jueves, 30 de septiembre de 2010

La película del mes

Brazil ****1/2

El hombre que luchaba contra molinos de viento



"Hollywood es un lugar abominable. Si existiera el Dios de los Antiguos Testamentos debería hacer su trabajo y barrer el lugar del mapa. El único problema es que nos perderíamos algunos buenos restaurantes".
(Terry Gilliam) 
La utopía consiste en un mundo idealizado alternativo al presente y que sirve como crítica sobre este. Posiblemente sea la ciencia-ficción la que ha presentado las utopías más interesantes, desde el futuro apocalíptico de “Mad Max” (George Miller, 1979), consecuencia directa de la industrialización y deshumanización de nuestra sociedad, hasta el eternamente vigilado por el Gran Hermano de “1984” (Michael Radford, 1984) o los precogs de “Minority Report” (Steven Spielberg, 2002). Esta visión alternativa de nuestro mundo, sea futuro o no, puede ser optimista o pesimista, siendo esta última la que concibe la utopía como algo pernicioso para el individuo, alienado por un sistema que, por ejemplo, le exime de cualquier atisbo de libertad intelectual.
A este concepto de la utopía pesimista, también conocida como distopía, es al que pertenece “Brazil”, la película de Terry Gilliam que supone la primera muestra completa del imaginario particular de este brillante director y artista para algunos, pero a la vez odiado y ninguneado por otros. Todo lo que es Gilliam, y lo que será en trabajos posteriores, está presente en este filme. Pero además, “Brazil” presenta el choque de ambos modos de entender la utopía, el positivo y el negativo, como ya ocurriera en otras hermanas de su tiempo como “Blade Runner” (Ridley Scott, 1982) y “La fuga de Logan” (Michael Anderson, 1976).

Lo que retrata “Brazil” es a una sociedad deshumanizada y sumida en la más anodina burocracia, donde se debe rellenar cualquier formulario antes de dar cualquier paso adelante y donde las personas se preocupan más por las convenciones sociales que por atender a los que han caído víctimas de un atentado terrorista a escasos metros de la mesa del restaurante en el que cenan –otro ejemplo de deshumanización está en lo que comen, una papilla que se acompaña de la foto del plato que debería ser. Y también nos encontramos con un ambiente profundamente anacrónico, donde se juntan los coches de los años 50, los enormes edificios de los años 20 que parecen salidos del “Metrópolis” de Fritz Lang o los tubos neumáticos y las máquinas de teletipos como herramientas de comunicación, en un indescriptible trabajo de dirección artística de Norman Garwood. Sólo se nos da como referencia el hecho de que nos encontramos en algún lugar del siglo XX, por lo que más que ante un futuro posible nos encontramos ante una realidad alternativa, que a su vez puede servirnos como vaticinio de lo que está por venir. Y todo avanza con un aire de cine clásico, de cine noir.


En medio de ese barroco universo se mueve Sam Lawry, llamado a ser un hijo de la revolución, un hombre sumido en sus sueños en un mundo tan controlado que nadie se cuestiona la necesidad de un cambio. Un mundo que cuando comete un error, error que activa los engranajes del argumento, elimina todas las pruebas sin mostrar el menor sentimiento por las vidas que cobra. En sus sueños, Lawry se ve a sí mismo como un ángel salvador, obsesionado con su propia Dulcinea, a la que deberá salvar de las garras de un sistema que hace erigir grandes edificios sobre un precioso monte verde para aniquilar cualquier resquicio de libertad. Una industrialización que traerá a todo tipo de criaturas, desde el ser de piedra con el rostro del jefe del propio protagonista que le suplica que no le abandone hasta unas encorvadas criaturas con careta de bebé que esclavizan a todo el que se oponga a las reglas. Todo en los sueños de Lawry tiene su correspondencia con el mundo real, en ese cruce entre ambas realidades que finalmente pasará factura al personaje, que tararea el “Aquarela do Brazil” como himno de la libertad que anhela -tema musical que utiliza Michael Kamen en su inspiradísima banda sonora, de las mejores de su carrera.

