Debo reconocer que no siempre estoy inspirado en las críticas, que hay películas con las que los escritos me salen automáticamente y otras con las que no sé por donde comenzar a analizar. No es que las primeras sean mejores que las segundas, ni viceversa, es una simple cuestión de desarme de argumentos a la hora de alabar o deleznar un film.
Me ocurrió con “Muerde el ladrillo”, y ha vuelto a pasarme con “Familia colateral”. Desestructuraciones familares y familias alternativas hay muchas, y si no que se lo pregunten a los Corleone o los Addams, pero pocas veces con tanto humor negro y mala baba como en el segundo mediometraje (más corto que el anterior pero igualmente medio) de Manuel Ortega Lasaga. Por su media hora siguen pululando los más variopintos personajes, las más hilarantes situaciones, pero en esta ocasión con un mayor nivel de realización y planificación, sin por ello perder ese toque de cine experimental e improvisado que destilaba su debut.
Familia colateral nos habla no sólo de cómo un chaval acaba descubriendo el amor incondicional y casi de reality show macabro (ese abrazo entre el protagonista y Nico con banda sonora in crescendo es impagable) en otra pecualiar familia más normal que la suya propia, sino también de múltiples tramas colaterales, mezcladas con la principal. Así, vemos desvíos del argumento principal como el imborrable cameo de un Carlos Iglesias que anima al público a comprar entradas de “Un franco, 14 pesetas” en la misma entrada de un cine.
Lo primero que debe hacerse para disfrutar de “Familia colateral” es olvidarse de “Muerde el ladrillo”, no establecer comparaciones. Cierto es que le falta ese no sé qué que convertía al ladrillo en el remedio esencial de las crisis humanas, que no cuenta con Carlos Miyagi Ortega como gurú espiritual, pero la propuesta no deja de ser original y divertida. En lo que sí gana es en realización y sobre todo en ese sentido del humor tan negro que a veces hace sangre, el mismo sentido del humor que destila su sorprendente desenlace y algún que otro comentario acerca del trabajo del crítico cinematográfico con el que no dejo de estar de acuerdo.
Estamos ante el segundo desfile de infraurbanistas en mediometraje de la carrera de Lasaga -atención a la gran Loli García y al ya imprescindible Cristian Ortega-, ante la confirmación de que debe seguir adelante, ante una película tan bien construida como contada, con tantas ramas colaterales que incluso se ocultan en lo más oscuro de cada plano -¿qué lleva en las manos Loli García cuando vuelve a su casa?-. Y para terminar una mención especial a Jesusito, sin el cual no habría historia y al que esperamos ver aunque sea fugazmente en posteriores trabajos. Esta crítica no alcanza a satisfacer en palabras las sensaciones que el trabajo del director comienza a dejar en mí. Me pregunto por qué será.
A favor: un nivel de puesta en escena mayor y su macabro sentido del humor
En contra: verla pensando en "Muerde el ladrillo"
Título original: "Familia colateral"; Año: 2007; Nacionalidad: España; Duración: 30 minutos; Dirección, producción, guión, montaje, ...: Manuel Ortega Lasaga; Intérpretes: Cristian Ortega, Loli García, Nico Gutiérrez, Carlos Iglesias, Jesusito