martes, 28 de julio de 2009

LA CRÍTICA

Asalto al tren Pelham 123 ***
(The taking of Pelham 123)


“Pelham uno, dos, tres” (Joseph Sargent, 1974) poseía el inconfundible aroma de thriller que abundaba en los 70, el mismo que desprendían otros filmes como “La conversación” o “Todos los hombres del presidente”. No puede decirse que la nueva versión sea deudora de nuestro tiempo exactamente, pero sí podemos afirmar con absoluta convicción que es hija de su director.

Así, del elegante thriller que nos brindaba la película original pasamos a una frenética action movie con el típico secuestro de fondo. Y todo ello con el personal sello de Tony Scott, tan videoclipero y esteta como siempre, y ofreciendo lo que se espera de él: una fastuosa producción de acción a raudales y mucha tensión en la que la cámara jamás permanece quieta, y en la que la fotografía y la banda sonora, y en definitiva el montaje audiovisual, van al unísono siguiendo el camino de un desenfrenado vagón de tren que aumenta su velocidad, y con ello los efecticismos propios del realizador, de una manera vertiginosa.

No obstante, y tal y como ocurriera con la acertada “El fuego de la venganza”, Scott impone su toque con mano de hierro, pero nos da igual que intente como de costumbre ser el centro de atención del circo que ha montado. Todo gracias a un inteligente guión, obra del gran Brian Helgeland, en el que priman los personajes y los diálogos sosegados entre tan tumultuoso envoltorio. A ello ayudan, y he aquí el gran acierto de esta cinta, unos Denzel Washington y John Travolta en absoluto estado de gracia, ofreciendo un antológico tource de force interpretativo vía radio, sin que lleguen apenas a compartir plano como ocurriera en aquella obra maestra de Michael Mann titulada “Heat”.

En medio del aluvión de remakes de pelis de terror que nos llegan estos días, Scott y Helgeland cogen un portentoso thriller de suspense setentero y lo reconvierten en una entretenidísima película de acción que mantiene el interés de principio a fin y pasa tan rápido como un vagón sin control. No se limitan sus responsables a copiar a destajo el producto original. Cambian los personajes, el cuidado de los mismos, las situaciones que se presentan, e incluso el final, en el cual un servidor prefiere aquel estornudo que ponía entre la espada y la pared a Martin Balsam en lugar de ese desenlace tan cómodo y justo con lo que el público espera que nos presenta el ya previsible porvenir del malo de la función.

Este nuevo viaje a bordo del Pelham 123 no se encuentra a la altura del original –contiene cambios que la hacen diferente, a ratos mejor, pero a la par se echan de menos algunos detalles que hacían de aquella una película mítica-, pero constituye un ejemplo de blockbuster veraniego bastante inteligente y entretenido, que es lo que importa al final en un producto de estas características. Por la travesía sobran algunas situaciones, como la comunicación vía chat entre uno de los rehenes y su novia o la explicación del pasado de Travolta, que sirve para informar al público pero que carece del mayor interés para el avance de la trama. Sin embargo, Scott no hace descarrilar el tren en ningún momento a pesar de sus reiterados intentos por sobresalir con su enérgica puesta en escena y el conjunto, y al final es lo que importa, entretiene. Y ya eso es más de lo que se esperaba.
A favor: Travolta y Washington, magníficos
En contra: falta el estornudo de Martin Balsam que ponía el broche de oro a la original

4 comentarios:

coder dijo...

Vi esta película hará cosa de un mes, y no me gustó nada. Creo que, salvo honrosas excepciones, a todo el mundo le llega la hora de la jubilación, y para Tony Scott me temo que el cine se ha acabado. Pero es normal, tiene 65 años. Hora de jubilarse.

Para mí estamos ante uno de tantos casos en los que un actor, en este caso Denzel Washington, consigue sostener una película que si no fuera por él se caería a pedazos. A Travolta y a su personaje es imposible creérselos: no nos cuentan apenas nada de porqué ha llegado a esa situación, se rodea de un equipo de 'mercenarios' digno de una feria ambulante, y muere de una forma ridícula.

¿Y lo del chaval con el portátil? Un chiste.

Para mí Tony Scott llegó a la cumbre del cine de acción con Enemigo Público y después se ha ido desinflando.

El Cinéfago dijo...

Sí, lo del chaval con el portátil es de chiste, así como el destino de Travolta y su historia, que no aporta nada. Pero sí me convenció su interpretación, así como la de Washington (que éste acierte ya es habitual). Enemigo público no me entusiasmó del todo, pero era entretenida. Para mí Scott tiene momentos buenos (Enemigo público, El fuego de la venganza) como grandes bajos en su carrera (Domino). Esta del Tren Pelham 123 me parece del primer tipo. Lo que realmente me preocupa de él son sus intentos estetas de sobresalir en el conjunto. En esta ocasión no lo consigue del todo. Washington y Travolta mantienen un tour de force digno, es una peli tensa aunque con sus puntos negros, pero entretiene y el estilo de Scott queda mezclado en todo eso sin que moleste del todo, algo que no ocurre en otros trabajos, en los que parece que pretende dejarse notar. Y también opino que la hora de jubilación le ha llegado. A su hermano Ridley aún le queda, pero también tiene los días contados. Si no fuera por las obras maestras que nos brindó en el pasado, ahora ya estaría en un asilo.

coder dijo...

Sí, pues Ridley prepara la precuela de Alien. Que Kurosawa nos coja confesados...

El Cinéfago dijo...

Hagamos una web pro-jubilación de los hermanos Scott, a lo mejor recibimos tanto apoyo que se retiran y así nos evitamos la precuela. Entre eso, la idea de hacer una secuela de Gladiator (al final parece que recapacitó) y las mil y una versiones de Blade Runner, Ridley acabará con todos nosotros antes de irse del cine, si es que se va...

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