Estamos ante un espectacular documento del Apocalipsis, ni más ni menos. La sombra de “El proyecto de la bruja de Blair” es alargada, y tras “[REC]” y la todavía por estrenar “Diary of the dead” de Romero, “Cloverfield” (aquí bajo el discutible título de “Monstruoso”) toma el testigo con acierto para presentar el día del fin del mundo en formato digital. La idea es la de siempre: una cámara recoge los hechos en tiempo real de una catástrofe siguiendo el más estricto dogma del reportaje televisivo, en el que uno de los protagonistas sirve de cámara del horror, se manifieste éste de cualquier manera, cuyo final es tan apocalíptico y desesperanzador como los fatídicos hechos que se registran.
Muchos puntos equidistan a la película de Matt Reeves de las anteriormente citadas. En primer lugar, lo bien que su director toca todos los temas con el mismo recurso. Por sus ajustado metraje fluyen el suspense, la ciencia-ficción, el terror y el gore (inolvidable la explosión interna de una de las protagonistas), el drama y por supuesto la paranoia con monstruo de fondo. Reeves es capaz de mover la cámara de una manera magistral en las escenas de acción a pesar de contar con un encuadre tan cerrado. En segundo lugar, el encanto que despiertan las películas con mastodóntico monstruo godzilliano, el mismo encanto que encumbró a “Tiburón” o la reciente e ilustre “The Host”. En tercer lugar el interés que muestran las múltiples etapas en las que se divide: la presentación inicial en la fiesta, que permite identificar al espectador con los humanos personajes; el desconcierto inicial y las múltiples teorías para explicar el ataque, que crean un sobrecogimiento similar al que Spielberg conseguía en la denostada “La guerra de los mundos”; la tensión de la secuencia de los túneles y el edificio inclinado, con la ya habitual visión nocturna que consigue reducir aún más el encuadre... Y por último, la mano del genio J.J. Abrams, creador entre otras de la genial serie “Perdidos”, moviendo los hilos de este pequeño gran proyecto. Solamente mencionar en su contra esa ampulosa banda sonora de los créditos finales, quizás demasiado colosal para una película que debería seguir incluso en su final las convenciones del documental.
Mencionar a Spielberg no ha sido gratuito. “Cloverfield” combina la radicalidad del cinema verité y la veracidad del documental con el espectáculo de “Parque Jurásico”, la intriga que otorga no mostrar del todo al monstruo de “Tiburón” y la componente apocalíptica, marcada en esta ocasión por la decapitada Estatua de la Libertad, y sobrecogedora de “La guerra de los mundos”. Esta película es eso: un enorme espectáculo no exento de inteligencia y buen juicio que ha sabido apostar al caballo ganador ayudándose del marketing viral, que lleva inundando la red desde el estreno de “Transformers” y que la ha dejado plagada de pistas que conducen a otras pistas. Es probablemente este punto el que ha provocado que los muchos fans que acumulaba la película antes del estreno no hayan entendido del todo la sutileza de la propuesta. La expectación que creó ha jugado en su contra, pero le ha asegurado un éxito de público sobresaliente, que es de lo que se trata. A todo ese sector que no la ha tratado como merece, que se han sentido estafados una vez visto el resultado, un mensaje: el tiempo la colocará donde le corresponde.
Lo mejor: no pierde fuelle en casi ningún momento
Lo peor: la banda sonora de los créditos finales, no acorde con la propuesta
Lo peor: la banda sonora de los créditos finales, no acorde con la propuesta
Título original: "Cloverfield"; Género: Ciencia-ficción/Suspense/Terror; Año: 2008; Duración: 84 minutos; Nacionalidad: EEUU; Dirección: Matt Reeves; Guión: Drew Goddard; Intérpretes: Michael Stahl-David, Odette Yustman, Jessica Lucas, Lizzy Caplan, T.J. Miller
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