Room In Rome (Habitación en Roma) ***1/2
Almas desnudas entre cuatro paredes
Dos mujeres. Una habitación en Roma. Y una noche simbólica, la noche de San Juan, que marcará sus vidas para siempre. Así de simple podría resumirse la nueva obra de Julio Medem, uno de nuestros realizadores más personales. Pero hablando de Medem, la palabra simpleza es insuficiente.
Remake inconfeso de la chilena “En la cama”, de la cual se aleja en cada fotograma, “Room In Rome” –desgraciadamente en España y por culpa del doblaje tendremos que sufrir el título de “Habitación en Roma”, perdiéndose esos juegos palindrómicos que tanto gustan al cineasta-, recoge la noche de pasión de estas dos almas solitarias y perdidas que van huyendo de sus propias vidas y encuentran en la otra un mecanismo en el que proyectar sus mentiras, sus secretos y sus verdades más íntimas. Todo desde un único decorado al que Medem trata por todos los medios de ser fiel, sin abandonarlo en ningún momento y retratándolo como un personaje más. Tan sólo las historias de sus dos protagonistas, dos cuadros que hablan entre sí, un ordenador, una grabación en un móvil y un balcón indiscreto que marca inexorablemente el paso de la noche más corta e intensa del año son los únicos nexos en común con el exterior que necesita el espectador. Lo demás, y lo más interesante, transcurre entre las cuatro paredes de las habitaciones de esa habitación en Roma a la que su creador sabe imprimir de vida propia.
En contra de lo que puede dar a pensar su sinopsis, “Room In Rome” no es una propuesta meramente morbosa. No estamos ante el sexo por el sexo. Como en una de las mejores películas de su filmografía, “Lucía y el Sexo”, las relaciones carnales de las dos protagonistas sirven para desnudar más sus almas que sus cuerpos. Un encuentro apasionado propio de un tinto Brass pero rodado con elegancia y respeto y que dejará una huella, una peculiar bandera visible desde el espacio y un momento íntimo en la ducha, donde transcurren las dos mejores secuencias del filme.
Este nuevo acercamiento hacia el universo femenino no es mera casualidad. En él Medem se ayuda de la historia y el arte para crear historias ficticias en torno a sus dos musas y explicar su historia de amor en lo que es un preludio de su siguiente proyecto, una visión propia y libre de la Aspasia ateniense bajo el influjo romano. Y todo con un enfoque de voyeur que mira con tanto interés y detalle al interior como al exterior de estas dos ánimas.
Para los que somos fans del director, “Room In Rome” puede que no sea su mejor película, pero sí supone una mejora después de su caótico trabajo anterior. Desgraciadamente, en ciertos momentos Medem cae en el ridículo por culpa de unos diálogos que deberían haber sido más naturales y menos cursis, y por una banda sonora excelente, pero demasiado omnipresente. Detalles que hacen que ese ambiente caldeado por las abundantes escenas de sexo se vuelva frío y distante para el espectador. Gracias que tenemos la belleza y las magníficas interpretaciones de las sobresalientes y sensuales Elena Anaya y Natasha Yarovenko, entregadas en cuerpo y alma a sus personajes.
A favor: su dúo protagonista y cómo se desnudan física y emocionalmente
En contra: algún momento cursi y la banda sonora, reiterativa
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