Con múltiples referencias, siendo la más evidente la obra de George Orwell “1984”, “Brazil” es el primer muestrario de las rarezas y manías de un realizador único en su puesta en escena y sus historias, y que ha servido de fuente de inspiración para otros muchos directores –en sus movimientos de cámara, planos cenitales y subjetivos y en su siniestra ambientación y guiñolescos personajes podemos ver un reflejo, por ejemplo, de lo que serían las primeras obras de Jean Pierre Jeunet y Marc Caro. Tras el éxito de los “Héroes del tiempo”, Gilliam tuvo las puertas completamente abiertas para rodar lo que quisiera, y eso le permitió dar rienda suelta a su imaginación y acudir a Lewis Carroll –visible en sus personajes excéntricos e inverosímiles, su humor absurdo, la lógica matemática y cierta mirada infantil no exenta de malicia-, a Cervantes –Sam Lawry no es más que un Quijote preso de su propia esquizofrenia y convencido de que puede acabar con los gigantes y salvar a su dama- y a toda su experiencia como animador para “Monty Python’s Flying Circus” para tejer esta joya del séptimo arte que ha acabado por convertirse en pieza de culto.

Y sí, lo he omitido por conveniencia, porque prefiero centrarme en la figura del cineasta antes que en su pasado como miembro del ilustre grupo cómico británico Monty Python. El único americano de ellos, nacionalidad a la que renunció en 2006, es quizás el más británico del grupo en sus maneras y en su forma de presentar sus historias, el que mejor ha soportado el peso de la irreverencia y su carácter subversivo, mientras otros como Michael Palin, Eric Idle o John Cleese, aunque sensacionales actores y comediantes, se han sumido en los convencionalismos de Hollywood.


Ahí teníamos a Gilliam, todo un Quijote dispuesto a luchar con las productoras en 1985, que pretendían quitarle la potestad de su obra. Mientras a nivel internacional se distribuía la versión íntegra de cerca de 140 minutos, a los mandamases de la Universal el final les parecía demasiado oscuro y preferían optar por un desenlace más feliz, algo a lo que Gilliam se oponía vigorosamente. Y todo ello tras rechazar a la Warner y la Paramount, por ser los únicos que no le ofrecían libertad creativa y decisión plena en el montaje definitivo. La Universal prefirió hacer oídos sordos y re-editó la película con su ansiado happy ending, a lo que Gilliam respondió con un anuncio a toda página en la revista Variety instando al estudio a estrenarla en su versión íntegra. Además, el mismo director realizó pases privados no autorizados por la distribuidora, gracias a los cuales “Brazil” ganó el premio a la mejor película del año de la Asociación de Críticos de Los Ángeles. Todo esto se saldó con el triunfo de ambas partes, dando lugar a un montaje final de 135 minutos supervisado por el mismo Gilliam.


Pero no fue solamente con los productores con los que Gilliam tendría que vérselas. Absorbente y meticuloso con sus proyectos, rechazaba las propuestas de su primer co-guionista Charles Alverson, hasta el punto de no acreditarle finalmente en la película. Fue entonces cuando escogió a Tom Stoppard como relevo, pero igualmente le hizo reescribir el libreto cuatro veces. Finalmente fue con Charles McKeown, más afín con sus ideas, con quien acabó de escribir la historia. Solamente Gilliam, Stoppard y McKeown fueron nominados al Oscar al mejor guión original, mientras que Alverson encabezó una dura batalla de casi dos décadas con el cineasta que culminó con la aparición de unos documentos que harían que Gilliam cambiara su versión de los hechos y admitiera que Alverson había tenido algo que ver en el proceso creativo de la película, cuando ya era tarde para acreditarle o hacerle merecedor de una nominación a los premios de la Academia. Como anécdota, la película tuvo muchos títulos preliminares antes del definitivo, siendo el más llamativo “1984 ½”, homenaje tanto a la obra de Orwell como al “8 ½“de Fellini, autor por el que Gilliam siente profunda admiración.


