Preferiblemente cordero
La ceremonia de entrega de los Oscar de hace unos años se vio alterada por un agitador de masas nato, un documentalista mordaz aunque un tanto dado a la publicidad barata y ciertamente maniqueísta llamado Michael Moore. En aquel momento el señor Moore osó criticar abiertamente una administración, la del presidente Bush, que no funcionaba entonces ni sigue funcionando ahora, en una batalla mediática que ha venido perpetuándose en “Fahrenheit 9/11” y la reciente “Sicko”. Y fue en aquel momento cuando la hipocresía de la industria, materializada en un puñado de famosos que no se levantó de sus butacas a vitorear al orondo realizador, quedó patente. Pues prepárense, porque en los próximos meses el mismo Hollywood que no cuestionaba a su propia política nos va a fustigar con películas en las que la guerra de Irak y sus consecuencias son el eje de la trama.
De todas ellas posiblemente haya trabajos interesantes, como el de Paul Haggis y Brian de Palma, pero otros tediosos y un tanto panfletarios, como el “Leones por corderos” de Robert Redford. Alejándonos de trabajos como “El río de la vida” o “Quiz Show” queda claro, y sobre todo al ver su último trabajo, que Redford es un americano de pro que aboga por la libertad intelectual y moral, como también ha quedado claro en trabajos como actor en películas como “Todos los hombres del presidente”.
Director político cuando quiere, lo más ingenioso de “Leones por corderos” es la encarnación del personaje de Tom Cruise, que no su interpretación, todo un compendio de los grandes mandatarios de los Estados Unidos. Ahí acaba la grandeza de este discurso intelectualoide sólo para los realmente interesados en política. Lo demás no es más que tres historias a cual menos interesante acerca del cambio de ideales, una dirección nada arriesgada y sí muy académica del que debería ser un genio de la realización a estas alturas, y en definitiva una larga sesión de hora y media de interminables diálogos en una estructura y un desarrollo que en ningún instante consiguen atraer al espectador, con una discutible adhesión y cohesión entre las tres tramas paralelas.
Pero lo que sí desprende “Leones por corderos” es una acuciante fecha de caducidad. Estamos ante una película que debe ser vista en nuestra era, que con el paso de los años quedará desfasada, y que incluso a un no americano puede que no llegue a interesar realmente. En otras palabras, posiblemente sea relevante aún menos en Europa que en su propia casa. Es la suma en resumen de fecha de caducidad, de escasa proyección internacional y la falta de interés absoluto que despierta.
De alguien como Redford era de esperar un trabajo tan correcto que aburre, tan político y cargante que no es capaz siquiera de insuflar credibilidad a un Tom Cruise que no encaja en el papel, a una Meryl Streep que está sin más, y a un director-actor que no demuestra nada en ninguno de los dos bandos de la cámara. Y puede que esté pecando de cordero y no de león -la diferenciación entre quiénes son unos y otros es de lo más loable del film- al decir que lo que cuenta no me interesa en absoluto, o más bien me interesa poco por no ser atractivo el cómo lo cuenta. Espero no ser el único cordero entre el público.
Título original: "Lions for Lambs"; Género: Drama; Año: 2007; Nacionalidad: EEUU; Duración: 92 minutos; Dirección: Robert Redford; Intérpretes: Robert Redford, Meryl Streep, Tom Cruise
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