Típica y tópica
Ha sido la gran sensación del terror made in USA de este año. Esto puede deberse o bien a la escasez de cintas del género que se realizan hoy en día al otro lado del océano, o bien a que realmente el producto merece la pena. Esto último dejaría de manifiesto el buen gusto del público americano, mientras que lo primero serviría para constatar una vez más que una gran parte del cine que Hollywood realiza es por amor al dinero, sin un ojo puesto de cara a la calidad. Vista la película, el espectador europeo, que suele tener mejor juicio, no verá más que otra película de terror estadounidense, de esas con las que hace tiempo que no nos hace sufrir.
Analizando el resultado final, no es de extrañar el éxito que ha cosechado. Tanto en sus tramos inicial y final, “Los extraños” tiene ese aroma a película basada en hechos reales y que ayudan a dar credibilidad a la historia. En esos puntos, la forma de contar la historia recuerda mucho a “La matanza de Texas (2004)” -no a la original, que se preocupaba más de lo visceral- y a “Los renegados del diablo” de Rob Zombie, que con un tono casi documental dotaban a la historia de un convincente halo de veracidad. Éste es el detalle que más aprecian los críticos, cuando el cine de terror sirve para algo más que para asustar y se vuelve un género necesario para diseccionar la crueldad del ser humano.
El mayor mérito de su debutante, Bryan Bertino, es el haber detectado ese recurso a tiempo. En ningún momento muestra la verdadera cara del mal, porque sencillamente no es imprescindible. Lo que hay en “Los extraños” es violencia injustificada, la misma que, como rezan los créditos iniciales, acaba con las vidas de miles de personas cada año. Los últimos minutos, cuando los asesinos exponen la estremecedora razón de sus actos y la visualización de la escena del crimen, pertenece a esa corriente del terror movie con mensaje, apoyado en escalofriantes hechos reales -no los que sirven de base a la historia, sino cualquier hecho en realidad-.
El gran problema está en el desarrollo, tan arquetípico como las películas de terror adolescentes. Consciente de que lo que mueve al público a las salas es algo más que contar la misma historia de serial killers que otros ya hicieran antaño, Bertino rellena los minutos intermedios con todos los tópicos del género: escollos de guión en los que los protagonistas se las arreglan para quedarse a solas; sustos de mirilla en los que la protagonista acecha a través de cortinas, por donde sabemos asomará el asesino... incluso el plano final obedece al efecto susto previsible que sabemos de sobra que vendrá.
Se podría haber contado la misma historia de una manera más inteligente, sin recurrir a esos recursos que la hagan tan previsible y esquemática. Ya lo hicieron otros antes, aunque con mayor fortuna y sin caer en efecticismos recurrentes. Una lástima, porque los pocos momentos en los que subyace la lectura socio-psicótica de la sociedad el film logra convencer. Lo demás no resulta mejor que “Un San Valentín de muerte”.
Lo mejor: los escasos momentos en los que se asoma el cine de serial killers con mensaje social
The Strangers
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Terror, EEUU, 2008, 85 minutos Dirección y guión: Bryan Bertino Intérpretes: Liv Tyler, Scott Speedman
La vi y no me ha molao nada. Lo que si me he gustao es tu referencia a Un San Valentin...
ResponderEliminarMe ha parecido una mezcla entre Hallowen y Funny Games que no me ha cuajado...
el resto... lo que ya has comentao... previsible a más no poder y sin el buen efecto que producen sus antecesoras de género
Jaja la verdad, hasta Un San Valentín de muerte me cuadró más, tenga sentido o no la trama. Al menos no disimula sus raíces y sus intenciones, sino que demuestra lo que es: una de adolescentes del montón.
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