viernes, 7 de octubre de 2016

LA CRÍTICA. Swiss Army Man

Mi amigo Manny
No, esto no es una historia que roce la necrofilia. La abraza sin tapujos. Y sí, puede incomodar y repugnar a más de un espectador que no consiga entrar en su juego. Porque no es nada fácil.

“Swiss Army Man” no es un film fácil de clasificar. Consigue convertir lo putrefacto y soez en poesía. Gracias a su fotografía, al excelente empleo de la música fusionada de una manera peculiar con la trama –ojo al uso del “Cotton Eye Joe” o del tema central de “Jurassic Park” como referentes generacionales-, al formidable trabajo de su dúo protagonista –qué pareja hacen Paul Dano y Daniel Radcliffe-, y a la exquisitez y melancolía que desprende otro dúo, en este caso el formado por los debutantes Dan Kwart y Daniel Schinert –o los Daniel, como se hacen llamar- tras la cámara.

Porque lo que subyace tras esta fantasía cargada de nostalgia, lirismo y mucha ambigüedad, más allá de unas flatulencias y líquidos gastrointestinales que traspasan la pantalla, es una historia sobre el amor. Sobre el amor como bálsamo, como salvador de almas perdidas. Da igual si es entre dos hombres, y si uno de ellos está más muerto que vivo. Lo que importa en ella es cómo va forjando una amistad imposible y cómo esa amistad salva a sus dos protagonistas del olvido, de la soledad que impregna y cubre unas vidas que se están pudriendo con cada monótono día que pasa.


Pero hay que insistir, ésta no es una propuesta para todos los públicos. Habrá quien salga del cine con ganas de vomitar. Habrá incluso quien no llegue a verla entera, y acabe juzgándola por su superficie, como hacen algunos personajes durante el film. Pero para los demás lo que quedará es un emotivo viaje hacia la amistad y el amor sin barreras. Una versión indie y deliciosamente distorsionada de “Náufrago” que cambia a Wilson por un cadáver, bañada de humor, entrañas y emotividad sin caer en la sensiblería barata. Un torrente de emociones que supone lo más fresco y original que ha servido el séptimo arte en los últimos tiempos. Tan fresco como el cadáver Manny, el amigo más fiel y leal que uno pueda imaginar.


A favor: la exquisita dirección, el formidable uso de la música, y el trabajo de su pareja protagonista
En contra: que habrá quien la juzgue por su superficie

Calificación *****
Imprescindible

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