Y, como no podía ser de otra manera, Gilliam tuvo que lidiar además con los actores. Con un reparto de lujo, “Brazil” contó como protagonista absoluto con un espléndido Jonathan Pryce, a quien el director quería expresamente y desde entonces es uno de sus actores fetiche, ya que repetiría con él en “Las aventuras del barón Munchausen” –tercera entrega de la trilogía de la imaginación, comenzaba por sus dos predecesoras- o “El secreto de los hermanos Grimm”. Como co-protagonista se entrevistó a Jamie Lee Curtis, Rebecca de Mornay, Rosanna Arquette, Kelly McGillis, Madonna y Ellen Barkin, su favorita hasta que vio a Kim Greist, quien finalmente obtuvo el papel de Jill, la chica de los sueños del protagonista. Greist se comportó, para irritación del propio Gilliam, como toda una diva a pesar de ser su segundo trabajo, y hasta el punto de no estar contenta con su personaje y no mezclarse con sus compañeros entre toma y toma. Incluso se negó a que la tocaran, fobia que el director terminó atribuyendo a su personaje. Y como secundario, aunque su personaje sea el let motiv de la historia, tenemos a un casi irreconocible Robert De Niro, tan obsesivo con su personaje de fontanero terrorista –se preparó su papel a conciencia, entrevistándose con cirujanos y adaptando estas maneras a las de un fontanero- que llegó a exasperar al realizador, quien le había dicho que eligiera el papel de reparto que quisiera. De Niro escogió el de Jack Lint, amigo del protagonista, pero tuvo que ser convencido del peso del otro personaje al haberle prometido el de Lint a su colega Michael Palin. Completaron el cast Bob Hoskins y habituales del cine del ex Python como Ian Holm, Jim Broadbent, Jack Purvis o Katherine Helmond, actriz clásica de la televisión que saltó a la fama gracias a la sensacional serie “Soap (Enredo)” y que asumió el papel de la madre de Lawry, la superficial y adicta a la cirugía señora Lawry.


Dos nominaciones a los Oscar (guión original y dirección artística), el ya mencionado premio a mejor película del año y la en general positiva recepción por parte de la crítica no bastaron para repetir el éxito de “Los héroes del tiempo”. “Brazil” fue un fracaso en taquilla, especialmente debido a su precaria distribución y al hecho de ser una película tan difícil y personal. Algunos críticos sí que se cebaron con ella afirmando que era incomprensible e imposible de seguir. Y no es para menos. La confusión que hace avanzar la trama, la de los apellidos Buttle y Tuttle, y todo el papeleo administrativo que conlleva, pueden liar al espectador que no permanezca atento y el avance de la historia es complicado, pero estamos ante una obra que si no se ha entendido a la primera merece ser vista una y otra vez como pieza de arte que es.

“Brazil” es el primer acercamiento al universo completo de un director incomprendido, a veces injustamente maltratado por la industria, la crítica y el público. Una obra maestra convertida en película de culto que recoge todas las constantes del cine de Terry Gilliam, un Quijote que, a día de hoy, sigue luchando contra sus propios gigantes en una meca del cine que odia pero a la que necesita para seguir regalándonos joyas de la ciencia-ficción atemporales y únicas como esta. En lo que a Sam Lawry se refiere, acaba absorbido por sus propios sueños, loco y tarareando esa canción tan carnavalesca que da título a la cinta. Esperemos que a Gilliam no le gane nunca de esta manera la distopía.

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martes, 28 de septiembre de 2010

El corto cinéfago: "Alicia"


Cuando Alicia cruzó el espejo se encontró con una nueva realidad, un nuevo reino donde dejar volar su imaginación y sus deseos. El corto cinéfago que les presento lleva al extremo la idea desarrollada por Lewis Carroll. Alicia comienza siendo una chica aparentemente inocente que está descubriendo su sexualidad, hasta que algo inesperado la sacude y la hace despertar. Alicia conocerá la cara oscura del deseo, la dominación, la dependencia, la anulación de la personalidad, del cómodo camino de delegar responsabilidades en una figura materna, para al final escapar del espejo y ser libre, independiente, capacitada para vivir en el duro mundo real.

