Crimen y castigo
¿Quién dijo que los clásicos no pueden volver por la puerta grande? Sidney Lumet fue testigo y uno de los artífices de esa corriente política y dura que azotó al Hollywood de los años 60 y 70. Junto a compañeros como John Frankenheimer, Alan J. Pakula o William Friedkin, entre otros muchos, formuló el estilo de cine que se constituiría como el relevo del Hollywood dorado que predominó hasta la década de los 50. Eran filmes secos, ásperos, duros y realistas. Thriller, suspense, drama e incluso terror -”El exorcista”, en su forma, tampoco escapa de este estilo- estaban cortados con el mismo patrón antes de la llegada del blockbuster de Spielberg y Lucas.
Superada la peligrosa barrera de los 80, edad a la cual se hace difícil hacerse un hueco en el panorama cinematográfico, Lumet no sólo ha vuelto, sino que lo ha hecho con un thriller soberbio, a medio camino entre el clasicismo de su etapa de esplendor como realizador, como si no hubieran pasado los años desde “Tarde de perros” o “Doce hombres sin piedad”, y los cánones del cine actual.
“Antes que el diablo sepa que has muerto” muestra las causas y consecuencias de un crimen, las motivaciones y el castigo, en un ejercicio de salto en el tiempo que toma como referencia el momento del robo. Los flashbacks y flashforwards, que irrumpen en la escena actual de una manera elegante y reconocible en cuanto a montaje, cuentan los motivos que llevan a una pareja de hermanos a robar en la joyería familiar, y el castigo posterior que sigue el efecto de bola de nieve, con estimulantes giros de guión, previsibles en su mayoría pero lógicos, que harán que un simple robo se convierta en algo mucho más complicado de lo que la pareja protagonista pudiera haber imaginado.
Con esta historia, simple en esencia pero compleja a nivel de tratamiento, recuperamos al Lumet de antaño. “Antes que el diablo sepa que has muerto” no desfallece en ningún momento, crece en intensidad y se desarrolla de una manera ejemplar. Entre otros muchos factores, lo que quizás le haga ocupar una posición en el ranking de mejores películas del año es la transición que hace del thriller al drama familiar. Porque en el fondo se trata de una película sobre la familia, retratando las relaciones paterno-filiales de un modo más contundente que el tono general y alcanzando el mismo nivel de dureza que las películas que en otro tiempo ya nos ofrecieran los cineastas de su generación.
Intenso, soberbio, contundente viaje del policíaco con tintes a cine negro al seco drama familiar, la última obra magistral de un director en plena forma cuenta además con un reparto de altura, en el que destacan un actor siempre arrollador, Philip Seymour Hoffman, y un partenaire que nunca olvida cómo dar la perfecta réplica a sus compañeros de reparto, Ethan Hawke. Junto a ellos dos nombres de altura, Albert Finney y Rosemary Harris, y una convincente Marisa Tomei, ayudados por una puesta en escena que roza la perfección. Bienvenido de vuelta, maestro.
Lo mejor: el inteligente paso del thriller policíaco al contundente drama familiar
Lo peor: ¿Por qué la comparan con el cine de Tarantino?Título original: "Before the Devil knows you're dead"; Género: Thriller-Drama; Año: 2007; Nacionalidad: EEUU; Duración: 116 minutos; Dirección: Sidney Lumet; Guión: Kelly Masterson; Intérpretes: Philip Seymour Hoffman, Ethan Hawke, Albert Finney, Marisa Tomei, Rosemary Harris
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