Estreno el 28 de Diciembre
Frank Lucas supo aprovechar una grieta en una organización mafiosa para pasar de ser el chófer y protector del jefe a uno de los principales narcotraficantes de Estados Unidos. En una época en la que la droga era rebajada y revendida a precios desorbitados tras su considerablemente barata venta, Lucas hizo de Vietnam un negocio importando la “magia azul”, heroína pura que usaban los soldados durante la guerra. Su dinero y el del resto de clanes familiares compraban a los policías su silencio y les ofrecían suculentos favores. Entre tanto poli corrupto estaba Richie Roberts, detective venido a menos y detestado por sus compañeros a causa de su honestidad con aspiraciones a ser abogado y atrapar a todos esos compañeros con conexión con la mafia.
Lucas y Roberts representaban las dos caras de la misma moneda, la confrontación de dos hombres que comenzaron desde cero con proyectos y filosofías que no se estilaban, que los alejaban de sus compañeros pero que lograron salir a flote en sus respectivas campañas. El primero vendió droga pura al cien por cien y se hizo con el control de media ciudad y el segundo llevó su honradez hasta la desarticulación de toda una red criminal.
“American Gangster” nos muestra las dos caras de esa moneda de manera alternativa, sin enfrentarlas directamente pero cruzándolas en más de un punto. El encargado de hacerlo es un inspirado Ridley Scott, director que cada cierto tiempo realiza alguna que otra joya (“”Alien, el octavo pasajero”, “Blade Runner”, “Gladiator”) a costa de hacer películas menores en medio (“La teniente O’Neill”, “El reino de los cielos”). Es, al igual que su hermano Tony, un director apegado a la violencia y el exceso cinematográfico, pero un artesano capaz de dirigir bien una película cuando se lo propone.
Su última película forma parte de las que podemos llamar como bien dirigidas. “American Gangster” es vibrante, entretenida, está bien orquestada y puede recordar a “Scarface” o “French Connection” en su trato del ascenso al poder, el narcotráfico y la lucha de dos fuerzas opuestas pero complementarias. Juega bien sus cartas de alternar la acción de sus dos protagonistas y sólo decae un poco cuando ambos unen fuerzas de una manera un tanto forzada quizás en sus minutos finales, aunque fuera así como realmente ocurriera.
Buena parte del loable resultado final de “American Gangster” se debe a sus dos actores. Denzel Washington y Russel Crowe bordan los papeles de criminal y policía en un careo que al igual que en el “Heat” de Michael Mann nunca llega a producirse del todo, ni siquiera cuando están sentados el uno al frente del otro. Pero por mucho que huela a Oscar en cada fotograma, por muy bien que Scott y sus chicos hayan hecho su trabajo estamos ante una película grande en intenciones, medios y logros, pero no ante una gran película, que es distinto. Será vista como una muy buena cinta, pero no llega probablemente a la categoría de película para la posteridad. Aunque nunca se sabe, habrá que ver cómo la trata el tiempo.
Lo mejor: Washington y Crowe, inmensos
Lo peor: no llega a ser una película inolvidable
Título original: "American Gangster"; Año: 2007; Nacionalidad: EEUU; Género: Drama; Duración: 157 minutos; Dirección: Ridley Scott; Guión: Steven Zaillian; Intérpretes: Denzel Washington, Russell Crowe, Josh Brolin, Cuba Gooding, Jr., RZA, Ted Levine, Carla Gugino
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