La carrera de Tim Burton ha yuxtapuesto en reiteradas ocasiones su afinidad por el submundo gótico y el ambiente de las fiestas navideñas. Así, en “Eduardo Manostijeras” o “Batman Vuelve”, por ejemplo, vemos el contraste entre el universo sombrío del imaginativo director y las luces navideñas que adornaban el barrio residencial de la primera y la ciudad de Gotham en la segunda. No obstante, este anacronismo comenzó casi una década antes, mientras observaba cómo en un escaparate retiraban los detalles de Halloween y los sustituían por motivos navideños. Fue ese contraste el que activó su mente creadora y dio pie a un largo poema titulado “Pesadilla antes de Navidad”.
El director presentó su idea a los ejecutivos de la Disney, para los cuales trabajaba como animador, pero estos lo rechazaron debido a que no seguía el espíritu de la compañía. El proyecto quedó aplazado, y por entonces Burton comenzó a trabajar en su primer corto, “Vincent”, el cual le permitió perfeccionar la técnica del stop-motion. Conforme pasaron los años, la reputación del cineasta creció exponencialmente, para el público especialmente entre el gótico, y para los mandamases de las grandes productoras gracias al éxito cosechado con “Batman”. Consciente de su posición, Tim Burton volvió a presentar a Disney el proyecto que había aparcado, en esta ocasión planteándolo como película de animación basada en la famosa técnica stop-motion que el mismo había perfeccionado. Los de la Disney aceptaron el reto, no sin antes delegar las labores de producción a su filial Touchstone Picture, ya que la historia seguía sin encajar en el espíritu de la compañía.
La larga labor de producción y rodaje había comenzado. Henry Sellick, veterano animador de la Disney, fue el encargado de dirigir el film, siguiendo escrupulosamente la esencia, y sobre todo estética, del cine de Tim Burton. De hecho, Sellick pareció posteriormente haber sido poseído en la muy burtoniana “Monkeybone”. Conviene resaltar este punto, pues si bien la película parece dirigida por Burton, algo que mucha gente cree todavía, no fue así, y la coletilla de “de Tim Burton” del título definitivo hace referencia a que está basada en un relato y sus bocetos del director, quien no se encargó siquiera del guión, aunque sí de la producción. Entre las cifras de la película destaca el largo rodaje debido a la técnica utilizada. Se necesitaba alrededor de una semana para lograr un minuto de cinta, y sumando la pre y post-producción y teniendo en cuenta que la duración final fue de 73 minutos, fueron necesarios casi tres años de trabajo.
El resultado final fue artísticamente impecable. Se aumentó el número de personajes del poema, que sólo contaba con tres, y los decorados. El compositor habitual de Burton, Danny Elfman, compuso la fantástica banda sonora y las letras de las canciones, además de prestar la voz en las canciones al personaje protagonista, Jack Skellington, el Rey de las Calabazas en Halloweentown que en plena crisis existencial descubre que su universo no es más que otro de los muchos mundos que gozan de festividad propia. Así, en medio de árboles con puertas que lleva a esos mundos, se ve interesado en uno particular, la Ciudad de la Navidad, cuyas fiestas cree poder mejorar suplantando cual Grinch, con la salvedad de que éste pretendía estropearla, a Santa Claus. En el doblaje original, en el cual Elfman presta su voz a varios personajes secundarios más, aparecen actores habituales del director, como Catherine O’Hara, actriz casi olvidada por el cine actual que ya había trabajado en “Bitelchus”, y Paul Reubens, el inolvidable Pee-Wee Herman.
Cuando afirmaba que la película sigue la doctrina burtoniana escrupulosamente es porque lo hace incluso en los más pequeños detalles. Por ella pululan personajes de otras obras de Burton. El gato de “Vincent” aparece al principio, saltando a un cubo de basura; la serpiente vista en la película es la misma serpiente de arena de “Bitelchús”; en esta misma película, cuando el personaje interpretado por Michael Keaton emerge del suelo en forma de enorme carrusel, en lo alto de su sombrero tiovivo aparece la cabeza de Jack Skellington; cuando las luces persiguen a Jack puede oírse un extracto del tema central de “Batman”; entre los regalos repartidos por Skellington encontramos una versión en miniatura del pato amarillo en el que se montaba el Pingüino de “Batman Vuelve”, así como la cabeza de gato que servía de imagen de la Corporación Shreck en la misma película, la cual se encontraba en plena fase de rodaje mientras se realizaba “Pesadilla antes de Navidad”.
Cuando la película se estrenó en cines en 1993, el éxito en taquilla fue moderado, pero la crítica la alabó como clásico inmediato. El tiempo le ha dado la razón, y las reediciones en vídeo y DVD no han hecho más que aumentar su legión de seguidores. El mismo Burton asegura que “la película resultó al final mejor de lo que yo mismo esperaba; es la película que siempre quise hacer”. Entre sus reconocimientos destacan los dos premios Annie, los Oscar de la animación, y la nominación a la banda sonora en los Globos de Oro y en los Oscar a los efectos visuales, galardones ambos que no recibió.
15 años después de su estreno ha llegado a nuestras carteleras, con dos años de retraso, la versión remasterizada en 3D de una de las mejores películas navideñas, y no exagero, de todos los tiempos. Burton volvió a usar la técnica stop-motion para rodar una película entera en “La novia cadáver”, la cual sí dirigió y con la que consiguió un mayor éxito de taquilla, aunque la crítica no paró de compararla con aquella película que a día de hoy sigue cautivando a grandes y pequeños por igual, sin necesidad de seguir las infantiles doctrinas disneyianas.
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