Dos horas de nada
A Duncan Jones le ha
venido a ocurrir con cada nuevo trabajo lo mismo que a Neil Blomkamp, si bien
este último siempre ha tenido una vena mucho más comercial. Ambos comenzaron
con atractivas propuestas independientes de ciencia-ficción, con tantas buenas
ideas como técnica, pero se han visto incapaces de mantener el status de su
ópera prima una vez la maquinaria hollywoodiense les ha fagocitado, aunque los
títulos que han estrenado desde entonces no merecen en absoluto las malas
valoraciones que la crítica especializada les ha dado.
“Mute” es el descenso
particular de Jones a su particular infierno creativo, la confirmación de que
le estamos perdiendo cada vez más dentro de los parámetros del cine mainstream. En esto sí se le puede
diferenciar del responsable de “Distrito 9”. Pese a su caída en picado, este
último sigue manteniendo una coherencia narrativa y visual remarcable. En el
caso que nos ocupa, esto no se atisba por ningún lado.
Más allá de un
simpático, desconcertante por inesperado y hasta cómico juego autorreferencial,
“Mute” no ofrece nada nuevo ni se preocupa por hacerlo. Es la respuesta de
Netflix a “Blade Runner 2049”, pero sin alma. Las escenas se suceden unas tras
otras sin que tengas la sensación de que te estén contando nada en absoluto.
Las tramas se inician y cierran sin que aporten demasiado al conjunto -¿alguien
me puede explicar qué pintan los vicios ocultos de Justin Theroux en todo
esto?-. Sus personajes tienen elementos característicos –un prominente
mostacho, la falta de habla o un dedo, el pelo azul- sin que nada de ello tenga
una verdadera razón de ser más que el resultar cool. Todo parece improvisado y banal, como surgido de la mente de
su responsable conforme avanza el abultado metraje.
Y lo peor de todo, que
aburre. “Mute” ofrece más de dos horas de nada, de una historia de lo más
simplona pero mal contada, tratando de ser original en su concepción de los
planos –juega con los planos subjetivos, con los puntos de vista de sus
personajes-, pero en general haciéndote plantearte la pregunta de por qué se
han tomado las decisiones que se han tomado durante su concepción. Por qué los
personajes son como son, por qué ocurre lo que ocurre, por qué todo es tan
aséptico y hay tan poca cohesión en su conjunto. Para hacernos una idea, poco
de distinto hay entre este film y la tan cacareada “The Room”. Sólo su
presupuesto, y la escasa trascendencia de la que esperemos que goce la cinta de
Jones con el paso de los años.
A
favor: la graciosa e inesperada auto referencia de su
director
En
contra: nada en ella tiene cohesión, y que aburre
Calificación *
No pierda el tiempo
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