Más allá de la Fuerza
Hay instantes
cinematográficos que ya forman, de una manera cuasi inevitable, parte de la
memoria colectiva, tanto de la cinéfila como de la humana en general. Leer las
palabras “Hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana…” sobreimpresas en
color azul sobre un fondo negro, forma parte de esa instantánea que ha quedado
grabada en la retina del espectador. Y la fanfarria tan característica de John
Williams acompañando a unas letras amarillas que se pierden en el espacio
profundo, componen otro de esos momentos indelebles del séptimo arte.
Star Wars es más que
una saga de películas. Es todo un universo que ha crecido más allá de la mente
de su creador. Es un sentimiento, prácticamente una religión de nueva era, que
invade y rodea al espectador desde que aparece en pantalla el letrero de
Lucasfilm hasta que acaba el último crédito. J.J. Abrams lo sabía, y aunque confundía
la nostalgia con la copia, su “Despertar de la Fuerza” respiraba clasicismo,
amor por el blockbuster ochentero, y
tenía encanto, magia. No tenía que esforzarse demasiado por vender su producto,
porque esta franquicia tiene vida propia.
Pero eso no era
suficiente. Lo más frustrante de aquel episodio VII era que se veía incapaz de
extender el universo más allá. Y vaya si se puede. “Los últimos Jedi” viene a
demostrar que todavía quedan muchas más historias que contar, que hay vida más
allá de la Fuerza. Sí, no es una película perfecta, sigue teniendo momentos
salidos de tono –alguna trama secundaria que no lleva a ninguna parte, algún
villano de postín, cierto personaje mal presentado en la anterior que sigue
arrastrando en esta, algún chiste sin demasiada gracia que resta seriedad a
fragmentos de enorme trascendencia-, pero en general deja un regusto a nuevo.
Y he aquí el mayor
riesgo del film dirigido con brío por Rian Johnson. “Los últimos Jedi” es un
salto al vacío, una aventura que podrá indignar a los fans más cerrados de
mente por su osadía, por pervertir algunos de los postulados más sagrados de la
saga, por ofrecer momentos de auténtico asombro que podrían ser tildados por
algunos de herejía o ridiculez. Es una cinta que se desmarca de todo lo visto
hasta ahora en la serie de películas, pero sin dejar de pertenecer al mundo
creado por George Lucas. Porque por mucho que se distancie de ella, al final lo
que queda es esa nueva esperanza de que todos podemos iniciar nuestra nueva
rebelión, de que todos podemos estar llamados a ser algo más de lo que somos, de
que no somos unos Don Nadie. Nos invita a mirar a las estrellas, a soñar. He ahí la magia de Star Wars.
A
favor: lo bien que sabe desmarcarse de lo visto hasta
ahora en la franquicia
En
contra: alguna salida de tono, y el riesgo que asume
pervirtiendo los mandamientos de la saga
Calificación ****
No se la pierda
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