lunes, 2 de octubre de 2017

LA CRÍTICA. It

Un monstruo viene a vernos
De todo el imaginario literario que Stephen King ha parido como fuente de inspiración en este casi medio siglo de profesión, quizá sea “It” el libro que mejor atesora y resume las pulsiones del escritor de Maine. Los miedos infantiles, la dolorosa transición de la infancia a la madurez, la pérdida de la inocencia de la manera más traumática posible… Podría decirse que es su obra definitiva a nivel temático, que no la mejor, dentro del género que le ha dado los mayores réditos en ventas.

En ese sentido, podría también asegurarse que Andy Muschietti ha hecho muy bien los deberes, y que está llamado por derecho propio a ser uno de los cineastas que mejor ha sabido entender la psicología tras las páginas de King. Su “It” constituye la adaptación definitiva que se ha hecho de una novela del maestro del terror a la pantalla grande. Muschietti ha conseguido abarcar como pocos el complejo universo de King, y su film se erige como una adaptación de la obra del escritor en general, y no solamente del libro que le da título.


Así, “It” no es únicamente una película de terror. Es una cinta sobre el terror, sobre los miedos de toda una etapa de nuestras vidas que, como adultos, seremos siempre incapaces de rememorar con detalle, por mucho que nos empeñemos en asegurar que recordamos nuestra infancia. El miedo encarnado por un malévolo payaso –formidable y aterrador Bill Skarsgard- y sus múltiples formas, el miedo que ejercen sobre nosotros nuestros propios familiares, el matón de la escuela, las amistades y alianzas rotas, la pérdida… Un miedo que su director acierta a retratar como si de un episodio de la serie “Pesadillas” se tratase, como si estuviéramos encerrados en una casa del terror. O incluso peor, en esa casa de Neibolt cuyas escenas constituyen de lo mejor y más escalofriante de todo el film.

Un relato sombrío sobre la muerte de la infancia, que exige del espectador precisamente volver la vista atrás, a los amores de verano montados en bicicletas, a la nostalgia de una época pasada dulce, pero tristemente dejada atrás. Un pacto con la infancia que nos permitirá disfrutar de su espléndido reparto de jóvenes actores, de la fantástica y tenebrosa atmósfera que ha conseguido Muschietti en cada escena, que si bien arrastra algunos escollos propios de los tiempos que corren –esos dichosos jump scares de los que tanto abusa- o del material original –las apariciones del payaso pueden hacerse repetitivas en su primer tramo-, sí que mejora algunos aspectos de éste –la escena de las diapositivas o el tramo final, de mayor contundencia-, a la par que sacrifica algunos detalles de la historia que podrían haberla enriquecido mucho más, como la historia del pueblo y sus habitantes y el papel de Pennywise en ella.


Pero en general, King puede estar más que contento. Pocas películas han logrado abarcar el ideario completo de su obra de esta manera, para recordarnos, una vez más, que los monstruos viven dentro de nosotros. Nos visitan, disfrutan viniendo a vernos y aterrorizándonos. Y como diría el propio autor, a veces ellos ganan. A veces.

A favor: lo bien que Muschietti ha sabido plasmar los miedos infantiles y la obra de King en general
En contra: que más de uno no se una al pacto de infancia que supone verla, el abuso de los jump scares

Calificación ****
No se la pierda

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