martes, 2 de febrero de 2016

LA CRÍTICA. Creed

Reviviendo el sueño americano
Hay momentos del séptimo arte que perduran en la memoria colectiva. Scarlett O’Hara poniendo a Dios por testigo de que jamás volverá a pasar hambre, aquella sombra que asesinaba a Marion Crane a sangre fría en el motel Bates, la demencial mirada directa a cámara de Álex… y ese campeón del pueblo que ascendía a lo más alto del sueño americano a base de esfuerzo y sufrimiento. Y por supuesto, existe todo lo contrario, momentos que producen vergüenza ajena, como ver a John Wayne interpretando a Genghis Khan, colocar pezones a Batman, o simplemente la mera existencia de productos como “Dragonball Evolution”.

“Creed” podría entrar en este segundo grupo. Muchas son sus escenas con las que más de uno deseará sentirse engullido por la butaca, con la vana esperanza de que nadie le esté viendo. Pero una en concreto se lleva la palma, aquélla que trata de ser un homenaje a la mítica escena de Rocky subiendo las escaleras del triunfo. Un instante gratuito, de una épica inexistente a pesar de los intentos de su reiterativa banda sonora y del abuso y desperdicio de planos a cámara lenta, coronado por unas motos, los gestos exagerados de su protagonista –horroroso Michael B. Jordan- y la aparición desde una ventana del ídolo de toda una generación, todos con una expresión de felicidad forzada en sus rostros.


“Creed” no es más que un intento de revivir el gran sueño americano, pero con importantes lagunas de guión –frases supuestamente graciosas, el desastroso desarrollo de la relación del protagonista con la memoria de su padre, esa madre que lo mismo teme por su hijo que se alegra por sus triunfos- y de realización –los momentos a lo Guy Ritchie de un director tan poco personal como Ryan Coogler- que no son nada comparadas con el espíritu bondadoso y naif del producto. Ñoña es, y demasiado.


Esta especie de reinicio/secuela/spin-off/remake nada disimulado e inconfeso del original sólo merece la pena ser visto por la interpretación de Sylvester Stallone. Pero que esto no llame a engaño. Su trabajo destaca por encima de la mediocridad del conjunto, sin llegar a estar de Oscar. Y mucho menos cuando se avecina otra secuela, donde volverá a ofrecer el mismo recital interpretativo. La saga sigue en forma, y la maquinaria de hacer dinero continúa bien engrasada. Aunque para ello deba reconstruir el sueño con cimientos de naftalina y algodón de azúcar, y le sea necesario copiarse a sí misma.

A favor: Stallone, que destaca sobre la mediocridad del conjunto
En contra: todo lo demás

Calificación *
Ni se moleste

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