Jaume Balagueró sorprendió a propios extraños con este provocador cortometraje sin diálogos y repleto de turbadoras imágenes subliminales merecedor del premio al mejor corto en el Festival de Sitges de 1994. En este primer gran éxito sorprende la atmósfera, algo característico en su filmografía, y explora en él algo tan básico en trabajos posteriores –presente en “Los sin nombre”, “Darkness” y “Frágiles”- como la actitud de dependencia de las madres con sus hijas, y viceversa, y la necesidad de echar raíces y escapar de ese yugo. Balagueró indaga en la sexualidad femenina de una manera casi lasciva pero con mensaje, pasando de la menstruación al sexo más bizarro como herramientas de descubrimiento de la propia personalidad.

Enlace de descarga [by -Darko-][41.95MB]

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domingo, 26 de septiembre de 2010

Llega "The Walking Dead" la noche de Halloween a la tv americana


 Es posiblemente uno de los estrenos televisivos del otoño -con permiso de Scorsese y su “Broadwalk Empire”, de la que ya hablaré más adelante. “The Walking Dead” aterriza el 31 de Octubre, la noche de Halloween, en las pantallas americanas, y tan sólo cinco días después en las españolas de la mano del canal de pago FOX. Creada por el prestigioso director Frank Darabont (“La milla verde”, “La niebla”, “Cadena perpetua”) y el productor Gale Anne Hurd ("Terminator", "Aliens") y basada en la serie de cómics mensuales homónimos –en España se publican por volúmenes, con un total de 10 hasta la fecha- publicados desde 2003 y creados por Robert Kirkman y Tony Moore, “The Walking Dead” relata una historia de supervivencia en medio del caos creado por una horda de zombis de origen desconocido. Concretamente seguimos a Rick Grimes, un policía de Kentucky que en pleno cumplimiento de su deber resulta herido y despierta de un estado de coma para encontrarse con un mundo devastado y arrasado por cadáveres hambrientos de carne humana.



Una gran noticia para los fans del género y del cómic original, en el que Darabont recurre a caras desconocidas -Andrew Lincoln es el protagonista- frente a otras populares de la pequeña –Sarah Wayne Callies (“Prison Break”)- y la gran pantalla –Michael Rooker (“Henry, retrato de un asesino”, “Alerta máxima”)-, junto a algún rostro ya familiar del cine de Darabont como el de Jeffrey DeMunn. Les dejo el tráiler oficial para que vayan abriendo boca, y espero que no se deshagan en babas como me pasó a mí.





viernes, 24 de septiembre de 2010

LA CRÍTICA

Machete ****

El nuevo héroe mexicano

Si algo desprendían los primeros trabajos en Hollywood de Robert Rodríguez era ese aroma a cine fronterizo, a medio camino entre la acción mexicana de “El mariachi” y el blockbuster cinéfilo de “Abierto hasta el amanecer”, el cine de un forastero que se adaptaba a la industria pero reticente a dejar de lado sus raíces cinematográficas. Y aunque no se puede decir que en obras posteriores haya renegado de sus orígenes, sí que se intuye que sus películas han acabado por parecerse a lo que dictan los cánones de la meca del cine.


Desde el primer minuto, la llegada de este duro vengador con el vapuleado rostro de un crepuscular y solemne Danny Trejo nos remite a ese tipo de cine con el que el realizador nos regalara los ojos hace más de una década. Porque “Machete” huele a tacos, arena y pólvora, como lo hacían las películas del director en sus comienzos.


“Machete” es, ante todo, la reconciliación con un tipo de cine que creíamos extinto, pero también es la perfecta comunión entre lo viejo y lo nuevo. Consecuencia directa del falso tráiler que acompañaba a la doble sesión golfa “Grindhouse”, del que se permite copiar escenas y planos para hacerla compatible con él como herramienta publicitaria, esta mezcla de serie B, cine mexicano y las pelis de los duros más polvorientos como Charles Bronson recoge lo mejor de “Desperado” y la espléndida “Planet Terror”. Es decir, acción, humor bizarro, violencia, desnudos, testosterona y estrógenos por las nubes y mucho, mucho gore.


