miércoles, 26 de noviembre de 2014

LA CRÍTICA. The Town That Dreaded Sundown (2014)

La matanza de Texarcana
Formulada como un dossier de un hecho trágico real aún sin resolver que atemorizó al pueblo de Texarkana en los años 40, “Terror al anochecer” acababa en su desenlace desprendiendo puro metacine con el estreno de la película en sí misma atrayendo a las salas a los habitantes de un pueblo que se resistía a dejar de mirar hacia su pasado. Es de una lógica aplastante, por tanto, que en su debut en el largometraje, el televisivo Alfonso Gómez-Rejón, formado como prometedor cineasta en la cantera de “American Horror Story”, haya entendido que lo relevante a la hora de abordar una nueva versión de ese clásico del slasher setentero – surgido al rebufo de “La matanza de Texas”- sea el legado, tanto el paterno filial como el cinematográfico, y que comience su film justamente durante una proyección del clásico de culto de Charles B. Pierce en un autocine.

Es el legado de la original lo que mueve la trama de esta nueva historia que empieza de manera fascinante y creativa, mediante un plano secuencia que presenta a los personajes, y que continúa con la idea de mantener esa dualidad fronteriza que tanto caracteriza a un pueblo que se sitúa a medio camino de Texas y Arkansas. Por un lado, no estamos ante un remake, sino ante una secuela que utiliza a su modelo como excusa para activar la trama, a la vez que se desarrolla de manera paralela a ella y la homenajea –el cameo de Spark Plug-. Se permite incluso insertar fragmentos de la obra de Pierce durante sus escenas de asesinato. Por el otro, se trata de una propuesta cuya acción se desarrolla en 2013, pero cuya estética es eminentemente setentera, del mismo modo que Pierce lograba una película de los 70 en su concepción del slasher con una deslumbrante ambientación de los años 50.


Y en tercer lugar, estamos ante un film que tiene sus raíces en la televisión, pero que no se olvida de ser cine. Por ella pululan las licencias artísticas y narrativas que su director ya ha exhibido en el ámbito televisivo, y el producto desprende cierto aroma a AHS. Planos inclinados, fuera de campo, fundidos, elipsis y cualquier otro tipo de recurso efectista del que ya haga abuso en la serie. No por casualidad en la producción está Ryan Murphy, verdadera alma mater de la serie, que deja su impronta en alguna escena de sexo o de corte homosexual y en la aparición de cierto secundario cuya presencia se justifica como uno de los engranajes argumentales esta secuela.


Pero no son sus excesos lo que la pierden, ya que estos dependerán de lo soportables que resulten en su vertiente catódica, sino que “The Town that Dreaded Sundown” comienza de manera convincente y arrolladora, y va apagándose conforme avanza el metraje. Su guión siente la necesidad de ampliar el dossier comenzado por Pierce, prefiriendo la investigación plomiza antes que dejar aflorar su vena más slasher, que no obstante nos regala algunas muertes bastante originales y perturbadoras. Este ambicioso intento de reboot de puro metacine desaprovecha su potencial  y lo efectista de su puesta en escena y acaba siendo poco terrorífico e intrigante, hasta llegar a una tópica resolución final que busca el giro argumental imposible a pesar de que dicha resolución se huele casi desde la mitad del metraje. Y finalmente acaba vilipendiando a su referente y no hace justicia a un material que lleva cuarenta años pidiendo a gritos ser revisitado y reiniciado. El asesino fantasma, el hombre del saco, merecía un reboot de mayor calibre.


A favor: el ejercicio de metacine que realiza utilizando la cinta original como leit motiv de la historia
En contra: el slasher que pudo ser y no es en pos de la investigación plomiza

Calificación **

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