sábado, 9 de febrero de 2008

LA CRÍTICA


Sweeney Todd,
el diabólico barbero de la calle Fleet ****

Ed Wood, Icabod Crane, Eduardo Manostijeras,... Pocas veces la simbiosis entre director y actor ha sido tan perfecta como la que se ha establecido en el tándem Burton-Depp. Se deben y les debemos mucho, en especial esos entrañables freaks que tan amorosamente retrata el director y encarna el actor, indudables iconos ya de la cultura popular de las últimas décadas. No podía existir un director mejor para llevar al cine el macabro musical creado por Stephen Sondheim y Hugh Wheeler. Y a la complicidad entre realizador e intérprete debemos unir en esta ocasión la que se produce entre ambos y los creadores de la obra, tanto en estética como en intenciones.

La propuesta de Burton comienza desde una fuente desconocida, como lo hacían los relatos en los que se basa el musical original, desde un reguero de sangre que emerge de ninguna parte y recorre los canales subterráneos de la putrefacta Londres, cuna del desarrollo de los nuevos ricos y pozo en el que se pudren los mendigos y comerciantes. A la ciudad regresa tras muchos años de exilio Sweeney Todd, anteriormente conocido como Benjamin Barker, alimentado por una sed de venganza hacia el hombre que le arrebató a su esposa y a su hija años atrás, el juez Turpin. Para ello se aliará en un sanguinolento pacto con una pastelera de tres al cuarto y hará las veces de barbero hasta que llegue el momento de asestar el corte final al juez.

A un servidor, muy acostumbrado al musical con mayúsculas provisto de más de un número musical gigantesco, de esos repletos de coralidad y vivacidad, se le han hecho bastante difíciles los primeros minutos de “Sweeney Todd. El diabólico barbero de la calle Fleet”. El de Sondheim/Wheeler, y por ende el de Burton, es un musical sin aspavientos, contenido en su desarrollo y rotundamente serio, sin un atisbo de resultar alegre y apoyar la complicidad con el espectador en esa vivacidad, en el colorido de su puesta en escena y números musicales como hacen otras películas del género. Sin embargo, la buena mano de su director hace que conforme avance el metraje la película, pese a su hermetismo inicial, vaya en un in crescendo continuo también visible en la fuerza de sus canciones. Superado ese tramo inicial, Burton expone sus cartas son solemnidad y la contención de su comienzo termina por estallar y brota por cada fotograma como la sangre por la hojilla del barbero asesino.

Buena parte de que la complicidad con el espectador vaya en aumento es gracias a su actor protagonista, Johnny Depp. Depp compone un barbero comedido, soberbio, sin las excentricidades de Willy Wonka o Ed Wood. Más que merecida es su nominación al Oscar, como también es meritoria su compañera de reparto, una Helena Bonham Carter que hacía años que no encajaba tan bien en un personaje.

Podemos hablar de “Sweeney Todd. El barbero diabólico de la calle Fleet” como un experimento en la carrera de Burton que se salda con un musical intenso pero sin la necesidad de resultar majestuoso ni gigantesco, en la que todos los aspectos, desde los actores hasta la puesta en escena, pasando por la banda sonora del mismo Sondheim (por una vez en la filmografía burtoniana no echamos de menos a Danny Elfman), forman un entretejido capaz de alcanzar la complicidad consigo mismo, con el espectador y con la obra musical que adapta.

Lo mejor: pese a su hermetismo va en continuo in crescendo
Lo peor: cuesta entrar al principio en su propuesta musical

Título original: "Sweeney Todd, the demon barber of Fleet Street"; Nacionalidad: EEUU; Año: 2007; Género: Musical; Duración: 117 minutos; Dirección: Tim Burton; Intérpretes: Johnny Depp, Helena Bonham Carter, Alan Rickman, Sacha Baron Cohen, Timothy Spall

1 comentario:

Anónimo dijo...

mmm... no se yo... tengo mucha mania a johnny "sobrevalorado" depp... me parece un actor muy poco competente y burton tampoco es que ahora sea de mi agrado...
sin embargo la veré jeje

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