Y eso es todo, puro entretenimiento y delirio carente de guión en muchos tramos –ni falta que le hace- que pierde el rumbo en sus últimos minutos pero que garantiza diversión de principio a fin. Como colofón, un reparto de lujo que cumple de sobra su cometido: a los habituales como Cheech Marin, Jeff Fahey -que ya aparecían en el tráiler original-, o Tom Savini se une el “angelical” rostro de Lindsay Lohan, la sensual Jessica Alba, la guerrera Michelle Rodríguez, los recuperados Don Johnson y Steven Seagal como excelentes villanos y toda una institución, Robert de Niro, sin miedo al ridículo. Ha nacido un nuevo héroe de acción que defenderá a los indocumentados, a los que va dedicada la cinta, y que en los créditos finales promete volver dejando un río de sangre a su paso.


A favor: lo bien que hermana lo viejo con lo nuevo de su realizador
En contra: pierde el rumbo en los últimos minutos, pero se le perdona, y que sea una película para un público demasiado selecto

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Gana un DVD de la sexta temporada de "Lost (Perdidos)"

Este año finalizaba una de las series más importantes de los últimos años, todo un fenómeno de culto que tras seis temporadas redefinió la narrativa televisiva. "Perdidos" dijo adiós a un viaje que comenzó en 2004 con la apertura de un ojo, marca distintiva a lo largo de toda la serie, y con la historia de estos náufragos perdidos en una isla en apariencia desierta y rodeada de innumerables enigmas.

Para despedirla como merece, Osaca y The Walt Disney Company, con la colaboración de locoporelcine.com, sortean dos fantásticos packs de la sexta y última temporada de Perdidos, repletos de contenidos extra, entre los que se encuentra el esperado epílogo de la serie entre todos aquellos que respondan a una sencilla pregunta: ¿cuál habría sido en tu opinión el final perfecto para la serie, aparte del que nos presentaron? Entre las respuestas más originales se escogerán a los ganadores. Y recuerda, la temporada final sale a la venta en DVD y Blu-Ray el 22 de Septiembre.
 
Para concursar envía un correo a locoporelcine@ymail.com con tu respuesta y tus datos, y ¡mucha suerte!

CONCURSO FINALIZADO 
Ver ganadores aquí

 

lunes, 20 de septiembre de 2010

LA CRÍTICA

Noche y día ***1/2
(Knight & Day)

Misión más que imposible

Cuando me enteré de que Tom Cruise y Cameron Díaz rodaban “Noche y día”, necesario título español del intraducible juego de palabras original, no me vino a la cabeza el hecho de que repitieran como pareja cinematográfica, sino más bien la idea de que esta película no era más que el desesperado alarido de auxilio de dos estrellas en clara decadencia, él por haber dinamitado solito su carrera en pos de sus excentricidades –léase cienciología- y ella porque, no nos engañemos, hace años que dejó de ser rentable para la industria y se le dio más importancia en la industria que la que realmente tenía.


Pero una vez me fui adentrando en los detalles de este proyecto más me atraía la idea de la que partía. Lo mejor es que ya en su media hora inicial, “Noche y día” hace una genial carta de presentación y no defrauda en sus intenciones. Tremendamente consciente del tipo de film que es, esta alocada comedia de acción coloca a un Cruise espléndido capaz de reírse de sí mismo, y particularmente de su personaje más célebre, en la que posiblemente sea la misión más imposible de su carrera. Imposible porque en esta película todo es tan inverosímil como entretenido.

