Fuera de control
Gloria lleva una vida
desastrosa. Olvida citas importantes, no tiene trabajo, sale hasta las tantas y
bebe a destajo. Su novio ya no la aguanta y la expulsa del piso que comparten
en la gran ciudad, así que no le queda más remedio que volverse a su pueblo
natal, a poner en orden sus prioridades y sobre todo su vida. Sí, “Colossal”
empieza como una comedia romántica. Hasta que ocurre lo inimaginable. Un enorme
monstruo aparece sobre Seúl sembrando el pánico, y aunque parezca mentira, Gloria
tiene más en común con esa bestia de lo que parece.
El monstruo no es más
que una excusa para hablar de algo más, y de paso para subvertir los géneros.
Ya lo hacía Nacho Vigalondo en la reivindicable “Extraterrestre”. Poner a dos
personajes en el epicentro de una trama rocambolesca llevada con la más
absoluta normalidad que no es más que un detonante para diseccionarlos. Aquí
además reformula el cine de kaijus y mechas de toda la vida y lo extrapola a
una lucha entre dos individuos humanos terrenales, para hablar de las
adicciones, de los abusones y de esos errores que cometemos estando fuera de
control.
Así de loco está este
señor, y lo cierto es que la idea es de lo más atractiva. Pero como le
ocurriera en ese curioso experimento fallido y agotador que era “Open Windows”,
el que realmente está fuera de control es el propio cineasta, tanto sobre el
papel como en la dirección. Vigalondo no sabe encontrar el tono apropiado con
el que contar la historia. O se pasa de dramático, o la comedia romántica vuelve
a otear por el horizonte de manera preocupante. No sabe cómo encarrilar a su
propia criatura, y esto se nota también a nivel argumental. Cuesta durante todo
su metraje atisbar qué es lo que quiere contar, de qué es metáfora ese colosal
monstruo que se rasca la cabeza continuamente y actúa como si estuviera
viviendo en una resaca de narices constante. Cuando ya parece descubrirse todo
el pastel –una mala decisión, desvelar el por qué de la extraña conexión entre
humanos y bestias-, la cantidad de ideas y temáticas que ha sembrado es tan
amplia que el conjunto acaba siendo errático e irregular.
Es decir, “Colossal” se
queda solamente en su prometedora idea de partida, demostrando una vez más que
las ideas en corto es lo que mejor se le da al cineasta. Todo lo que se
ramifica a partir de ahí es un quiero y no puedo que viene a recordarnos a su
vez que la carrera de Vigalondo no necesita de grandes estrellas y presupuestos
para ser enorme. En ese sentido, es su cinta más pequeña y modesta la que sigue
coronando su filmografía. Por lo menos, como elementos positivos, pues destacar
que se deja ver bastante bien, pese a varios bajones de ritmo, y que su pareja
protagonista está sensacional. Por lo demás, se echa de menos hasta ese ya
característico plano final que parecía que iba a convertirse en marca de la
casa. Una lástima.
A
favor: la prometedora idea de partida y la pareja
protagonista
En
contra: pierde el rumbo conforme avanza
Calificación **1/2
Se deja ver
No hay comentarios:
Publicar un comentario