Posiblemente, y descontando las películas slapstick de la carrera de Stuart Gordon, Joe Dante sea de los directores que integran Masters of Horror el que mejor ha sabido unir mala leche y terror. Así lo demuestran las dos entregas de Gremlins o “No matarás… al vecino”, por ejemplo. Muchos dicen que si su nombre figura en esta serie es debido a una sola película, “Piraña”, del mismo modo que la carrera de John Landis incluye únicamente un gran título del género. Sin embargo, para mí su carrera, al contrario que la de Landis, nunca ha estado muy alejada del humor y del horror. En sus inicios trabajó para el mítico Roger Corman, y eso marca, hasta que Spielberg le atrajo al lado oscuro, como ya intentara anteriormente con Tobe Hopper con resultados nefastos, para dirigir el tercer segmento de “Twilight: The Movie”. Junto al Rey Midas o por separado, la afición de Dante por el fantástico se ha dejado ver hasta en obras más comerciales como “Pequeños Guerreros”.
Lo cierto es que Dante ha estado perdido estos últimos años, y ha sido gracias a la serie creada por Mick Garris que ha vuelto a ocupar el sitio que merece en la industria, aunque fuera solamente por un par de años. Su aportación a MOH ha sido muy positiva, para muchos deslumbrante, y con una de las constantes de su filmografía: el humor negro.
“Homecoming” (aquí, como el “Vértigo/De entre los muertos” de Hitchcock, titulada de manera doble y alternativa, “El regreso/El ejército de los muertos”) fue muy bien acogida en el Festival de Sitges de 2006, alzándose con la Mención Especial del Jurado y el premio al Mejor Guión. No ha sido el único episodio de la serie que ha conseguido una buena acogida por parte de la crítica y el festival, pero sí el único en hacerse con galardones. La historia, ridículamente ingeniosa, hace una crítica abierta a la guerra de Irak. Los soldados fallecidos vuelven a la vida para reclamar su derecho al voto y para hablar en contra de una guerra injusta a la que fueron enviados con argumentos fallidos.
Dante, quien trata el tema de una manera cómica, pero sin restarle credibilidad y seriedad al asunto, realiza un gran trabajo que se reserva su ataque más mordaz en el desenlace, mostrando cómo las esferas más altas del poder y que rigen el destino del mundo están formadas por zombies. En medio, se reserva algunos homenajes a Romero y Tourneur y una secuencia pro derechos raciales, aquella en la que un soldado “muerto” entra en una cafetería tras haber deambulado bajo la lluvia y el dueño le ofrece apoyo, cobijo y algo para tomar. Todo salpicado con algunas sobrantes frases que explican demasiado las ideas que la cinta intenta exponer, pero que son bastante obvias ya en la misma historia. Ese afán de grandilocuencia le resta puntos, además del hecho de ser un film de vida efímera, tanto que, pasados ya tres años de su estreno, su mensaje suena a caduco. Es lo que tiene una sociedad que, al contrario de lo que ocurre con los soldados-zombie, olvida tan fácilmente lo que ocurre en la actualidad.
Con mucha mayor seriedad trató su trabajo en la segunda temporada, “The Screwfly Solution”. Si en “Homecoming” puso sus zarpas sobre una guerra injusta, ahora su particular mirada se cierne sobre la violencia de género. ¿Qué ocurriría si de repente los hombres se volvieran locos y comenzaran a asesinar a las mujeres? Éste prometedor punto de partida es sabiamente aprovechado por el director, quien elude en esta ocasión las concesiones a la comedia y da un capítulo muy propio de un clásico de la televisión, “Más allá del límite”.
Ya sea por motivos biológicos o movidos por una fervorosa fe cristiana, el exterminio del sexo femenino de la película conduce inevitablemente al del masculino, debido a la incapacidad posterior de perpetuar la especie. Algo parecido a lo que ocurre en algunas plagas de insectos, a las cuales se les inhibe el deseo sexual para aniquilar a la especie. Y así acaba este particular Apocalipsis, con la población femenina prácticamente diezmada por capricho de una especie invasora alienígena de apariencia sospechosamente femenina, en un final que puede echar abajo lo conseguido durante una hora de metraje, pero que arroja una moraleja igualmente válida: las mujeres, y no los hombres, son potencialmente más importantes y por tanto más peligrosas para cualquier especie invasora. El machismo se torna en feminismo llevado al límite de una manera inteligente, a pesar de la opción de la componente de ciencia-ficción del final. El título español, “El eslabón más débil”, adquiere una inteligente importancia entonces, no quedando claro a cuál de los dos se refiere realmente.
Ambos episodios son muy poco televisivos, siendo de los más cinematográficos de toda la serie. Entre los rostros que lo componen tenemos al ex chico Sensación de Vivir, Jason Prestley, y al gran Elliot Gould en el episodio de la segunda temporada, y un cameo de la protagonista de “La noche de los muertos vivientes” en el de la primera como madre del protagonista. De hecho, la secuencia en la que aparece rememora la inicial del cementerio de la primera película de la saga de los muertos, cementerio en el que posteriormente, si nos fijamos, figuran las tumbas de G. A. Romero, J. Tourneur y otros nombres relevantes del género.
"Homecoming (El regreso/El ejército de los muertos)" ***1/2 -- Primera Temporada
"The Screwfly Solution (El eslabón más débil)" ***1/2 --Segunda Temporada
2 comentarios:
Este tio me mola mucho, su humor negro, su estilo cartoon... está infravalorao
sobre los capitulos solo he visto el de la primera temporada y es de los que mas me gustaron
Cuando te has criado entre comedias ochenteras, adorar a Joe Dante es fácil, jaja.
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