James Mangold puede que no sea un director muy personal, pero sí es un eficiente artesano que rara vez defrauda, capaz de pasar del terror psicológico de “Identidad” al western crepuscular de “El tren de las 3:10”, pasando por los dramas “Cop Land” y “En la cuerda floja”, sin despeinarse y con óptimos resultados artísticos e interpretativos. Y sobre todo, evitando que el público se aburra en la butaca, en esta ocasión gracias a un guión fresco –mejor incluso que el de algunas producciones más importantes y esperadas de nuestro tiempo- y un frenético montaje que usa los desmayos de su protagonista como inteligentes elipsis temporales que acorten el metraje.


Así que eso es lo que tenemos en “Noche y día”, acción a raudales, salvo algún momento en el que llegamos a echar de menos los tiroteos y no queremos tantos diálogos, y buena dosis de humor en una parodia de las películas de espías de toda la vida, con una pareja protagonista con bastante química y, siento repetirme, un Cruise tan grande, autoparódico y autoconsciente, como la misma cinta.

Al final todo el revuelo formado en España por su filmación queda en nada, y poco importa que reinterprete a su manera los Sanfermines. Todo forma parte de ese universo en el que todo es posible y que se adueña de la trama casi desde el comienzo, haciendo que los espectadores entren en su juego casi sin pestañear y le perdonen cualquier licencia, por exagerada que sea.

A favor: Tom Cruise y su naturaleza de producto autoparódico y alocado
En contra: es una película palomitera, sin más, y como tal no pasará a la historia

jueves, 16 de septiembre de 2010

Una semana de despedidas... y una alegría

Esta semana nos han dejado tres eminencias del celuloide, una de ellas mundialmente reconocida y las otras dos pertenecientes a esa estirpe de intérpretes secundarios de toda la vida, esos cuyas caras reconoces a la primera pero pocas veces conoces su nombre.

¿Qué decir que no se sepa de Claude Chabrol? La etapa que más recuerdo de Chabrol fue la que me tocó vivir, la de las dos últimas décadas, cuando nos regaló joyas como “Madame Bovary”, “La cérémonie”, “No va más (Rien ne va plus)”, “Una chica cortada en dos” y “Merci pour le chocolat”. Pero si por algo se recuerda a Chabrol en los noticieros estos últimos días es por ser una de las leyendas vivas de la Nouvelle Vague, movimiento que no obstante abandonó temprano por un cine más comercial, algo que la crítica nunca le perdonó. Hasta el año pasado, este genial cineasta francés seguía en activo a sus 80 años tras más de medio siglo en la profesión.

Me sorprende que de Kevin McCarthy sólo se destaque en las noticias su Globo de Oro y la nominación al Oscar por “Muerte de un viajante”, con la que triunfaría también en el teatro, y por ser uno de los protagonistas de “La invasión de los ladrones de cuerpos” en 1956. Y me sorprende porque yo le asocio con otros papeles, hasta un total de más de 200 títulos entre cine y televisión. Participó en series como “Historias de la cripta”, “Se ha escrito un crimen”, “Sigue soñando” o “El equipo A”, que es básicamente de lo que yo le recuerdo, aparte de sus habituales apariciones en filmes de Joe Dante como “Piraña”. Y a pesar de que a sus 96 años aún seguía participando en películas, sus papeles cada vez eran menos notorios.


Lo reconozco, a Harold Gould no le conocía hasta que vi su foto, e inmediatamente me vino a la mente una película, “El golpe”. Y eso que ha aparecido en otras películas como “Patch Adams”, “La última locura de Mel Brooks” o “Primera plana”, y en televisión ha prestado su inconfundible rostro en “Las chicas de oro”, “Nip/Tuck” (aunque en esta estaba bastante irreconocible sin su característico bigote) o “Superagente 86”. Más de un centenar y medio de títulos avalan una trayectoria de poco menos de 50 años. Gould falleció a los 86 años de edad de cáncer de próstata.

