Shrek, felices para siempre ***
... y comieron perdices, por fin
“Shrek” fue un soplo de aire fresco para la animación, otorgando esperanzas de que pudiera haber vida más allá de Pixar. Una película que solventaba sus deficiencias técnicas con una buena dosis de irreverencia, incorrección política y mala baba, sin olvidar nunca que se trataba de un producto familiar. Su secuela partía con un importante obstáculo: los personajes ya eran conocidos por todos y la originalidad de la primera brillaría por su ausencia. Pero Andrew Adamson, retirado en aquel momento de la dirección pero presente en el guión, y su equipo de habituales llevaron el producto a buen puerto. Pese a los impedimentos que le permitían estar a la altura de su predecesora, “Shrek 2” mantuvo el tipo. Era un filme de animación divertido, ameno, original a su manera, casi redondo en todos los sentidos, pero alejado de su modelo.
Y llegamos al momento en que la saga comenzó a torcerse. “Shrek Tercero” cayó sin remedio en el infantilismo más exagerado. Repetía villano, el esquema de las dos anteriores, incluso el desarrollo de la trama era similar; no se le sacaba ningún jugo a los personajes, ya fuera a los de siempre o a los nuevos, el loco Merlín y el insoportable príncipe Arturo (¿será por insoportable que han decidido no incluirle en esta parte?), y ni siquiera poseía un número musical final que pedía a gritos el soso conjunto. El público y la crítica lo notaron, y la confianza se había perdido. ¿La razón de este despropósito? Pues posiblemente que el equipo de las dos primeras ya no estaba presente, ni en el guión ni en la producción.
Así que se hacía necesario poner punto y final a la saga. Por suerte, podemos decir que “Shrek, felices para siempre” es notablemente superior a la tercera, aunque sigue lejos de las dos primeras. Hay un villano carismático que cambia de pelucas como de estados de ánimo, volvemos a disfrutar del excelente dúo Asno/Gato, tenemos un número musical final de despedida, tiene gags remarcables y aprovecha el concepto de realidad alternativa para ofrecer algo novedoso y sacarle partido a su favor (una Fiona guerrera, un gato con botas de retiro y con michelines, etc.).
A medio camino entre el cine simpático e infantil de animación y la inteligencia que se le presupone al ogro verde, esta cuarta entrega es, sobre todo, muy divertida, algo que se agradece teniendo en cuenta el desaguisado de “Shrek Tercero”. Pero en el conjunto seguimos, al igual que su protagonista, añorando a aquel irreverente ogro que dio la vuelta a todos los cuentos habidos y por haber. La saga nunca debió pasar de la segunda. Es más, jamás debió conocer secuelas. Pero mirémoslo por el lado bueno, éstas han ayudado a engrandecer y convertir en clásico aquella primera aventura.
A favor: las posibilidades que da la realidad alternativa, y que sea la última de la saga
En contra: definitivamente hace tiempo que se perdió la frescura de la primera entrega
1 comentario:
Con la tercera parte decayó un poco esta franquicia. La segunda me encantó, sobre todo por el personaje de el Gato con Botas. Por lo que leo, le han puesto un broche digno, de unas tramas demasiado estiradas. Un saludo Gerardo.
Emilio Luna.
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