30 días de oscuridad ***1/2
“30 días de noche”, la novela gráfica escrita por Steve Niles e ilustrada por Ben Templesmith, nunca fue un gran comic book pese a su éxito. Acertaba a la hora de transmitir en imágenes la confusión que los gélidos parajes de Alaska podían crear a base de difuminar sus dibujos, todo unido a una estética gore bastante detallista pese a lo borroso de sus imágenes. Pero esta obra gráfica ya convertida por muchos en objeto de coleccionista adolecía del provecho que en cuanto a personajes se le podía sacar a una historia como la que narraba. Nunca supo transmitir la desesperación que supone esperar 30 días para poder sobrevivir y nunca fue capaz de interiorizar en sus personajes lo suficiente. Se preocupaba de ir más al grano en la acción.
La novela original fue concebida para ser una película, pero ningún estudio accedía a financiarla. Fue así como se convirtió en la novela gráfica que es hoy en día, y ha sido un abanderado del cine fantástico, Sam Raimi, el que finalmente ha sucumbido al encanto de los vampiros. Uno de los mayores aciertos de su versión cinematográfica es que su guionista es el mismo Niles, lo que la asegura cierta fidelidad hacia el cómic original, incluido ese amargo desenlace tan difícil de encajar. Niles elimina pasajes redundantes en la trama y añade más elementos de terror y acción, pero el conjunto sigue viéndose resentido por esa falta de interiorización en unos personajes situados en un enfrentamiento en el que llevan las de perder.
Del 18 de Noviembre al 17 de Diciembre el sol nunca se pone en el pueblo de Barrow, Alaska. Su población, de apenas 150 personas, se prepara para 30 días de noche sin descanso, para un invierno crudo. Escenario perfecto para que un grupo de vampiros haga de las suyas, asegurándose de que durante un mes no tendrán que preocuparse de la luz del sol. El sheriff y un grupo de supervivientes sólo tendrán una salida: mantenerse ocultos. Semejante argumento sería la base perfecta para analizar el ambiente de desesperación y angustia que pueden sufrir los desafortunados (porque era mejor estar muerto) supervivientes a la masacre inicial. Sin embargo, la película no aprovecha este punto y prefiere ofrecer un espectáculo gore, algo que ya ocurría en la novela.
A pesar de todo, “30 días de oscuridad” mantiene bien la tensión, asusta y sobrecoge en más de una secuencia al espectador y ofrece algún que otro tramo de puro gore, sin escatimar hemoglobina, como la secuencia con la niña-vampiro o las múltiples cabezas rebanadas hacha en mano. Parte del encomiable respeto hacia la atmósfera y estética de la obra de Niles y Templesmith es trabajo de David Slade, el autor de la fantástica “Hard Candy”. De nuevo, Slade sabe imprimir fuerza a las imágenes, y da al film ese halo borroso fruto de los fuertes vientos de la localidad pese a los cabos sueltos del guión.
En una época en la que el cine de zombies es el que manda, se agradece que alguien haya tenido el valor de actualizar el cine de vampiros. Los vampiros de Niles-Slade son imponentes, macabramente actuales y sanguinarios. Su única misión es aniquilar la plaga humana y cerciorarse de que nadie quede vivo para informar de su existencia. Y entre todos ellos un malo de altura, Danny Huston, tan sádico y descorazonado como atractivo. Puede que no sea la encargada de resucitar el género y colocarlo donde merece, pero es un más que digno comienzo.
Lo mejor: Danny Huston y que no escatima en elementos gore
Lo peor: la falta de profundidad en los personajes, algo ya presente en la novela
Título original: "30 days of night"; Año: 2007; Nacionalidad: EEUU; Duración: 113 minutos: Género: Terror; Dirección: David Slade; Intérpretes: Josh Hartnett, Melissa George, Danny Huston
2 comentarios:
Interesante Critica, me gusto tu blog..
Segui asi Gracias!
Muchas gracias NoEdit!!! Al cambiar de fondo del blog no modifiqué el de la letra rojo sangre, así que puede costar leerlo. Mis disculpas.
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