Hay
películas que no soportas en un principio, pero que con los sucesivos
visionados se vuelven casi imprescindibles. La siguiente lista, personal e
intransferible, va dedicada a todas esas películas que aborrecí durante su
primer visionado, pero que han acabado gustándome con el paso de los años. Sé
que hay decisiones polémicas, pero lo siento. Era joven y no sabía lo que
hacía. Aviso, los últimos puestos, por orden alfabético, pueden generar
polémica.
A.I.
Inteligencia Artificial
Tiene tantos cambios de
ritmo, de temática, de estética… que es imposible no desconectar de ella. De la
luminosidad y magia spilbergiana de
su primer tramo pasamos a un pasaje mucho más oscuro y death metal, continuamos con un canto a la esperanza, y finalizamos
con uno de los epílogos más prolongados de los últimos años –sí, más que el de “El
retorno del rey”-. Por si fuera poco, Spielberg pretendía con ella retomar un
proyecto inacabado de Kubrick, por lo que las expectativas eran enormes. La magia
del rey Midas acabó haciendo el resto: con los años, se ha convertido en una
bellísima película. Sólo hace falta darle una oportunidad.
El
guateque
¿Se suponía que tenía
que reírme? Con apenas 12 años no le vi la gracia, incluso recuerdo haberme
quedado dormido. No sabía el sacrilegio que cometía, ya que hablamos de dos
titanes de la comedia como Blake Edwards y Peter Sellers. Hoy en día, cuando la
pongo, sigo echándome unas risas con ella. Lo dicho, era joven e inexperto…
El
último gran héroe
Malas críticas, mala
taquilla… a mediados de los 90, con “Terminator 2” aún fresca y con la
inminente “Mentiras arriesgadas” a punto de barrer en salas, estos dos
conceptos no solían llevarse la contraria mutuamente en la carrera de
Schwarzenegger. Vale, excluyamos sus escarceos en la comedia, género en el que
a mí al menos me hace bastante gracia. Yo tampoco entendí “El último gran héroe”
en su momento, pero vista actualmente y entendida como una parodia del mismo
cine de acción marca Chuache, lo cierto es que tiene su atractivo. O yo al
menos le veo las intenciones, y disfruto con ellas.
Hook
Otro Spielberg a la
lista fue este frustrado intento de recuperar un Peter Pan crecidito y la magia
de la aventura del clásico de James Matthew Barrie. El público y la crítica le
dieron la espalda, y hoy en día pocos se atreven a decir que se diviertan con
ella. Pues o me hago pequeño con los años, o después de viejo veo una graciosa
aventura para toda la familia, una magnífica recuperación de un género tristemente
perdido al que Spielberg dio su particular toque. Y yo pienso que Dustin
Hoffman fue el Garfio perfecto. Y punto.
Jesucristo
Superstar
Como gran amante de los
musicales que soy, terminó maravillándome el score de este clásico de Norman
Jewison. Pero me costó horrores entrar en su juego, en su rollito hippy. Ahora, es de mis musicales favoritos.
Kill
Bill: Volumen 1
Sí, aunque parezca
mentira, detesté el primer volumen del díptico de Tarantino nada más salir del
cine. No entendí cómo se podía pasar de tres maravillas como “Reservoir Dogs”, “Pulp
Fiction” y “Jackie Brown” a este pastiche de cine de yakuzas, el western,
venganzas de cine noir setentero y
estética manga. Tuve que esperar unos meses para entender la película como un
conjunto, aunque sigo considerando el volumen 2 muy superior. Por otro lado,
gracias a ella entendí que el cine de Tarantino está compuesto por todos
aquellos géneros, pelis y series de tv que fagocitara de pequeño,
independientemente de la calidad de los referentes.
La
matanza de Texas
Sí, puede parecer
increíble, pero en mi niñez no era muy asiduo al terror. Tan poco que se me
hizo insoportable el clásico de Tobe Hooper. Nauseabunda, horripilante,
grotesca, desquiciante, asquerosa,… Lo que son las cosas, que con los años me
convertí en un aficionado a las vísceras en celuloide. Y en eso, esta película
es una delicatessen.
