Pecados de nuestros padres
Algo va muy mal en el
cine español cuando nuestros cineastas se van a hacer las Américas. O quizá
simplemente sea por eso del sueño que promete Hollywood. Sea como fuere, el
caso es que ya van demasiados talentos de nuestro cine que se pagan un billete
hacia el Nuevo Mundo. Jorge Dorado, Jaume Collet-Serra, Juan Antonio Bayona,
Juan Carlos Fresnadillo, Nacho Vigalondo… y ahora es Paco Cabezas, una de
nuestras más grandes promesas, quien prueba suerte en esto de conquistar el
sueño americano. Algunos de ellos han conseguido mantener su personalidad tras
su desembarco. Desgraciadamente, no es el caso que nos ocupa.
Más allá de personajes
de los bajos fondos a lo Guy Ritchie perseguidos por su pasado o de hijos que
pagan por los pecados de sus progenitores, poco queda del subversivo realizador
que nos sorprendió con la salvaje “Carne de neón”. Solamente algunos golpes de
ingenio puntuales, presentes principalmente en sus escenas de acción
resultonas, podemos intuir que Cabezas ha tenido la libertad suficiente para
dar rienda suelta a todo su talento. Por lo demás, su propuesta es monótona y lineal,
sin sorpresas artísticas, un intento frustrado de ejercicio de estilo que juega
a ser un thriller de venganza sin alma, con una banda sonora atonal y que consigue transmitir justo lo contrario que las imágenes.
Pero poco puede hacer
el director cuando entre manos tiene un guión tan insustancial como el que
firman a cuatro manos Jim Agnew y Sean Keller, expertos en parir grandes
libretos como “Giallo”, “Kraken” o “Jugando con la muerte”. Ya su trama nos
pone sobre aviso: padre de familia de turbio pasado criminal emprende una
búsqueda frenética de los secuestradores de su hija. Sí, una premisa argumental
tan tópica que ha sido explotada infinidad de veces por el séptimo arte, con
Liam Neeson o Jason Statham, por ejemplo, como atractivos protagonistas.
En el lugar de estos titanes
del género tenemos a un valor seguro como Nicolas Cage. Un valor seguro a la
hora de participar en productos de serie B destinados a permitirle pagar sus
hinchadas facturas. Eso es “Tokarev”, la hermana fea de "Taken" o "Mystic River", una cinta de acción irregular en la que
Cage vuelve a brillar como estrella del cine destinado al mercado doméstico,
una nueva vuelta de tuerca a su ya maltrecha carrera. Y poco pueden hacer
secundarios solventes como Danny Glover o Peter Stormare por levantar el
conjunto. Tampoco lo intentan. De haber tenido a Neeson o Statham al frente,
esto habría sido al menos entretenido. Nos tenemos que contentar con un
intérprete que no encuentra el punto de equilibrio entre inexpresividad e
histrionismo, un actor que no actúa, sobreactúa bajo prótesis capilares
imposibles que despistan en cada plano. Y lo que es peor, con un salto más que
discutible al cine mainstream
estadounidense de una de nuestras jóvenes esperanzas. Así no, Paco, así no.
A
favor: algunas escenas de acción resultonas
En
contra: guión, realización, Nicolas Cage…
Calificación *