Quiero creer
En la secuencia final de la serie televisiva “Expediente X”, Mulder hablaba de que quería creer en un mundo en el que los vivos pudieran comunicarse con los muertos. Frente a él, ambos tendidos en una cama, estaba Scully, quien le aseguraba que todos queremos eso. “Puede que haya esperanza”, respondía Mulder. El cariñoso beso final y la cámara alejándose lentamente de la cama marcaron el final de nueve años cosechando éxitos, premios y elogios. La pregunta que se hacía en aquel momento el espectador una vez conocida la aterradora verdad que habitaba en la mente de Mulder y que por incapacidad para aceptarla él mismo no supo contar a su compañera, mucho más que la de responder a las grandes incógnitas de la serie, fue la del porvenir de la pareja protagonista.
Tras seis años de ausencia, Chris Carter ha debido hacer frente a esta duda que transita por las cabezas de todos. La segunda película de los expedientes X comienza como un capítulo más, se desarrolla como un capítulo más y culmina como un capítulo más. Por el camino, eso sí, arrastra un par de escollos de guión, de realización y lo que es más importante, el gran lastre de no presentar lógicamente a sus personajes después de tantos años. Para los que somos fans de la serie, la idea de los dos agentes viviendo en paz y harmonía, pese a servir perfectamente para comprender la huida de la oscuridad que persiguen los dos, se torna algo exagerada y probablemente ridícula, y más si consideramos la posibilidad de que terminaran siendo pareja.
Por suerte, el desarrollo de la cinta es de altura, y es lo que la salva realmente. Leído hasta aquí, puede pensarse que la idea de que el nudo de la historia sea como el de un capítulo más conlleve a que no merezca la pena verla por ser un simple episodio alargado, como ocurría en la primera película de hace una década. Sin embargo, aquélla exprimía con viejos tópicos de la ficción televisiva el asunto de la conspiración extraterrestre y no aportaba nada nuevo. Chris Carter, en un ejercicio de buen juicio que denota su inteligencia concibiendo historias, se ha prevenido de eso y ha optado por una trama independiente de la serie, y en la que abunda el desarrollo de sus dos antagónicos protagonistas. Así, “X-Files: Creer es la clave” acierta desde un punto de vista dramático por encima del suspense, al contrario que la anterior entrega, y da rienda suelta al debate entre fe y razón, entre obsesiva creencia y escepticismo. A diferencia de como pudiera parecer, aún se podía sacar partido de esta lucha entre las dos fuerzas.
Su independencia del modelo es tal que no se permite en su comienzo demasiado tiempo para la nostalgia, salvo contadas ocasiones. Lo que ha conseguido Carter es un episodio alargado, sí, pero sabiamente exprimido de cara a su propia filosofía, de la que él mismo sabe más que nadie. Tal vez por eso haya decidido ser el realizador, tras haber dirigido varios capítulos de la serie. Solventa la dirección de manera correcta, excepto en escasos momentos -los créditos finales y lo que ocurre durante los mismos-, inserta “gags” discutibles -la foto de George Bush mientras suena el tema central de la serie-, tiene pasajes del guión redundantes -cierta frivolidad ante temas de actualidad como la pedofilia; el cameo insustancial de Skinner-, pero en general es una película para ver tanto por los que no siguieron toda la serie como para sus más fervientes admiradores, entretenida, justa con su propia filosofía y bien edificada, como si de un capítulo bien pensado se tratase. Con eso es suficiente, o quiero creer que así es.
A favor: su independencia con la serie y lo sabiamente que exprime la lucha entre fe (Mulder) y razón (Scully)
En contra: la poco creíble presentación de la pareja protagonista después de tantos años, los créditos finales y algunos "gags"
FICHA TÉCNICA:
The X Files: I Want to Believe
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2008, EEUU, 102 minutos, Thriller/Ciencia-ficción
Dirección: Chris Carter
Guión y producción: Frank Spotnitz y Chris Carter
Intérpretes: David Duchovny, Gillian Anderson, Billy Connolly, Amanda Peet, Mitch Pileggi
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