se perfila, junto a Selick y Brad Bird, como uno de los mejores animadores de la industria hollywoodiense. O al menos uno a tener en cuenta en el futuro.
A favor: la imaginación desbordante que desprende
En contra: el doblaje original, demasiado robótico, y que se piense que es cine familiar al uso
1 comentario:
Yo le puse un 5 porque fue la gran decilusión del año para mi...
Muy buena tu apreciación igual ;)
Saludos! :D
Te espero comentando en mi blog ;)
FELICES FIESTAS!!
Un abrazo!
PM
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