
Metamorfosis
Si hubiera que comparar “Promesas del Este” con cualquier otra película de la filmografía de David Cronenberg es con su más cercana hermana comercial, “Una historia de violencia” . Ambas comparten el retrato de una violencia cotidiana pero nada glorificada ni criticada, la elección de Viggo Mortensen como insuperable protagonista, una visión más dirigida al público que en ocasiones anteriores y sobre todo ese acercamento a lo extraño desde la más absoluta normalidad. Pero ahí acaban las coincidencias. Su protagonista podría ser una extensión del Tom Stall de la anterior, el héroe inesperado que ha acabado por aceptar su violento pasado de miembro de una familia mafiosa. Y digo podría porque su último film rompe cualquier similitud con su predecesora y no es que redefina el concepto de thriller, sino que muta bajo la batuta de su autor.
En ningún sólo segundo de metraje se deja notar repetición ni de situaciones ni de trama, aunque sí de temática. A pesar d

Estamos también ante la metamorfosis cinematográfica de un director imprescindible, de la mutación de un creador que sólo ha cambiado su empaque -las sombrias calles londinenses infectan la atmósfera- y que quizás ya no puede ser tan venéreamente sucio como en otras películas, pero que en esencia sigue hablándonos de las mismas insanas obsesiones. Incluso en más de una secuencia se permite dejar ver su descarnada marca de identidad, como la que abre precisamente el film, que une unívocamente nacimiento y muerte, o la de esa memorable pelea en la sauna.
A todos los que critiquen este nuevo giro en su carrera les invito a destripar s

Título original: "Eastern Promises"; Nacionalidad: Reino Unido-Canadá-EEUU; Duración: 99 minutos; Género: Thriller; Dirección: David Cronenberg; Guión: Steve Knight; Intérpretes: Viggo Mortensen, Naomi Watts, Vincent Cassell, Armin Mueller-Sathl