Los
padres de ella
Sí, mucho éxito de
taquilla, mucho respaldo de la crítica, pero yo no le encontré la valía. Sí, me
reí con ella, pero no por reírme iba a catapultarla al Olimpo de las proezas
cinematográficas. Había algo en ella, no sabría decir qué es, que me repelía.
Después de verla varias veces y de hacerme un asiduo a la obra de un
desconocido pero imprescindible de la comedia como Jay Roach, la considero un
mal inevitable. Y francamente desternillante.
Piratas
del Caribe: En el fin del mundo
Vale, “La maldición de
la perla negra” era molona, graciosa, divertida, aunque tuviera una fotografía
y una estética demasiado Disney. Su secuela, “El cofre del hombre muerto”, ya
no tenía nada que ofrecer, aunque ganó en medios y disfrutó de una mejor
ambientación, amén de utilizar la máxima de “cuanto más, mejor”, que hacía el
conjunto repetitivo y cansino. Pero que te planten una aventura de casi tres
horas donde casi todo lo que hay son diálogos, era ya el colmo. Y, lo que son
las cosas, vista hoy en día queda un entretenimiento épico, aunque no apto del
todo para audiencias familiares que vayan buscando acción sin límites. Una vez
más, la banda sonora de Hans Zimmer me hace levantarme de la butaca. Yo me lo
paso bien viéndola. ¿Soy el único?
Polar Express
Recuerdo ir a ver este
film al cine porque salía de las sabias manos de un maestro, Robert Zemeckis.
Lo que me encontré fue una calidad en la animación, especialmente en los
rostros y expresiones de sus personajes, de lo más discutible, y la repetición
hasta la saciedad del efecto montaña rusa. Varios años después, tras ponérsela
repetidamente a mis sobrinos, empecé a entenderla como un imprescindible cuento
familiar navideño. Si a los pequeños les fascina, por algo será. Además, tiene
una de las mejores bandas sonoras de los últimos años, y un desenlace
tremendamente cautivador. Eso sí, nadie le quita que Zemeckis no sea el rey en
esto de la captura de movimiento.
Psicosis
¿Fue un suicidio
aceptar hacer un remake tan innecesario como este? Pues sí, y así lo entendí la
primera vez. Sin embargo, con el tiempo entendí la audacia de Gus Van Sant –copió
plano a plano la original- y la vi como una parodia sin risas enlatadas del
clásico de Hitchcock. ¿Sigue siendo innecesaria? Por supuesto, pero siempre que
la veo se me esboza una sonrisa en la cara. Eso y que fuera tan osado como para
hacer lo que Hitchcock no pudo por culpa de la censura: añadir mayor carga
sexual y convertir a Norman Bates en un taxidermista que quería tirarse a su
madre. O eso es lo que yo entendí.
Showgirls
La considerada una de
las peores películas de los 90, y de la historia, y a día de hoy no entiendo el
por qué. Para que llegase a verle el encanto tuvo que pasar tan sólo un año,
cuando Demi Moore estrenaba “Striptease”. Eso sí que era una mala película,
tanto que me obligó a ver con otros ojos la cinta de Paul Verhoeven. Y, ya se
sabe, el hype era mayor en su peli, y no estuvo a la altura de las
circunstancias. Pero de mala, más allá de una realización un tanto ruinosa,
poco. De sexy, mucho.
Vanilla
Sky
Es imposible acabar de
ver esta película y no pensar en lo bien que jugó Alejandro Amenábar con el
suspense y los sueños en “Abre los ojos”. Pero el tiempo acabó poniendo esta
adaptación hollywoodiense con Tom Cruise en el lugar que merece, como su
hermana rockera –se nota la mano de Cameron Crowe en la realización y sus
ansias melómanas-, pasada de vueltas, new
age y cargada de cielos de vainilla. Es tan estrafalaria, que acabas
amándola. Y la banda sonora y el montaje son espectaculares. En su defensa diré
que el tramo final está mejor contado que el de la peli de Amenábar.