Y haciendo un paréntesis, y sobre todo para no acabar el post con tan mal sabor de boca, felicitar a Álex de la Iglesia, que ha conseguido dos premios en Venecia para “Balada triste de trompeta”, al mejor director y al mejor guión. Por cierto, que Sofia Coppola, ex pareja del presidente de la Mostra, Quentin Tarantino, ha sido la gran triunfadora por “Somewhere”, de la que se dice que es la cara B de “Lost in translation”. Esta decisión ha molestado a muchos, que han acusado a Tarantino de nepotismo por favorecer tanto a Coppola como a de la Iglesia, buen amigo suyo y por quien el realizador estadounidense ha confesado en más de una ocasión sentir admiración.

martes, 14 de septiembre de 2010

LA CRÍTICA

Los mercenarios ***1/2
(The expendables)

Los (im)prescindibles de Stallone

Tengo que decirlo. Stallone es un tipo listo, un poco torpe a veces en la dirección pero increíblemente listo en los productos que maneja. Si “John Rambo” y “Rocky Balboa” abrazaban a sus dos iconos más fácilmente reconocibles con la idea, ya asumida por el intérprete y cineasta, del pesar de los años y el progresivo apagado de una estrella que debe dejar paso a las nuevas generaciones, “Los mercenarios” hace lo propio uniendo a toda una hornada de héroes de acción de las tres últimas décadas en un cara a cara generacional sin precedentes, algo que los fans del género esperaban impacientes.




Ahí tenemos a toda una leyenda viva de los 80 como Sly codeándose con dos compañeros de batallas como Arnold Schwarzenegger y Bruce Willis en la que posiblemente sea la más nostálgica de todas las secuencias y por ello la que menos se saborea por su celeridad. Y también le tenemos dando la réplica a un estupendo Mickey Rourke en una secuencia para el recuerdo. Pero se une también a nombres como los de Dolph Lundgren, Jet Li y Jason Statham, que llegaron más tarde y supieron hacerse un hueco como sustitutos de los grandes.




Quien asista a la sala para ver una sobredosis de acción y tipos duros está de enhorabuena. Tanto como si se es fanático de este tipo de cine como si no, “Los mercenarios” da lo que promete: diversión sin pretensiones, sin mayor trascendencia y sin miramientos hacia lo políticamente correcto. Le sobra posiblemente el haber pasado por el filtro de los nuevos tiempos (los efectos digitales a veces chocan un poco frente a la artesanía de los especialistas), le falta guión en algunos tramos y algunas escenas están mal ejecutadas. Incluso se echa de menos que haya más secuencias con el halo orgásmico y macarra del ataque desde el avión, más escenas de acción descerebradas, imposibles y sin complejos. Pero poco importa si el espíritu que desprende nos traslada irremediablemente a la época en la que él y sus compañeros de fatigas eran los amos del género.




Es imposible no rendirse al encanto de los prescindibles (como debía traducirse el título original) de Stallone, un bastión de la testosterona de las tres últimas décadas que tiende la mano hacia el relevo generacional personificado por la máquina Statham, que justifica su presencia en pantalla como el nuevo héroe de acción, por si alguien se preguntaba qué hacía entre tanta leyenda. Y encima Stallone y él hacen muy buena pareja artística.


A favor: ver a los representantes de la testosterona cinematográfica de las tres últimas décadas juntos, y el dúo Stallone-Statham
En contra: le falta ser más gamberra, y aprovechar tan poco las capacidades de algunos de sus actores

lunes, 6 de septiembre de 2010

Elige tus películas favoritas del mes de Agosto


Volvemos con las votaciones a mejores películas del mes, en este caso del mes de agosto. Recuerden que pueden elegir cuantas quieran y cambiar el voto si así lo desean. El 15 de enero de 2011 se cerrarán las votaciones y se hará el recuento para elegir las favoritas del año según los cinéfagos. Para votar sólo tienen que ir al menú derecho de la página, justo debajo del apartado Blogs y webs que sigo. Y aún pueden votar por las películas de meses anteriores. Muchas gracias por participar. Las candidatas de este mes son:


