Esa bochornosa carta de disculpa
Durante su primera
mitad, “Capitán America: Civil War” lleva una impronta personal que recuerda
bastante a la colosal “Soldado de invierno”. En sus escenas de acción, en una
trama política que la aleja del blockbuster
familiar al uso. Podría decirse entonces que Disney ha confiado ciegamente
en los hermanos Russo como nuevos reyes de la franquicia marvelita, como
líderes que la guíen por el buen camino, ese que rara vez concilia taquilla y
calidad, ese que la aleje de las ansias infantiloides de ese enorme castillo en
el que habita el ratón más rico del mundo.
Nada más lejos de la
realidad. Esos momentos en los que los realizadores consiguen despuntar no son
más que gritos de auxilio de unos autores que, como ya le ocurriera a Joss
Whedon, han tenido que sucumbir a un plan mayor. Un plan que pasa por incluir a
buena parte de la camada superheroica de la casa, aunque sea de manera forzada –ay,
esos Ant-Man y Ojo de Halcón-, sin definir coherentemente por qué se posicionan
en uno u otro bando, y convertir esta guerra civil marvelita en una nueva
Vengadores. Una versión intermedia, una beta, poco pulida y que actúa como
bisagra poco engrasada, sin añadir nada que realmente merezca la pena contar.
Porque lo peor de “Civil
War” es esa sensación de que no lleva a ninguna parte dentro de este cada vez
más vasto universo cinematográfico, de que no conduce a los personajes a ningún
punto. Acaban exactamente en el mismo sitio en el que empiezan. Y en ese
sentido, el regusto que deja es el de que estamos ante un producto prefabricado
por la compañía para no quedar relegada al olvido mediático en un año en el que
la competencia es más feroz que nunca y viene golpeando con puño de acero y
algo de mala leche.
Y sí, estamos ante una
propuesta entretenida, ligera, amena, que se deja ver, pero no ante una entrega
que sea digna secuela de aquella maravilla con la que estos dos directores nos
sorprendieran hace unos años. Una película metida con calzador en la cartelera
para generar millones, tanto como ese irritante Spiderman con el que buscaban
sorprender a todos, tanto como esos efectos digitales de lo más inverosímiles,
tanto como ese villano cuyas motivaciones no le ofrecen la dimensión apropiada
para ser un gran malo de película. Pero satisfará sin duda al marvelita de pro.
A ese que se contenta con una blanda batallita entre amiguetes que sobra totalmente en el film, y que
no lleva a ningún lado. Para los demás queda solamente una bochornosa carta a
modo de disculpa hacia la audiencia. O hacia sí mismos. Para recordarse que no
vuelva a ocurrir. Esperemos.
A
favor: los Russo intentando respirar
En
contra: le sobra metraje, y no deja de ser un producto de
encargo innecesario dentro de la franquicia marvelita
Calificación **
Se deja ver
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