domingo, 8 de noviembre de 2009

LA CRÍTICA

Celda 211 ****1/2

Amistad en tiempos de guerra
Ya desde su mismo planteamiento encerrado entre los barrotes del cine carcelario, “Celda 211” es una rara avis dentro del cine español. Pero más allá del género al que pertenece, y al mismo tiempo al que intenta no parecerse, es una criatura extraña por gracia de su director. Años antes de que la generación goonie, con Bayona y Vigalondo a la cabeza, llegara con su cine de entretenimiento inteligente y no mucho después de que hiciera su aparición el gran abanderado del cine mainstream de nuestro país, Álex de la Iglesia, Daniel Monzón ya dejaba claro en su debut, “El corazón del guerrero”, una marcada predilección al cine hecho para el público, la cual que debería servir de referente si queremos atraer a más espectadores a las salas en un país de directores con tendencias masturbatorias. Y eso después de haber sido crítico de cine, ocupación que erróneamente parece exigir ser más cerebral.

Pues bien, lo que Monzón ofrece a la platea en su última película vuelve a estar ligado al cine entretenimiento, pero estamos ante el filme más rico de su corta pero fructífera filmografía. Pasa de puntillas por el drama carcelario, por la crítica social hacia el decadente sistema penitenciario español, hacia el trato que sufren los presos, seres despojados no solo de la libertad, sino de su propia humanidad, apartados del mundo como la basura que se presupone que son para que no den mal olor. Todo esto está presente en “Celda 211” en forma de cine espectáculo, de thriller donde nadie es lo que parece. En ese sentido, el realizador no se traiciona a sí mismo y no abandona sus ansias de hacer una película para el público, pero si ya de paso se puede hacer algo de crítica social mejor que mejor, aunque todo muy bien integrado en la trama.

Pero si hubiera que resumir este título, uno de los mejores del cine español reciente para quien esto escribe –no veía algo tan sobresaliente y digno de permanecer en la memoria desde “La caja 507”-, diría que se trata de la amistad que es capaz de surgir entre dos figuras antagónicas en tiempos de guerra. Dos personajes, Malamadre –espléndido Luis Tosar, desde ya merecedor del Goya el próximo año- y Juan “Calzones” Oliver –un descubrimiento, Alberto Ammann, otro merecedor del Goya al actor revelación-, tan distintos entre sí que siguen desarrollos opuestos a lo largo de la cinta: mientras uno comienza como una mala bestia y acaba dando signos de algo de humanidad, el otro empieza una larga jornada de trabajo intentando sobrevivir en una situación desesperada y culminando con el hallazgo de lo que es capaz el ser humano ante las situaciones más adversas.

“Celda 211” posee tensión en aumento, soberbias interpretaciones, una puesta en escena impoluta y una mezcla de intenciones, muchas de ellas sociales, y sublecturas acerca de los marginados. Acompañan a Tosar y Ammann secundarios de la talla de Antonio Resines, Manuel Morón, Vicente Romero, Fernando Soto y Marta Etura que dan la réplica perfecta en sus respectivos roles, todos sensacionales en cada uno de ellos. No se libra de algunos estereotipos en los personajes carcelarios propios del género y de algún escollo de guión fácilmente olvidable gracias al resto del conjunto, pues estamos ante uno de las grandes proezas de nuestro cine en mucho tiempo, muestra de que hay directores, más allá de los habituales, que llevan muchos años demostrando lo que valen pero en un estado de letargo, a la espera de que llegue esa gran obra que les de el reconocimiento que merecen. Y ha llegado el momento de Daniel Monzón.
A favor: Luis Tosar y Alberto Ammann, soberbios
En contra: algunos estereotipos en los personajes carcelarios, por decir algo

2 comentarios:

H. Delgado dijo...

Ayer pude verla en el cine y la verdad que es una película muy muy entretenida. Demasiado previsible pero se hecha un buen rato.

Y sobre ell cine español, me gusta ver que poco a poco esta emergiendo.

Lo de Malamadre tremendo, un papelón en toda regla.

Saludoss

El_Cinéfago dijo...

Esperemos que no sea algo puntual y el cine español siga este rumbo, porque de nada sirve esta actual etapa que está viviendo si luego no se perpetúa. Lo de Tosar es mucho, desde ya merece el Goya. Muchas gracias por el comentario.

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