44 inch chest (La medida de la venganza)
Airbender, el último guerrero
Centurión
Como perros y gatos: la revancha de Kitty Galore
Conocerás al hombre de tus sueños
Jugada perfecta (Just Wright)
Killers
Los dos caballos de Genghis Khan
Los mercenarios (The expendables)
Mi refugio
Miedos 3D (The hole 3D)
Mis tardes con Margueritte
Origen (Inception)
Phillip Morris, ¡te quiero!
Predators
Repo Men
Salt
The Girlfriend Experience
The Karate Kid
The secret of Kells
Todo sobre mi desmadre (Get him to the Greek)
Un juego de inteligencia
Visión
Zombis nazis (Dead Snow)

viernes, 3 de septiembre de 2010

LA CRÍTICA

Miedos 3D **1/2
(The Hole 3D)

Dante vuelve del infierno


En los 80, Joe Dante supo combinar con maestría nuestros miedos y paranoias más tópicos con el humor más negro, pero procurando que el conjunto poseyera un aire de film juvenil propio de papá Spielberg. Su última proeza fue "Pequeños guerreros", que recogía las constantes de su cine pero con menos terror, antes de perderse en un pozo sin fondo de proyectos televisivos del que solo destacaría su participación en la serie "Masters of Horror". Por eso, más de un cuarto de siglo después de aquellas pesadillas residenciales que fueron "Gremlins" y "No matarás... al vecino", seguramente sus dos obras más recordadas, que no las únicamente memorables, convendría saber si el regreso de este maestro del terror juvenil mantiene o no el tipo.

La respuesta es no. Su última propuesta está lejos de parecerse a aquellas que le hicieran famoso, pero más que nada por el cambio generacional. Poco sorprenderá a la platea adolescente la historia de estos tres chicos que encuentran un agujero en el sótano de su nueva casa, un agujero del que saldrán sus miedos más profundos. Incluso el público más adulto, ese que se crió en la etapa goonie, añorará tiempos mejores, en los que payasos asesinos y fantasmagóricas niñas podían salpicar con un toque de humor las taquillas de medio mundo y arrasarlas.


¿Quiere esto decir que "Miedos 3D" es una mala película? En absoluto. En su corazón late el mejor Dante, pero los tiempos han cambiado, y la fórmula que funcionara en los 80 ya ha quedado desfasada. El director sabe jugar con los mecanismos del terror, generar tensión y mezclarlo con una sana dosis de humor macabro, hacer físicos los miedos ancestrales y hacer que todos pasemos un rato entretenido viéndola, a pesar de sus agujeros de guión, la previsibilidad del conjunto y un tramo final redundante -está ahí para justificar el presupuesto invertido en la nueva tecnología- a pesar de sus méritos artísticos .


Dante se acomoda a los nuevos tiempos, y para ello sacrifica parte de su mala leche y sucumbe a las tres dimensiones, formato que apenas se explota y con el que se intuye que no se encuentra del todo cómodo. Los que vayan al cine a ver una película de miedo saldrán decepcionados, aunque no se aburrirán. A alguien sin demasiadas luces, aprovechando el nombre de su realizador, se le ha ocurrido vender esta película como un terrorífico cuento de terror en tres dimensiones. Lo que encontrarán es una aventura con pinceladas de terror y humor que despierta la nostalgia por otro tiempo en el que Dante era un rey, más cercana a un episodio de la serie “Pesadillas”. Y el caso de España es aún peor, donde la genialidad de los distribuidores ha hecho que deje de lado el título original, "The hole".

Un reparto muy bien elegido -atentos a la aparición de Bruce Dern y al cameo, desaprovechado pero marca de la casa, de Dick Miller -, un inteligente juego con la luz y en definitiva, el viaje a los infiernos -la referencia a "La Divina Comedia", de Dante Alighieri, más allá de ser el libro de cabecera de uno de los personajes, es más que evidente- de un grupo de chavales que deben aprender a superar sus fobias. Todo ello a través de un oscuro agujero sin fondo en el que se proyectan nuestras peores pesadillas, las que crea un maestro del terror más inocente. Lástima que corran otros tiempos.

A favor: la recuperación, en parte, de un icono del terror como Joe Dante
En contra: su cine se ha quedado un poco desfasado