Necropsia narrativa
Puede parecer que aún
es demasiado pronto para hablar en estos términos, puesto que tan sólo cuenta
con tres trabajos a sus espaldas, pero ha sido suficiente para vislumbrar
cierta coherencia en la carrera que hasta ahora lleva el noruego André Øverdal.
Si en “Future Murder” hablaba de la paranoia como manera de fundir de manera
peligrosa la realidad con las ensoñaciones, y en “Troll Hunter”, su mejor obra
hasta la fecha, aprovechaba el found
footage como portal cinematográfico capaz de unir esa misma realidad y el
folklore, en su nuevo trabajo se adentra progresivamente en otra leyenda
popular, en este caso norteamericana, al mismo ritmo que sus dos protagonistas
van diseccionando el cadáver de esa Juana Nadie que da título al film.
Porque “La autopsia de
Jane Doe” es, en sí mismo, un ejercicio de necropsia narrativa que va mutando
hacia el terror, sustentado fundamentalmente en la fuerza de un libreto que
sabe captar interés y generar suspense en torno a las causas de la muerte de su
inerte coprotagonista. Øverdal no necesita de mayores artificios que dejarse
llevar por el desarrollo de la historia para intrigar al espectador, valiéndose
además del solvente trabajo de Emile Hirsch y el gran Brian Cox.
Pero tan sólo en el
relato. Uno de sus talones de Aquiles reside precisamente en el hecho de que su
director no es capaz de sorprender a nivel cinematográfico con su trabajo tras
la cámara. El resultado es una propuesta que vale más por lo que cuenta que por
el cómo lo hace, y que acaba convirtiendo sus giros de guión en un film de
terror repleto de tópicos, uno de manual filmado con más corrección que
inspiración, a ratos inquietante y estremecedor, pero nada trascendente ni
remarcable.
Así, lo que queda es
una película bastante sugerente, mejor que otras mejor valoradas del pasado
año, a pesar de que termine usando buena parte del manido abanico de recursos
del género. Una que confirma la predilección de Øverdal por el fantástico, por
jugar con la “realidad”. Aunque en este caso no lo haya hecho a nivel artístico,
y el proceso de necropsia que propone se va pudriendo más que creciendo
interiormente. Justo lo contrario que nuestra querida Jane Doe.
A
favor: lo bien que atrapa su guión
En
contra: su rutinaria y correcta dirección
Calificación ***
Merece la pena
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