Pasión por el amarillo
Gollum, el Joker de
Nolan, Darth Vader… Crear un personaje secundario es un arma de doble filo. Si les
imprimes demasiado carisma, pueden hacerse dueños de la función. Todos tenemos
derecho a nuestros quince minutos de fama, que diría Andy Warhol. El cine de
animación no es ajeno a este hecho. Ya ocurría con los pingüinos de
“Madagascar” o la ardilla Scrat de “Ice Age”. Y también los Minions, que ya
demandaban a gritos –o con pancartas- su propio spin-off en los créditos
finales de “Gru 2”. Lo han conseguido. Tienen su propia película. La Minion
Manía ha llegado para extenderse.
“Los Minions” tiene
todo lo que se puede esperar de una cinta de animación familiar basada en los
tiernos y chispeantes personajes amarillos. Un ritmo vertiginoso, prácticamente
descerebrado y con unos cuantos tornillos de menos, diversión a raudales, puro
amor por el slapstick y referencias para que los adultos también se lo pasen
bien, en esta ocasión hacia la cultura pop sesentera, especialmente en su banda
sonora. Incluso se permite el lujo de tontear con la propia animación,
alternando técnicas que van desde la animación tradicional hasta esa guiñolesca
versión de “Los tres cerditos”.
La cinta no innova a
nivel argumental, ni lo pretende. Tras un prólogo que ya ha sido destripado en
los muchos avances que hemos visto, lo que tenemos a continuación es a los
simpáticos protagonistas en busca de un villano al que servir, hasta encontrarse
con su villano favorito. Y no hay más. “Los Minions” es una película hecha con el
piloto automático activado, que sabe de sobra que va a ser un gran taquillazo,
y que no se preocupa por ser algo más. Ahí está el guión, por ejemplo, donde la
villana ni resulta atractiva –excelente el doblaje de Alexandra Jiménez, por
cierto- ni está bien construida, quedando paradójicamente los secundarios –especialmente
su compañero Herb, también excelentemente doblado por Quim Gutiérrez- por
encima de ella.
Pero no deja de ser un
gran entretenimiento para toda la familia, con una elevadísima factura técnica,
y una animación 3D de primerísimo nivel Es lo que busca y ofrece, puro
divertimento. Un divertimento que, eso sí, llega un momento que satura. Porque
lo poco gusta, y lo mucho cansa. Estamos ante unos personajes que han hecho del
sketch su mejor baza humorística. Su
intención es llevar la comedia de los grandes reyes del cine mudo hasta
nuestros días. Desde Buster Keaton hasta Harold Lloyd. En formato largo el
conjunto se resiente porque, al fin y al cabo, Kevin, Bob y Stuart funcionan
mejor en pequeñas dosis, como bien demuestran los créditos finales, y la
tendencia del film es la de infantilizarse e idiotizarse al nivel de sus singulares
protagonistas. Pero será un éxito comercial. El merchandising será enorme. Lo sabemos. Existe una desmedida pasión
por el amarillo. Preparémonos, porque hay Minions para rato.
A
favor: las referencias a la cultura pop, su animación, que
entretiene,… y los Minions, claro
En
contra: el humor de los Minions funciona mejor en pequeñas
dosis
Calificación ***1/2
Merece mucho la pena
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